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El pasado sábado 22 de junio tuvo lugar en el Auditorio Nacional de Música de Madrid una maratón de conciertos monográficos dedicados la obra sinfónica, de cámara y piano de Beethoven, con motivo de la celebración del día de la música. Dentro de este ciclo: ¡Solo Música! (II Edición), Mucho Beethoven, hubo presencia canaria representada por los tinerfeños Gustavo Díaz-Jeréz, la soprano Raquel Lojendio y Javier Negrín, centrado este último en la interpretación de las siguientes tres sonatas del genio alemán:

Sonata para piano nº 5 en Do menor, Op. 10, nº 1
Sonata para piano nº 15 en Re mayor, Op. 28 «Pastoral»,
Sonata para piano nº 30 en Mi mayor, Op. 109

Javier Negrín en el Auditorio Nacional de Música de MadridNegrín salió al escenario con gran seguridad y disposición, abordando con maestría la primera de las tres sonatas programadas, la nº 5 en do menor, Op. 10, nº1. Brillantez y transparencia absolutas en los movimientos extremos (Allegro molto e con brio y Finale. Prestísimo) que muestran la vital energía de un joven Beethoven en tensión de ruptura con la forma clásica. El joven pianista supo recrearse en el Andante molto central con un cuidado fraseo, sacando a relucir con gran delicadeza el carácter de los temas principales, consiguiendo un perfecto balance en los variados coloridos armónicos y tímbricos de este movimiento, así como en las respiraciones y planos sonoros “quasi” orquestales gracias al acertado manejo de los pedales del instrumento.

Uno de los platos fuertes del concierto fue la Sonata para piano nº 15 en re mayor, Op. 28 “Pastoral”. Un Javier Negrín más cómodo en el escenario nos dio, a mi parecer, una gran versión de esta monumental sonata de 28’ de duración aproximada. Desde el primer ataque al teclado quedó evidente la total asimilación del espíritu Beethoveniano de la etapa media por parte del intérprete. El famoso tema del Allegro inicial fue desplegado en toda su plenitud de posibilidades melódicas y armónicas, cuyo seguro arranque permitió el fluir natural del resto de la sonata. Negrín hizo un ejercicio de introspección interpretativa y técnica en los cuatro movimientos de la obra, poniendo en evidencia el vitalismo rítmico, los asertivos contrastes y el lirismo y dramatismo propios del mejor Beethoven. Esplendor, madurez de convicción y elegancia interpretativas se dieron la mano a la hora de controlar las fuerzas emanadas por esta sonata de referencia.

Para finalizar este “Tour de Force” pianístico Javier Negrín nos brindó la Sonata nº 30 en mi mayor, Op. 109, perteneciente a la etapa más madura del compositor de Bonn. Difícil y compleja obra en la que el genio alemán se aleja de los presupuestos clásicos para mostrarnos un mundo lleno de especulaciones formales, armónicas y de contrastes expresivos que abren las puertas a otros mundos sonoros. Negrín se enfrentó con bravura a los escollos de la partitura, consiguiendo hacer llegar al público la silueta general formal y expresiva de esta sonata, realizando una versión convincente y valiente. El enorme talento y musicalidad que presenta el intérprete que nos ocupa nos abre posibilidades futuras de escucha de esta obra en consonancia con su propia madurez. El reto por sí solo le valió el calidísimo y prolongado aplauso de un público entregado, que celebró con espontaneidad y admiración el gran papel que el joven maestro del pianismo canario y universal presenta en cada una de sus actuaciones y grabaciones. Bravo por Javier Negrín.

Juan Manuel Ruiz
Compositor
Académico de la RACBA

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