Los músicos no están obligados a darse de alta en la Seguridad Social si los ingresos que perciben no superan el salario mínimo interprofesional en el cómputo anual aunque sí deben , a pesar de todo, estar legalizados con su epígrafe fiscal correspondiente, aclaró Pablo Segado, abogado e inspector de trabajo en excedencia, durante el debate titulado Hasta aquí hemos llegado…, que se celebró el pasado miércoles en el Espacio Mala Vida, en Santa Cruz de Tenerife, en el marco del Festival Músicas Mestizas y + (MUMES), que cumple su décimo aniversario.

Debate Mumes

En este encuentro, convocado para debatir y reflexionar sobre la agobiante situación que viven a diario los emprendedores de las zonas con gran iniciativa de la ciudad como es, precisamente, la calle Clavel, en la que está emplazado el Espacio Mala Vida, se pretendía abordar las necesidades que las iniciativas empresariales demandan de la administración para agilizar sus proyectos y, por otro lado, la situación de incertidumbre y desconfianza que se ha creado en las últimas fechas, debido a la reciente actuación intensiva de la inspección de trabajo en los establecimientos nocturnos de copas que ofrecen actuaciones musicales en vivo.

Los participantes en la mesa fueron, además, el músico Rubén Díaz, Cristóbal de la Rosa (director insular de Cultura y Patrimonio Histórico),Tatiana Rodríguez Rabay (propietaria de la imprenta El Clavel y promotora del mercadillo Le Petit Cirque) y Constantino Hernández Reyes (Graduado Social).

Al término del debate se produjo un momento muy emotivo al  anunciarse, por parte de la organización, la entrega, en  dicho acto, del Premio Mumes a favor de la Multiculturalidad al escritor, traductor y director del Festival del Sur-Encuentro Teatral Tres Continentes de Agüimes (Gran Canaria), Antonio Lozano. El galardonado agradeció muy emocionado esta distinción por el hecho de ser un premio con acento mestizo, idea que defendió en el mundo en el que vivimos, donde aún se producen brotes de marcado carácter racista.

En el debate, el músico Rubén Díaz puso de manifiesto que la inspección de Trabajo tiene que buscar fórmulas para que el cumplimiento de la ley no se aplique con el mismo rasero a cualquier músico por el hecho de realizar su obra en vivo. El cantante, que goza de una dilatada trayectoria, se autodefinió como un creador que muestra su obra de forma esporádica y por una remuneración variable y mínima que no le permitiría soportar contratar los servicios de una asesoría para que le llevara al día sus papeles con la Seguridad Social o Hacienda. Rubén Díaz dijo que hay muchas clases de músicos y habría que tener más sensibilidad para analizar la situación personal de cada uno de ellos, ya que existen muchas diferencias y la inspección debe ser permeable a esta realidad.

Por su parte, Cristóbal de la Rosa, que recordó que lo que, en su momento, fueron grandes conquistas sociales de la clase obrera y bandera de movimientos progresistas, paradójicamente, hoy en día, por las convulsiones sociales y económicas que vivimos, esos mismos logros se transforman, en determinados casos, en una rémora para algunos colectivos sociales porque se convierten en lanzas contra su diezmada situación.  En ese sentido, Cristóbal de la Rosa dijo que no tenía sentido oponerse a la ley sino que había que movilizarse para presionar un cambio de la normativa legal que se adapte con rapidez a los nuevos tiempos.

El graduado social Constantino Hernández abundó en la propuesta del director insular de Cultura del Cabildo de Tenerife y manifestó que había que empujar todos los días para conseguir que las normas legales vigentes en el ámbito laboral, que datan de hace más de veinticinco años, sean moduladas con criterios actuales y en sintonía con la realidad social que marcan los nuevos tiempos de la crisis.

Por su parte, Tatiana Rodríguez puso de relieve la sensación de orfandad por parte de la administración que experimentan emprendedoras como ella cuando se proponen poner en marcha experiencias novedosas en la ciudad como su mercadillo Le Petit Cirque. En ese sentido, manifestó que, a pesar de que entiende que hay que respetar la ley, hay muchas posibilidades de que, desde el sector público, se estimulen nuevas iniciativas suavizando la burocracia. Tatiana manifestó que les han prohibido las actuaciones musicales en el mercadillo, mostró su preocupación por la inseguridad laboral de los artesanos que acuden al mismo y dijo que no han recibido apoyo de los organismos oficiales relacionados con su actividad para mejorar la imagen del entorno de la calle Clavel, en la que se emplaza dicho mercadillo.