Voy a confesarles algo ahora que nadie nos lee…

Hoy, después de mi dosis diaria de inútiles pajas mentales, me he iluminado. He cogido el Flexo Nikon de mi madre y me he sacado esta foto.

Foto de Bibiana Monje con un flexoEn un mes cumplo 30 años, y por coincidencia o no, mi vida en este 2013 ha dado un giro a lo “Fiebre de sábado noche”, que más que giro parece el Katrina bailando hip hop en mi plexo solar… lo que me ha producido, no sólo la pérdida metafórica de un par de dientes sino la oportunidad de observar como un gran ciclo en mi vida se acaba, y por consiguiente, otro está por comenzar.

¿A qué viene todo esto?

Aunque sea evidente que sigo teniendo los ojos empegostados en caca por la cercanía al huracán, hoy he alcanzado a VER algo que QUIERO en mi nueva vida, y es “ser ÚTIL”.

¡Ser útil!

Cuándo me propuse “hacer algo útil hoy” me quedé shockeada dando vueltas en el salón de mi casa, flipando 15 minutos porque no se me ocurría nada que yo pudiera hacer sobre la marcha y que fuera útil para otros. Mi cara debía de ser como la de Chicho Terremoto en plan: ¿cómo es posible que mi mente esté en modo “encefalograma plano” con esta pregunta?

Entonces, apareció en mi cabeza una especie de gusano negro cósmico neuronal petado de imágenes -ustedes me entienden- que de pronto me hizo observar, así de golpe y porrazo, el protagonismo desmesurado que tienen en mi vida una “jartada” de cosas inútiles y egoístas.

Aquí se hizo el silencio.

Mano escribiendo con un bolígrafoDe pronto, una pequeña sinapsis, o pedito mental, me hizo gesticular en forma de titubeo la siguiente frase: “dile a la gente que puede contar contigo”.

Inmediatamente un escalofrío recorrió mi espina dorsal desde el culo hasta la nuca, y casi de la mano apareció una conocida sensación que ponía en evidencia el terror que siempre me dio “darme a los demás” en un cierto nivel emocional.

Fue aquí cuando el Flexo Nikon de mamá saltó por los aires.

Vale. No saltó. Es mentira. Y menos mal, que si no el pedito no hubiera sido mental.

La cosa está en que quizás des-velando al monstruo pueda avanzar hacia adelante. Hoy puedo ver mi ausencia para con el otro, mi miedo al compromiso, a la decepción, mi lejanía… Puedo ver los límites con los que he cercado mi majestuosa y falsa torre de seguridad emocional, creyendo que ahí no llegaría jamás el dolor. Pero me equivoqué, es mentira, como lo del flexo. Nada podrá evitarme jamás el dolor, porque es parte inseparable de esta vida, al igual que la alegría y la satisfacción. Y lo sé, la teoría siempre la supe. Pero en este nuevo ciclo quiero hacerlo, quiero estar, aunque me tiemblen las rodillas, quiero experimentar un camino que ahora mismo siento lejos, y que tiene que ver con la generosidad, la aceptación y el agradecimiento.

¿Cómo? Ni idea. Hasta aquí puedo escribir. Sólo se me ocurre arriesgarme y empezar diciéndolo, abiertamente con el corazón:

“pueden contar conmigo, no hasta 5 ó hasta 10, sino contar conmigo”

Gracias a tod@s los que han llegado hasta el final de este texto, ni yo pensé terminarlo.

Ojalá les pueda ser útil.