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EFE.- La vendimia está en pleno arranque y, un año más, dará paso a la «temporada alta» para el enoturismo, un sector que sigue en alza y que se diversifica para atraer con propuestas que unen la recogida de la uva a recorridos en globo, burro o caballo, o al relax del spa, el yoga o el tai-chi.

Según el presidente de la Asociación Española de Ciudades del Vino (Acevin), Diego Ortega, la vendimia es «un momento especial que mucha gente quiere conocer y que se convierte en un factor adicional de atracción» turística.

En 2012 visitaron las rutas del vino 166.300 turistas en septiembre y 168.675 en octubre.

Ortega asegura a Efeagro que «a pesar de la situación económica actual, la tendencia del enoturismo se mantiene al alza», si bien «se ralentiza con respecto a años anteriores» con viajes más cercanos y más cortos.

Para la época más intensa en actividades que comienza ahora, la veintena de rutas del vino certificadas prepararan propuestas en las que no faltan paseos por el campo, visitas a bodegas, catas y degustaciones gastronómicas.

Los curiosos que se acerquen a la Ribera del Guadiana podrán, además de catar sus vinos, recorrer sus viñas de una manera muy divertida: a lomos de un burro; y quienes lleguen a Utiel-Requena podrán disfrutar de su variedad de vinos y de las fiestas de Requena.

En Tenerife se consolida una experiencia más exótica, el wine&sex, una cena-cata que invita a disfrutar del vino a través de la vertiente erótica y gastronómica con juegos y arte escénica, y cuya próxima edición será en octubre.

Dentro de la ruta de la Garnacha, en Tabuenca (Zaragoza), celebran este fin de semana su certamen más original, el VIII Concurso de comedores de albóndigas.

En la Ruta del Vino Montilla-Moriles (Córdoba), esperan los oficios del vino y se pueden visitar una tonelería artesanal, orfebrerías o una hojalatería; mientras que en Navarra el enoturista puede apostar por relajarse y combinar una visita por los viñedos durante la recolección con clases de yoga y tai-chi al aire libre.

Rebajar el nivel de estrés también es posible en la Ruta del Vino de Ribeiro, especialmente si se visita las termas de Prexigueiro, un espacio con ocho termas al aire libre, cinco de ellas de agua caliente bautizadas con nombres de los templos del camino de peregrinación japonés Kumano Kodo.

Otro foco de interés vitivinícola es la Ribera del Duero, hasta donde se puede llegar en el helicóptero que disponen las bodegas Matarromera o recorrer los 17 senderos que se han preparado haciendo senderismo o en bicicleta, al igual que en el Bierzo.

Para los más atrevidos, en la ruta del vino de Somontano la Sierra de Guara permite el descenso de los barrancos, una alternativa de ocio especialmente pensada para el otoño y que se puede combinar con visitas a muestras de arte rupestre.

Arte, pero mucho más moderno, puede encontrarse en la Ruta de la Rioja Alta, donde los enoturistas descubrirán «La bouteille de vin» («La botella de vino») de Pablo Picasso, que se exhibe hasta el 31 de octubre en e el Museo de El Torreón.

Turismo unido al vino que no es sino reflejo de esa tradición que ha vinculado la vendimia a la celebración de fiestas en su honor, como la de Alcázar de San Juan, la fiesta de la Filoxera en el Alto Penedès o la Fiesta de la Vendimia de la Rioja Alavesa, con una demostración de danza riojana.