german_lopez_wide“De Raíz” es el nuevo trabajo discográfico de Germán López. En su afán de experimentar con nuevas músicas, partiendo siempre desde la tradición donde el Timple se desenvuelve con naturalidad, el músico gran canario ofrece en esta ocasión un acercamiento al World Music y al Flamenco.

Cautivado desde hace años por la riqueza rítmica y visceral de estos géneros, Germán López propone adentrarnos en una nueva dimensión para su música y el Timple, en el que malagueñas, isas, polcas, tajarastes… se funden con bulerías, tanguillos, rumbas…

Todo ello complementado, por supuesto, con nuevas composiciones originales del propio Germán, que suponen un paso adelante en su búsqueda sonora personal y en la evolución del Timple, instrumento que nace y se desarrolla bebiendo de la música tradicional canaria pero ya abierto a nuevos retos, proyectos, escenarios e instrumentos de cualquier parte del mundo.

Hablamos ahora con esta joven promesa sobre su trayectoria, su relación con el mítico José Antonio Ramos, la situación actual del Timple y su visión del futuro.

– ¿Cómo se inició usted en la música?

«Mis orígenes musicales se encuentran en la guitarra. A los cinco años pedí a los Reyes Magos una guitarra. Me la regalaron y al ir a clase nos dimos cuenta de que la mano no me llegaba a las cuerdas, así que el profesor me recomendó empezar con su “hermano pequeño”, el timple. Así me iría familiarizando con la técnica, los acordes, etc., antes de pasar a la guitarra. En esos meses conocí al que sería mi profesor de ahí en adelante, quedé prendado del timple y nunca comencé con la guitarra».

– ¿Y cómo comenzó su carrera profesional?

«Mi formación musical más seria empezaría al entrar en contacto con el que luego sería Jose Antonio Ramos (en aquel entonces todavía no había iniciado su andadura como músico profesional). Un año más tarde empecé mis estudios de piano en el conservatorio hasta los dieciocho. Siempre he compaginado mi formación reglada de piano con mi formación lúdica en el timple. Al finalizar mis estudios clásicos he tenido formación moderna con diferentes profesores y escuelas».

– Evolución. ¿Cómo ha cambiado desde sus inicios hasta hoy?

«Espero haber cambiado mucho. En todas las profesiones la experiencia te debe dar madurez y perspectiva. Desde mi primer disco, Timplissimo, hasta ahora ha habido muchos cambios tanto personales como profesionales. He tenido la oportunidad de trabajar con muchos músicos diferentes de los que he aprendido muchísimo. En el plano más personal estoy intentando descubrir cuál es mi camino en al música».

– Claves del éxito, principales fortalezas y debilidades… 

«Quizá el éxito para un músico como yo está en seguir en el camino, con ilusión, con proyectos. A medida que ha ido pasando el tiempo ha habido gente que se ha sumado a la iniciativa de experimentar con el timple. La evolución creo que ha sido positiva, tanto en la cantidad de compañeros que han sido cómplices de mis iniciativas como en el público que se ha sumado a escuchar y compartir mi propuesta. La mayor fortaleza considero que es la constancia, la lucha diaria por conseguir mis expectativas a pesar a veces de la realidad profesional que me ha tocado vivir. Debilidades, muchas. La labor que desempeño está plagada de incertidumbre, ya que es un trabajo experimental y basado en la composición y experimentación, lo que supone una duda permanente acerca de si estoy o no en el camino correcto. Esas dudas a veces te superan y te frenan».

– ¿Le debe a alguien o algo lo que es hoy?

«A muchísima gente. Uno nunca está solo en el camino. Nadie me ha regalado nada jamás, pero sí es cierto que he tenido mucho cariño y apoyo a mi alrededor. Para empezar le debo todo a mis padres. Ellos siempre han apostado por mí y han sido los primeros en apoyarme. Los estudios musicales no son nada baratos, y con muchísimo esfuerzo, económico y personal, mis padres han hecho posible que yo pudiera formarme. Por supuesto, algunos profesores que he tenido son determinantes. Emilio Tabraue es el principal  valedor de que hoy día yo sea músico. Él supo transmitirme la pasión por los sonidos y la capacidad de ser feliz haciendo música. Jose Antonio Ramos a través de sus clases y de su música siempre fue un ejemplo de que con esfuerzo podría conseguir lo que me propusiera. Su visión del timple y la música ha sido y es un estímulo constante. Andreas Prittwitz me ha mostrado otras caras de la moneda, lo que ha supuesto un revulsivo para mi concepción de la música. Además de estos nombres propios, existen muchísimas personas anónimas que suponen aliento constante para continuar adelante en esta profesión tan sacrificada y a veces injusta: amigos, mi chica, mis hijos… Termino como empecé: uno nunca está solo en el camino».

– Proyectos del pasado (discos, conciertos, libros, docencia, etc.) ¿Qué recuerda con más cariño?

«En estos diez años desde que comencé mi labor profesional han ocurrido muchas cosas muy bonitas. Es difícil escoger una. He grabado cuatro discos, colaborado en otros muchos; he participado en proyectos muy bonitos; en publicado tres libros; he dado clases en colegios, escuelas,  universidad… Estoy muy feliz.

Echando la vista atrás recuerdo con más cariño la ilusión: de ser músico, de dedicarme a la música, de grabar discos, de viajar con el timple a dar conciertos, de colaborar con gente… En la actualidad estoy pendiente también de otras cosas que hacen que la ilusión esté un poco más difusa, y eso no me gusta. Pero entiendo que es la evolución normal de la vida».

– ¿Qué proyectos tiene en la actualidad?

«En la actualidad estoy inmerso en la divulgación de mis libros de partituras y mi último disco, “De Raíz”. Soy miembro integrante del proyecto “En Busca de Valentina” que une a Mestisay y Taburiente. Es un placer inmenso ser partícipe de un proyecto como éste. También formo parte del grupo “Malpaís”, junto a Domingo el Colorao, Carlos Oramas y Germán Arias. Es un proyecto muy bonito en torno al timple.

Intento ser músico. Estudiar, grabar discos, dar conciertos… pero la realidad cada vez me lo impide más. No estoy afiliado a ningún partido político ni soy adulador de ninguna tendencia, lo que hace que tenga que conseguir las cosas exclusivamente con mi esfuerzo y trabajo diario».

– Proyectos futuros. ¿Qué va a acometer próximamente? ¿Cuál es su gran sueño a largo plazo?

«Siempre tengo algo en mente. Cada mañana me pongo a trabajar con una idea en la cabeza. Por prudencia no voy a desvelar cuáles son mis objetivos actuales, pero hay muchos. Algo que me encanta de este trabajo es que no hay rutina. Cada día es diferente, ocurren cosas diferentes. Eso es maravilloso. Aunque pueda sonar algo cursi, mi gran sueño es seguir teniendo sueños, proyectos. Cuando pierda la ilusión en lo que hago, recogeré mis cosas y me iré a casa».

– ¿Qué Timple o Timples utiliza en la actualidad? ¿De que luthier?

«Utilizo un timple de Jesús Machín».

– ¿Le pesa o le abre puertas el ser un discípulo del malogrado José Antonio Ramos?

«Pues no sé contestar a esta pregunta. Jose Antonio Ramos ha sido mi profesor desde los cinco hasta los veinte años. Produjo mi primer disco. Me invitó a tocar muchas veces, incluso a grabar temas propios en sus discos… su influencia es total. El agradecimiento a él y su labor es total.

Por otra parte, siempre intento recorrer mi camino por mí mismo, ganarme las cosas por mi esfuerzo y seriedad. Intento ser muy responsable en todo lo que hago. No oculto ni ocultaré jamás la influencia y admiración personal y profesional hacia JAR. Siempre que he hablado de él ha sido porque se me ha preguntado, no he sido oportunista al respecto. En mis conciertos nunca he tocado un tema suyo… Cuando vivía no lo hice porque entendí que tenía que ganarme el aplauso por mis propios méritos. Ahora que no está entre nosotros tampoco lo haré. El respeto que siento por él y su familia va mucho más allá de eso».

Germán López

Germán López / Foto Sergio Sánchez

– ¿Qué recuerdo o anécdota destacaría de su experiencia con José Antonio?

«Recuerdo su pragmatismo en las cosas que hacía. Cuando algo quería hacer, lo hacía, y cuando algo pensaba, lo decía. Eso ha sido un gran aprendizaje para mí. Tras su muerte me ha sorprendido la cantidad de supuestos amigos que tenía y de admiradores de su labor. Pero no puedo olvidar a esa misma gente criticándole en su momento por utilizar un timple electroacústico o no tocar una folía en sus conciertos.

Yo me quedo con infinidad de momentos insignificantes de cada semana, en clase, en los conciertos, en Artenara. Eso lo llevaré siempre conmigo».

– ¿Cómo le afectan los recortes y la situación actual?

«Me afecta muchísimo, como a tantos otros. La música, en los tiempos que corren, se ha convertido en un artículo de lujo. Hay muchísima gente viviendo dramas diarios, y es comprensible que haya una disminución de ciertas actividades.

Hay facturas de hace un año que no he cobrado, y que tardaré en cobrar. Se sabe cuándo es el concierto pero no cuándo vas a cobrarlo. Es inadmisible. Un día iré al supermercado, cogeré una caja de leche y diré que ya pagaré… en seis meses o un año… a ver qué me dicen.

Esa es la realidad que vivimos algunos músicos como yo. Desgraciadamente para mí, no viví la época de las vacas gordas: de las subvenciones, de los cachés astronómicos, de las giras… Así que he tenido que desarrollar mi propuesta musical de manera muy humilde, poco a poco y con más ilusión que medios. Al mismo tiempo creo que eso me ha servido para aprender mucho, disfrutar y valorar más cada momento».

– ¿Qué opinión le merecen las políticas culturales en Canarias?

«No se tiene en cuenta el producto local. En el Womad los grupos canarios están, o estaban, de relleno a unas horas impropias y tocando gratis porque “es un orgullo tocar en tu ciudad”. Tocar en el Auditorio Alfredo Kraus o en el Pérez Galdós es imposible salvo que tu apellido sea extranjero… Pienso que se podría incentivar la participación de las creaciones locales mucho más de lo que se hace. Por ejemplo: cada vez que haya un grupo potente de fuera debería haber un grupo local de telonero, haciendo cuatro o cinco temas incluso, pero que tengan la oportunidad también de existir, de mostrar su trabajo. Podría haber festivales o ciclos de conciertos exclusivamente locales donde los grupos poder exponer su trabajo. Todo eso es imposible en la actualidad. Eso sí, si te vas fuera y triunfas entonces a la vuelta tendrás todas las puertas abiertas. Esa hipocresía me mata.

Se siguen pagando millones de euros por óperas a las que asisten cien personas. Y diciendo que no a otros proyectos con el argumento de que no llenan la sala. Me produce ardor de estómago convivir con eso.

No quiero que me den más que a nadie, ni que me regalen nada, solo pretendo poder trabajar. Si no hay, no hay para nadie, y si hay, hay para todos. Creo que es lo justo ¿no?»

– ¿Qué opina de la situación del Timple en la actualidad en Canarias?

«El timple goza de muy buena salud afortunadamente, pero no porque se apoye el instrumento desde un punto de vista administrativo o político, sino porque cada vez hay más gente implicada en su difusión y trabajando para él».

¿Y en el mundo?

«En el mundo es desconocido».

– ¿Cree que el Timple tiene suficiente relevancia como para que esté presente en el Conservatorio de Canarias?

«Por supuesto que sí. Es un instrumento local, representativo y con muchos seguidores de todas las edades. ¿Qué tiene que tener un instrumento para formar parte del conservatorio?»

– ¿Debería estar en las escuelas al igual que el silbo en La Gomera?.

«En las escuelas la formación no es reglada. Cumplen una función importantísima en la formación musical de la población, y se suele dar clases de timple en las escuelas dentro del “aula de folclore” o como timple solista.

Pienso que además de esta opción, el timple debe ser enseñado de manera reglada, es decir, que se acceda a él mediante un plan de estudios pormenorizado, con rigor académico, con garantías de un profesorado cualificado y sobre todo con la posibilidad de acceder a una titulación en el instrumento. Ello daría al instrumento y a sus estudiantes la cualificación que se merece».

¿Cuáles son los principales cambios actuales en el sector del timple? ¿Cómo cree que va a desarrollarse en los próximos años?

«Sobre el futuro no me atrevo a opinar, no tengo ni idea de hacia dónde va este barco. En la actualidad es común escuchar un timple en cualquier formato instrumental y en diferentes proyectos musicales. Pienso que eso es muy bueno.

Existen muchos timplistas, muchos discos de timple, cada vez más material pedagógico sobre el instrumento, y, sobre todo, gente interesada en el instrumento. Esto es lo que más valoro.  Cada vez hay más artesanos de timple, más experimentación sobre el desarrollo del timple. Es un instrumento que ha bebido y vivido del folclore pero que también ha evolucionado y se ha expandido técnica y musicalmente. Y eso ha ocurrido en los últimos quince o veinte años».

¿Cómo utilizan sus seguidores Internet? ¿Cuál es su trayectoria en relación a Internet? ¿Cuál es o va a ser el impacto de las tecnologías desde dispositivos y teléfonos móviles en relación con el timple?

«Internet es una herramienta muy útil. Principalmente para la difusión del trabajo, para estar en contacto con gente y mostrar tu profesión. Es igual de sencillo contactar con alguien en Brasil que con tu vecino de abajo. Eso es fantástico.

No estoy al día en la relación timple-tecnología. Supongo que es un campo amplio por recorrer. En cualquier caso, para mí el timple es música, y eso va más enfocado al terreno acústico, al contacto con la gente, más que a tecnicismos y tecnologías aplicadas. Ese es un terreno totalmente desconocido por mí».

– Debilidades y fortalezas del timple.

«Debilidades: quizá la carencia de bajos. Es una de sus señas de identidad (un timple con bajos para mí no es un timple). Hace que sea recomendable acompañarse de una guitarra o un bajo para que el mensaje sonoro sea compacto.

Fortalezas: la dulzura de su sonido. Es cautivador. La riqueza rítmica que posee al ser rasgueado. Tiene mucha fuerza a pesar de su pequeño tamaño».

– ¿Qué medidas deberían tomarse, según su criterio, para mejorar la situación del timple a nivel local e internacional?

«El timple es un instrumento de segunda desde un punto de vista institucional. No es tenido en cuenta, y a las pruebas me remito. Afortunadamente, la música es mucho más importante, y, gracias al público, los estudiantes, los artesanos y los músicos, el timple seguirá dando melodías al mundo.

En cualquier caso, no es mi cometido ofrecer medidas. Bastante es ya para mí dedicarme a la música. Las decisiones y las medidas deben tomarlas otros que son votados por el pueblo para que le represente, aunque últimamente eso no ocurra ni por asomo en nuestro país. Si se me propusiera en el marco adecuado, estaré encantado de dar mi opinión y aportar mi granito de arena, pero no se ha dado el caso.

– ¿Qué anécdota destacaría de su carrera hasta hoy?

«La verdad es que es un trabajo que da pie a muchas anécdotas. No destacaría ninguna sobre otra. En general me quedo con que el timple y la música me han permitido vivir experiencias muy enriquecedoras y ser muy feliz. En la actualidad vivo de la música. Bueno, malvivo de la música, pero lo hago con mucha dignidad y disfrutando al máximo cada minuto. Me considero un afortunado por poder vivir tantas experiencias bonitas en torno al timple y la música.

Soy músico, lo seré siempre. Otra cosa es que pueda dedicarme a ello».

– ¿Qué consejos le daría a una persona que se inicia en su especialidad hoy?

«El esfuerzo de cada día será el que haga que consigas tus metas. Esto intento aplicarlo a mi vida en general. Hay cosas que se consiguen sin esfuerzo, pero la satisfacción y la realización personal no se experimentan por esa vía».

 www.germanlopez.es