Conocer las películas que podrían servir para hacer una crónica de la historia reciente de nuestro país a través de las conquistas de las mujeres “es un trabajo que ha durado toda una vida”, asegura Diego Galán al referirse a su última película, el documental Con la pata quebrada, con la que se inaugura la octava edición del Festival Internacional de Cine Documental de Guía de Isora, MiradasDoc, este viernes, 1 de noviembre, a las 20.00, en el auditorio de este municipio del sur de Tenerife.

Diego Galán

Toda una vida le ha supuesto a Diego Galán conocer el cine español con la profundidad con la que él lo conoce, pero “por ponerle una fecha, digamos que un año” es lo que más o menos le ha llevado hacer una selección de 180 secuencias de películas para mostrar cómo el cine ha reflejado el camino de las mujeres españolas hacia una vida plena. “Lo que yo quería saber con esta película era si el cine español había contado este proceso de conquistas y cómo lo había contado”.

El proceso que se narra no es ascendente, ni creciente. Más bien, al contrario, al escoger como punto de partida la II República, el espectador asiste a un periodo “en el que las mujeres alcanzaron derechos como votar, divorciarse, abortar, trabajar con independencia del marido o del padre, trabajar al mismo nivel y con igual salario que los hombres…” -enumera el director de Con la pata quebrada-, para ver cómo “todas estas conquistas desaparecieron tras la guerra civil con el franquismo”, y luego ir recuperándose poco a poco, a medida que la larga extensión de la dictadura en el tiempo permite observar una evolución en el rol social de la mujer, hasta la llegada de la democracia.

Lo que el público de MiradasDoc podrá ver en la proyección inaugural de su octava edición son procesos que tienen que ver con el papel de la mujer en la sociedad española más reciente “igual que en la vida real, porque el cine solo refleja, no crea hacia delante, sino que refleja la vida real”, explica Galán. El resultado permite asistir a la observación del más descarnado machismo español, “con todo el humor y mucha ironía”.

Así, el cine es una buena fuente para crear un relato de la historia, especialmente, si nos fijamos en las películas “malas”: “aunque no lo pretenda, el cine “malo” refleja la vida real, no es un cine de batalla y por eso estas películas populares son muy útiles, mucho más que las películas profundas e intelectuales, para esto”, que no es otra cosa que hacer una crónica a partir de un montaje de secuencias de películas empatadas a un ritmo dinámico, que salpica en la conciencia del espectador frases e imágenes impactantes, más poderosas que un tratado sociológico.

A pesar del difícil destino de las películas hechas en la II República, “ocho años muy fértiles para el cine” en España, en las películas localizadas en la Filmoteca Española y en el fondo cinematográfico del sindicato anarquista CNT, Galán ha podido identificar que el cine republicano tuvo tiempo e interés en dar cuenta del nuevo modelo de mujer impulsado por la II República: “se reflejó la situación de la mujer con mucha facilidad y claridad”.

Todas las mujeres posibles de esta España cercana aparecen por la pantalla, en el recorrido que propone el director y crítico de cine, desde “la mujer liberada republicana, que especialmente se enfrenta a los curas, hasta el ama de casa sufrida, la pecadora, la puta, la monja y la mujer liberada, de nuevo”. El balance le permite concluir que, al menos el cine actual “no es machista”, un “cambio fundamental” al que se suma que se vive como un fenómeno normal el que haya cine hecho por mujeres.

El papel de las mujeres en la industria del cine español, del que estuvieron ausentes como directoras durante mucho tiempo, significa que “casi la totalidad de las películas seleccionadas están dirigidas por hombres, muchísimas son machistas y descaradamente machistas”, aunque también hay películas dirigidas por hombres que reivindicaron los derechos de las mujeres. Entre ellas, Galán recuerda Calle Mayor, de Juan Antonio Bardem, y La tía Tula, de Miguel Picazo.

Públicos tan diferentes como el francés o el mexicano “entienden y celebran” Con la pata quebrada, que continúa su recorrido por festivales antes de exhibirse en salas. “Eso fue la gran sorpresa”, dice su director, quien reflexiona: “no somos tan distintos… En un coloquio en Francia, una feminista dijo <<vaya, qué machistas, los españoles, desnudando a las mujeres>> y yo digo, bueno, los franceses desnudaron a Brigitte Bardot. Es cierto que en esas películas no aparece el estereotipo masculino del ‘salido’ español. Es más sutil, pero todos van a lo mismo”.