Tapas y Vinos_wide_color

Patrón de los pescadores, San Andrés y su festividad marcan parte del tránsito estacional del otoño al invierno, con celebraciones repartidas en toda Sudamérica. En la región chilena de Pica, los llamados alférez preparan una bebida fermentada y la fiesta, cargada de diablos, ramadas y elementos simbólicos, tiene que ver con el destape de la chicha. En la isla colombiana de San Andrés se expresan las raíces afro-caribeñas, con varias expresiones musicales y gastronómicas como el Festival del Cangrejo.

En la Península Ibérica también encontramos varios ejemplos de esta festividad. En Encinasola (Huelva) celebran una animada Feria de San Andrés y en Castro Urdiales (Cantabria), la fiesta tiene origen medieval y está abocada al sentido marinero del patrono. En Arnedillo (La Rioja) es muy popular la llamada Procesión del Humo.

En Canarias es una fiesta asociada a la apertura de las bodegas y la celebración de cortejos populares, catárticos y ruidosos. En los pueblos del municipio de La Orotava se corren los cacharros, que llegan a convertirse en algo más que pequeños cachivaches de metal, de tal suerte que los más audaces se atreven hasta con bidones, electrodomésticos o coches viejos para hacer ruido por las calles.

En otros pueblos del norte tinerfeño, como San Juan de La Rambla, La Guancha o Icod de Los Vinos o La Corujera (barrio de Santa Úrsula), se corren las tablas -maderas untadas con algún material que facilite el deslizamiento- para aprovechar las pendientes propias de esas zonas, en unas carreras en las que no es difícil que algunos salgan con alguna que otra magulladura.

Hay muchas hipótesis acerca del origen y antigüedad de estas tradiciones. Lo cierto es que correr las tablas y tomar un vaso de vino nuevo es lo obligado para despedir noviembre en Tenerife.