EFE.- La autora brasileña Nélida Piñón ha asegurado hoy que sigue siendo «una enamorada de la literatura» como un arte que «permite interpretar quiénes somos» y que, por ello, no ha «perdido la inocencia, como si fuera una joven escritora», a pesar de acumular ya décadas de oficio.

Nelida Pinon«Sigo teniendo devoción por la literatura», ha declarado Piñón, que subraya que la «eficacia moral y estética» del arte de escribir son los principales factores que le inspiran esos sentimientos, aun después de tener ya una dilatada trayectoria a sus espaldas que le ha valido ser reconocida con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2005, entre otros galardones.

La escritora ha hecho estas afirmaciones durante una visita que ha efectuado en Las Palmas de Gran Canaria a la casa natal, hoy convertida en museo, del más famoso autor del Realismo español, Benito Pérez Galdós.

Nélida Piñón ha reconocido que esta visita le ha supuesto «una emoción muy grande» por la proximidad que le ha hecho sentir con «un gran autor», en la medida en que ha podido recorrer las estancias donde transcurrieron los primeros años de vida de Galdós y tocar algunos muebles y objetos que le pertenecieron, como parte de su biblioteca o un escritorio donde redactó algunas de sus obras.



«Al estar aquí, con Galdós, me da la sensación de que lo conocí y de que me invitó, quizás, a un desayuno», ha señalado.

Nélida Piñón ha señalado que, en la casa del autor de «Fortunata y Jacinta», ella es «una brasileña que está aquí para aprender, modestamente, cómo tratar a un gran escritor» y no olvidar su huella, porque «para ser contemporáneo hay que ser arcaico, es decir, hay que tener en mente a todos los que vivieron mucho tiempo antes». Y ha añadido que, para ella, Pérez Galdós «sigue vivo».

Prueba de ello es que, al leer obras de autores actuales, es posible ver «la influencia y, además, el reconocimiento que ellos tienen a Galdós», ha sostenido.

Piñón ha añadido que, «leyendo los originales de los más jóvenes, se nota, más que la influencia, cómo Galdós enseñó a equilibrar una estética tan difícil como es la estética del realismo, cómo equilibrar realidad y realismo sin ser naturalista».

La escritora brasileña, que ha estado en la casa de Galdós invitada por el Cabildo de Gran Canaria, su propietario, ha confesado que «no esperaba que fuera tan extraordinaria, con tantos detalles que uno sucumbe con extrema facilidad a la memoria» del escritor, hasta el punto de que «recordarle en esta casa es darle vida de nuevo».

No obstante, ha precisado que ha viajado a Canarias por otras razones, en concreto, siguiendo la huella de una figura histórica y religiosa de su país que nació en el archipiélago: el jesuita tinerfeño José de Anchieta, fundador de Sao Paulo, al que el papa Francisco acaba de proclamar santo.

«Yo soy una seguidora de Anchieta, pero no de hoy», ha declarado, haciendo alusión al hecho de que no ha motivado su estancia en las islas su reciente canonización.

Piñón considera que la elevación de Anchieta a los altares «está bien», pero ha sido «tardía», porque ella opina que «tendrían que haberlo convertido en santo hace décadas» y que el retraso con que se ha hecho ha generado «frustración» en muchos compatriotas suyos.

La escritora ha precisado también que no cree apreciables solo los valores religiosos del santo, sino que se ha confesado «admiradora de la inteligencia, de la argucia histórica, de la habilidad de Anchieta de convivir con los aborígenes, con los indios» y de contribuir a forjar varios rasgos de la idiosincrasia de los brasileños, así como de sus ciudades.

Tanto que «siempre que hablo de Brasil hablo de Anchieta», ha sentenciado.

Esta galardonada con el Príncipe de Asturias de las Letras ha recordado, en todo caso, que su relación con Canarias va más allá y data de tiempo atrás, y, como ejemplo de ello, ha citado una anécdota que vivió en un congreso con literatos al que asistió en Gran Canaria en 1978.

En aquel entonces, cuando ella era «una joven escritora brasileña», Juan Rulfo declinó una invitación suya a dialogar un rato tomando un café con la excusa de que debía hablar de cosas muy importantes con Juan Carlos Onetti, para luego juntarse los dos a fumar sin mediar palabra.

«¡Esas eran las cosas tan importantes que tenían que hablar!», ha exclamado, entre risas, rememorando ese día.