Antonio Roca_wide_color

Uno de los instrumentos musicales más antiguos que uno pueda imaginar es el de piedras, para generar diferentes tonos y timbres. En la China de la dinastía Shang se describe su uso. El peculiar sonido metálico que producen algunos tipos de rocas, como los basaltos o fonolitas, motivó que su uso se hiciera patente en muchas culturas del planeta.

En la época moderna, el menorquín Antonio Roca reinventa el litófono, con la obtención, en 1901, de la Medalla de Oro de la Exposición Partenopea de la ciudad de Nápoles.

Los litófonos de la Canarias prehispánica están presentes en varios puntos de la geografía insular, y consisten en vistosas estructuras pétreas, en las que hay constancia de su uso para emitir sonidos musicales. Según los arqueólogos que los han estudiado (como Tejera Gaspar), los diversos topónimos que encontramos en el Archipiélago, como La Campana, Roque de la Campana o El Campanario, vienen a hacer referencia a este tipo de yacimientos.

En Lanzarote se conocen los ubicados en la Caldera de Sóo y en la Peña de Luis Cabrera, de Guatiza, ambos en el municipio de Teguise. Aparecen estructuras similares en la Vega de Río Palma, de Fuerteventura, en el Roque de Malpaso, del tinerfeño municipio de Arona Tenerife, y otro en Echedo, en El Hierro.

El ensayo Los litófonos de Tenerife, de Francisco Javier García Miranda es una amena y recomendable lectura para conocer este vestigio de los antiguos pobladores de las islas. Asimismo, José C. Cabrera, Mª Antonia Perera y Antonio Tejera son autores del trabajo Majos, la primitiva población de Lanzarote, en el que se hace un estudio de los litófonos lanzaroteños.

El Taller Canario de la Canción – en la década de 1980- incorporó litófonos en varias composiciones, aunque echamos en falta su incorporación en proyectos musicales actuales.

 

*Imagen: Fragmento de fotografía de Antonio Roca. Ver original.