EFE.- Maribel Verdú se ha presentado como antídoto contra la competencia que hacen al teatro importantes citas deportivas, como la final de la Liga de Campeones entre el Real Madrid y el Atlético de este sábado, cuando ofrecerá una función que se prevé que tenga lleno de público.

La actriz espera volver a triunfar frente a una esperada cita futbolística en el Teatro Cuyás de Las Palmas de Gran Canaria, donde, por designios del destino, ya consiguió hace dos años que se agotaran las entradas otro sábado en el que tuvo que competir con una esperada final del Mundial entre España y Holanda, según ha rememorado hoy al presentar en rueda de prensa su espectáculo.

Maribel Verdu en la rueda de prensa

«Pensábamos que no iba a venir nadie y llenamos esa función», en la que se representaba «El tipo de la tumba de al lado», ha recordado Maribel Verdú, que regresa este fin de semana al Cuyás para poner en escena, de viernes a domingo, el montaje «Los hijos de Kennedy», dirigido por José María Pou.

Esta producción precisamente se despide de la cartelera en la sala isleña, último escenario en que se podrá ver como colofón de una gira que durante casi un año ha llevado por teatros de toda España al quinteto de conocidos actores que forman su reparto, en el que figuran también Emma Suárez, Ariadna Gil, Fernando Cayo y Alex García.

Ni estos dos últimos intérpretes ni Maribel Verdú pudieron evitar dejar traslucir una emoción que incluso les puso los ojos llorosos ante esa circunstancia de acercarse al final de una gira que la actriz ha definido como una época «de felicidad absoluta».

«En giras como esta haces familia», ha declarado Fernando Cayo, que ha asegurado haber «disfrutado muchísimo» del que ha dicho que ha sido para sus protagonistas «un espectáculo especial», tanto en lo personal como en lo artístico.

Cayo ha destacando que a ello ha contribuido el hecho de que han ido «abarrotando los teatros» allá por donde han pasado incluso a pesar de que la estructura de la obra podría parecer, en principio, difícil de hacer llegar al público, en la medida en que está compuesta por «cinco monólogos entrecruzados».

Monólogos en los que cada uno de los actores se dirige al espectador «de tú a tú, como si estuviera hablándole en el salón», pero logrando, según ha subrayado, una conexión casi inmediata.

Esa conexión, que se alcanza superando la distancia que inicialmente podría pensarse que impondría la circunstancia de que la acción de «Los hijos de Kennedy» está ambientada en los años sesenta y amenizada con referencias históricas y canciones de entonces, la ha achacado Cayo al hecho de que, «cuando un texto teatral es bueno, siempre es universal».

En textos así, «realmente, se habla del ser humano», de «sueños, frustración, momentos patéticos, divertidos, emocionantes», cosas que comparten todo tipo de personas, y, «por eso, llega», ha argumentado.

Alex García ha afirmado que también ayuda a acercar el contenido del espectáculo al público el hecho de que en él se habla desde «una época que cambió el mundo», algo que hace que sus personajes transmitan mensajes cargados de «muchísima emoción».

Hasta el punto de que un discurso que hace casi al final Ariadna Gil suele ir acompañado de gritos y aplausos de los espectadores, que «se identifican plenamente» con sus palabras, ha relatado.

Tanto Alex García como Fernando Cayo y Maribel Verdú han augurado, además, que el grado de emoción habitual en su montaje será aún mayor en sus presentaciones en el Teatro Cuyás, en la medida en que todos sienten pena de decir adiós a esta gira.

«Espero que nos salgan las palabras», ha declarado gráficamente al respecto Maribel Verdú.