El antiguo Corpus Christi contenía elementos que hoy son habituales en otros ámbitos festivos. Uno de los más llamativos es el que se refiere a la presencia de instrumentos populares que forman parte del folklore ritual y procesional actual. Nos referimos a las castañuelas o castañetas, panderos, tambores, tamboriles y cascabeles. Según el historiador Manuel Hernández “en general tocados por negros que tenían fama de ser buenos ejecutores”. Estos instrumentos acompañaban diferentes danzas, algunas tan llamativas como la Danza de las Espadas, desaparecida en Canarias y de la que existen referencias en islas como Fuerteventura. Otras han pervivido en las islas occidentales, (sobre todo en Tenerife), como las de arcos que se bailan en Tegueste y Guamasa.

Cartel Tarasca_Waldemar_interior

Sr. Waldemar_Diseño gráfico

Junto con otros elementos monstruosos como la Tarasca o Bicha, los diablos o el Águila y el Pelícano, salían los Gigantes y Cabezudos (conocidos también como papahuevos). Estos últimos son uno de los cortejos más extendidos por Europa y América y sus primeras referencias son del siglo XII. Los gigantes son figuras que suelen representar a un rey y una reina, portados por una persona que los hace girar y bailar, generalmente al son de las melodías festivas de una banda de música popular. Los papahuevos son el complemento grotesco y desproporcionado, con cabezas enormes que representan personajes populares o arquetipos diversos, de gran arraigo en pueblos de Gran Canaria como Santa María de Guía o Agaete.

Las primeras referencias de papahuevos en Canarias datan del siglo XVIII, en la ciudad de La Laguna, como las que hacen Anchieta y Alarcón en 1749 o Viera y Clavijo en 1766. Será en esta misma ciudad tinerfeña que desfilen, junto con los otros elementos del antiguo Corpus, en el cortejo ‘Diablos y Tarasca’. La cita es el jueves 19, a partir de las 19:00 h.