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EFE.- Tiene sólo 30 años y acaba de comenzar en su tierra natal, Gran Canaria, el rodaje de su octavo largometraje, «Palmeras en la nieve». Adrián Guerra pertenece a una nueva generación de productores empeñados en transformar de arriba a abajo la imagen y el alcance del cine español.

«Nunca supe dónde estaba el límite», afirma el responsable de que viera la luz «Buried» (2010), de Rodrigo Cortés, un thriller con dos millones de dólares de presupuesto protagonizado por Ryan Reynolds que recaudó casi 20 en todo el mundo.

Pero la extraordinaria historia de Guerra, de madre funcionaria y padre comercial, comienza mucho antes, cuando en 2002, con 18 años, obtuvo una beca para estudiar Comunicación Audiovisual en Madrid.

En segundo de carrera dejó las clases. Se dio cuenta de que aprendía más leyendo el Variety, revista norteamericana especializada en el negocio del cine, y enseguida logró su primer patrocinio -del canal Calle 13- para crear la primera muestra de cine fantástico de Madrid. Tenía 20 años.

Ese festival va por su undécima edición, aunque Guerra ya no está vinculado a él, como tampoco lo está con la distribuidora Versus Entertainment que fundó en 2005 con su socio Alejandro Miranda.

Juntos trajeron a España títulos como «Nueve vidas», de Rodrigo García o «Tape» de Richard Linklater, además de producir «Buried» y el documental «Guest» de José Luis Guerín.

«El cine español siempre se ha movido en un círculo de cuatro sitios que hacen o deshacen tu película. Pero el mundo es muy grande y España sólo supone el 3 % del mercado mundial de cine», explica Guerra, hoy presidente de Nostromo Pictures y autodefinido como «fruto de la generación de internet».

El éxito de «Buried», ayudado por la buena reputación de la etiqueta ‘thriller español’ en el mercado internacional, le permitió lograr inversores para financiar, con un presupuesto mucho mayor, «Luces rojas» (2012), también de Cortés, con Robert de Niro y Sigourney Weaver como protagonistas.

«De Niro vio ‘Buried’ y quiso conocernos. Quedamos con él, le hablamos de ‘Luces Rojas’ y le encantó. Fue muy fácil», asegura. «El mundo es muy pequeño hoy en día. Antes parecía que había una casta y que tenías que irte curtiendo durante años para contactar con según qué gente y lograr oportunidades, pero hoy está todo más cerca».

«Y son posibilidades que no se están aprovechando», añade. Aunque hay otros nombres, como Emma Lustres (Vaca Films) o Enrique López Lavigne (Apaches), que se mueven en su misma liga, Guerra cree que son muy pocos comparados con los que hay en Inglaterra, Francia o Alemania.

No ayuda la inseguridad jurídica del sector, que el canario ha sufrido en carnes propias tras el jarro de agua fría que supuso la reforma fiscal anunciada por el Gobierno a finales de junio y que introduce un límite máximo de 3 millones de euros en la desgravación del Impuesto de Sociedades -hasta ahora no había límite-.

«La reforma nos ha obligado a replantear buena parte de la financiación de ‘Palmeras en la Nieve» -dice-, un filme con un presupuesto de unos diez millones de euros, que protagonizarán Mario Casas y Adriana Ugarte y que se estrenará en 2015, cuando en principio ya estaría en vigor la nueva normativa.

«Se ha complicado muchísimo la viabilidad económica de la película, y nos ha sucedido cuando ya estábamos aquí, con todos los contratos firmados», precisa, a lo que hay que añadir que el incentivo español «es uno de los más complejos del mundo».

«No compensa», señala y pone otro ejemplo: «The Gunman», coproducción de Nostromo rodada en Barcelona con Sean Penn, Javier Bardem e Idris Elba y 30 millones de presupuesto, sólo la parte española. «Hemos pagado en impuestos 5 millones de euros al Estado español», mucho más de esos 3 millones que podrán desgravarse a partir de 2015.

Guerra sabe bien lo complicado que es conseguir inversores para el cine español. «Es un sector muy desprestigiado. Muchas empresas no quieren asociarse al cine, aunque sea un buen negocio y su equipo legal y jurídico les diga que es adecuado y les encaja».

«Es un camino que tienes que ir haciendo. Poco a poco se va comprendiendo que hay un cine español diferente y que funciona», añade el productor, que ahora ya cuenta con una «base estable» de inversores.

Además de «Palmeras en la nieve», Nostromo Pictures estrenará en 2015 su primera comedia, «Cómo sobrevivir a una despedida», además de la citada «The Gunmen».

Entre sus proyectos futuros también está lo próximo de Paco Plaza, «Maldito viernes» y la resurrección de la película de Terry Gilliam sobre Don Quijote, un proyecto que el ‘monty phyton’ lleva más de una década tratando de sacar adelante, sin éxito.

«Nuestra propuesta para hacerla fue convertirla en 100 % española -rodada en España y con equipo de aquí-. Ese planteamiento ya no será viable con la reforma fiscal. Tendremos que hacer coproducción con otro país y rodar también en otro país».

El problema, al final, es de «inconsciencia», señala.

«No acaban de entender que los perjudicados con esta medida no van a ser Almodóvar, Javier Bardem, Bayona o yo mismo, sino los señores que mueven el carrito, el que ilumina, el eléctrico, el pintor, el carpintero. Estamos hablando de cientos de puestos de trabajo en cada película que se irán fuera».