Jesús Lens: “Sigues en el viaje mientras estás escribiendo”

En el inacabable debate sobre las diferencias que separan al turista del viajero, el andaluz Jesús Lens establece su propia pauta: a su juicio, el viajero es el que se prepara el viaje antes de partir, con conciencia de la aventura en la que se embarca. Lens matiza la célebre sentencia de Paul Bowles, cuando centraba ese matiz diferenciador en el uso del tiempo de uno y otro: el turista sabe cuándo regresa y el viajero se mueve con vocación de permanencia-. “Creo que hoy, con una tarjeta bancaria en el bolsillo, ya tienes el billete de vuelta”, explica Lens, “para mí, la diferencia es preparar el viaje, leer, documentarse, leer a los autores que han viajado antes al lugar al que te propones visitar”.

jesus lensEl autor de  Hasta donde el cine nos lleve. Viajes y escenarios de películaCafé-Bar Cinema, y Cineasta Blanco, Corazón Negro y que se encuentra diariamente con el público en su blog Pateando el mundo, participa en Periplo este martes, 16 de septiembre, en el Museo Arqueológico, donde a las 20.15 mantendrá una entrevista pública con el periodista tinerfeño Eduardo García Rojas, en la sección Conversaciones en La Ranilla del Festival Internacional de Literatura de Viajes y Aventuras de Puerto de la Cruz.

Lens, desde luego, es un viajero. “Antes de viajar, procuro encontrar el sentido del viaje. El mundo se ha estandarizado y otorgarle ese sentido lo convierte en una experiencia más sustanciosa”. Aunque, matiza: “es importante que la predisposición no condicione”, porque, si todas las necesidades se cubrieran con los preparativos, “no haríamos los viajes, nos quedaríamos con leer los libros o ver las películas. Lo bueno que tiene viajar es experimentar el aquí y el ahora del sitio, que quizá habías idealizado o que te sorprende con cosas diferentes”.

Estar aquí y ahora, en la selva tropical, en Costa Rica… y dejarse inundar por los sonidos… el coro de insectos, pájaros, monos… es la última experiencia que ha vivido Lens, este año. “Cambiar de banda sonora o que, sin esperarlo, el viaje te ofrezca un lugar en el que se encuentran tres ríos, justo cuando estoy trabajando precisamente sobre los ríos…” son las experiencias únicas que aporta partir y dejar atrás el escenario de la vida de todos los días.

El de Costa Rica fue un viaje sonoro, pero Lens señala que el sentido más activo es siempre la vista, entre otras cosas, porque “vivimos en una sociedad muy visual”; precisamente, por ese motivo, “lo que más te gusta cuando estoy viajando es el tacto”, que ve como un “símbolo de la experiencia: al salir de lo visual, entras en lo experimental, usar el tacto significa que estás participando de una experiencia”.

“Me gusta la sensación de realidad. A veces duele y escuece, pero eso es parte del encanto del viaje”. Por eso le gusta mucho viajar a África: “Allí, ¿qué haces? Con el simple hecho de estar, ya estás experimentando unas sensaciones que no tendrías de otra manera. Por ejemplo, la gente allí se toca más que en nuestra sociedad. No estamos acostumbrados a eso y el primer día te extrañas, pero el segundo lo haces tuyo y al tercero, estás totalmente impregnado”.

África le permitió encontrar un mundo fascinante y diferente. Primero, el Atlas, en Marruecos, supuso la ruptura con los recorridos por ciudades europeas, “una revelación” y, después, llegar hasta las ciudades fronterizas del Sáhara, en la ruta que lleva hasta Tombuctú,: “el encuentro con esa otra África, no árabe, sino negra, fue un gran impacto… al ver el cartel que anunciaba las rutas hacia Tombuctú me dije que tenía que ir… a partir de ahí me enamoré de ese otro tipo de viaje distinto, que es más sensorial”.

Entre las experiencias que se le han quedado grabadas, Lens recuerda la fragilidad de los instantes en los que parece que no ocurre nada y te lo juegas todo, como un banal accidente de tráfico este año en Costa Rica  o cuando parece que todo está perdido y el drama se deshace con lo más simple, como cuando hace un tiempo en Etiopía unos caramelos deshicieron un malentendido que parecía dar paso a un laberinto mortal. En Guatemala, el acercamiento a la boca de un volcán le hizo reconocer “lo que impresiona el poderío de la naturaleza”.

Destaca el encuentro con la lava en un volcán de Guatemala,  en Guatemala, subiendo a un volcán, nos anunciaron que te asomabas y se veía la lava pensé que era una exageración atrapa turistas y efectivamente, allí estaba la lava… pero la cosa es que se bajaba hasta la lava, efectivamente y llegamos a meter un palo en la lava y salió ardiendo…. El poderío de la naturaleza impresiona”.

Escribir para digerir

Más que un cuaderno de viajes profundo, Lens toma notas sencillas, registra anécdotas. “La escritura te permite deglutir lo que has visto. Me gusta pensar escribiendo y después es cuando las cosas tienen sentido… lo vas conectando con lo que preparaste previamente, con lo que has visto en televisión o cine,  y eso es lo que da sentido al viaje e incluso te prepara para los viajes futuros que vas a hacer”.

“Cuando viajas, lo importante es ir con todos los sentidos muy abiertos. Yo cuando viajo no escucho música ninguna, a no ser que haya un trayecto muy largo. A mí lo que me gusta es escuchar lo que se oye en el momento”. Lo que más le gusta es impregnarse: “no me gusta llevar gafas de sol, porque cambian la percepción de la luz y luego, cuando vuelves, todas esas impresiones las reflexionas y les das un contenido”. Es como viajar “con el mar picado y te bajas y continúas mareado, como si siguieras en el barco, pues eso es así con el viaje: sigues en él mientras vas escribiendo”.

Daniel Ortiz Peñate escribió ‘Hola Fondo Sur’ con la misma “libertad en estado puro” con la que viajó durante seis meses por América Latina

Daniel Ortiz Peñate llega a la segunda edición de Periplo con su novela Hola Fondo Sur, una historia que narra un viaje a medias real, a medias ficticio. “Es un viaje ficticio, basado en uno real. Hay partes del libro que fueron escritas sobre la marcha, bastante fieles a la experiencia, y otras partes que fueron escritas después, que son más ficcionadas”. En cualquier caso, es un viaje literario: “no es tan importante etiquetar…”, asegura, “eso solo sirve para clasificarlo en una librería o un almacén de distribución, pero son clasificaciones perniciosas a la hora de llegar al lector”.

Daniel Ortiz Penate

El único propósito de Hola Fondo Sur “es el viaje como inquietud literaria”, sentencia. El escritor grancanario presenta su novela con el periodista tinerfeño Eduardo García Rojas en la sección ‘Tan lejos. Tan cerca’ del Festival de Literatura de Viajes y Aventuras de Puerto de la Cruz, este martes, a las 19.00 horas, en el Museo Arqueológico de la ciudad turística tinerfeña. Daniel Ortiz lleva a Periplo varios ejemplares de su obra, para compartir su novela con el público.

El escritor, traductor y editor de Ediciones Escalera habla de libertad cuando recuerda su libro y el viaje que lo inspiró: “fue un viaje sin método”. El escritor partió de Sudáfrica, donde estaba trabajando, y su idea inicial era estar dos meses en América Latina y regresar a Sudáfrica para de allí dirigirse a Asia, donde estaría cuatro meses. Pero se quedó todo el tiempo en América. Igual de libre fue su forma de trabajo; durante el viaje escribió solo para sí mismo, porque “un diario te acompaña, sobre todo, si pasas seis meses viajando solo”. Solo después, el editor de Baile del Sol le propuso dar forma de libro a todos sus apuntes del viaje. “Hubo que rehacer parte del texto, fue un método casi tan anárquico como el del viaje… con esa libertad casi en estado puro que uno va buscando cuando viaja”.

“Uno fluye a su manera y eso es lo que se va buscando. Un viaje es transformación, un traslado en el tiempo, salirte de tu hábitat, mirar con perspectiva lo que ha sido tu vida, tu forma de entender el mundo”. No todos los viajes son tan “iniciáticos y reveladores” como pueden ser, aclara, “pero, una persona que hace el mismo viaje que yo, lo estaría contando de otra manera y eso es lo legítimo en la literatura de viajes… uno afronta la experiencia y la vierte en el formato que sea”, explica.

Ortiz Peñate se presenta con humildad. Insiste en definirse más como traductor que como escritor, aunque su obra ha recibido las mejores críticas, e intenta huir de los calificativos de los expertos, que en el caso de Hola Fondo Sur, han alabado la originalidad del lenguaje en el que se expresa su voz: “no creo que sea una forma tan novedosa ni rompedora, escribo inspirado por el tipo de viaje, a pie de calle, donde existen muchísima voces, donde los acentos van cambiando y eso hace que el libro sea inspirador sin uno añadir demasiado”, explica con sencillez.

El autor cree que en las técnicas literarias “está todo prácticamente hecho”, pero se puede “innovar con los elementos que tú quieres que se expresen en el libro”. En este sentido, asegura que ““para mí, la literatura de viajes puede ser uno de los vehículos donde más licencias te puedes permitir hoy en día, sin caer en un exceso de barroquismo, presentar una mirada limpia, la de quien mira por primera vez en una experiencia en la que te enfrentas a algo con el corazón bastante abierto”.

El autor de Hola Fondo Sur se identifica más con su papel de traductor: “es el trabajo que más me satisface… darle una voz, y a veces un acento en castellano, a autores a los que has admirado siempre es lo más valioso que he podido aportar a este viaje de la literatura”, dice, en referencia a su papel como traductor de los autores de la “santísima trinidad” de la generación beat, Jack Kerouac, Allen Ginsberg y William Burroughs, una labor que le ha permitido convertirse en uno de los especialistas más destacados en España en los tres míticos autores.