Acrósticos a Dulcinea

Acrósticos a Dulcinea
Poetas: Blas Benítez Domínguez, José Juan Benítez Martínez, Mouni Bouhsin Domínguez, Juan Miguel Carmona Santiago, Yinay Castro García, Lorena De León Hernández, Adrián Déniz Moreno, Said El Arbaoui Rodríguez, Yassin El Hamame Bendahman, Aroa González Negrín, María de las Nieves Guzmán Domínguez, Valentina Hernández Riaño, Kevin Luzardo Báez, Salma Mesnouni Lakrairi y Paula Suárez Viera ·|· Ilustraciones del centro: Mina Saddiki ·|· Prólogo: Rita Navarro Sánchez ·|· Imagen frontal de la cubierta: Bertha Sanjurjo Royuela ·|· Edición, proyecto y preliminar: Victoriano Santana Sanjurjo.

1ª edición: 23 de abril de 2015 ·|· Depósito Legal: GC 280-2015 ·|· Edición, diseño y maquetación: sadalone.org ·|· Impresión y colaboración en la edición: Librería Vecindario y Copistería Cervantes.

PRELIMINAR

Reconozcámoslo: los tiempos siempre han sido malos para la lírica; a pesar de ello, nunca ha dejado de haber poesía y, en consecuencia, nunca han faltado poetas. Dicho de otro modo: nunca ha dejado de darse la necesidad de dar forma escrita u oral a lo que en el ánimo y el intelecto humano se ha recreado con voluntad estética para satisfacer un placer emocional. Una simple tarjeta de felicitación, por ejemplo, que es objeto de todas nuestras atenciones para que el mensaje final sea singular y hermoso, pues el detalle así lo exige, es una prueba irrefutable de esta voluntad hacia lo bello y de esta necesidad de satisfacción.   Nada apunto sobre las calidades y naturalezas con las que se nos ofrecen estas escrituras u oralidades, pues son deudoras en buena medida de la técnica y el instinto lírico. Lo que me interesa destacar en este sentido es que todos (absolutamente todos) los seres humanos tienen la capacidad poética; o sea, están programados genéticamente para componer textos que, por su belleza, están llamados a conmover a quienes los lean o escuchen.

Los quince poetas que participan en esta humilde iniciativa editorial testimonian con sus composiciones cuanto afirmo. Sin tener hábitos literarios, han demostrado tener una admirable aptitud poética, pues se han enfrentado al reto de componer un poema con unas características nada fáciles [1] y, a mi juicio, lo han superado de manera sobresaliente.

Para el simple cervantófilo que esto escribe, es un motivo de regocijo el que vea la luz esta sencilla industria creativa: por un lado, porque, como el grano en el granero, representa una contribución más a la conmemoración del cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote (1615); por el otro, porque ha permitido que quince alumnos, en el año dos mil quince, se unan para formar parte de un proyecto literario cuya valía se irá acrecentando conforme pasen los años, los lustros, las décadas…

A estos y a Mina Saddiki, nuestra excelente ilustradora,[2] quiero dar las gracias por el privilegio que ha supuesto para mí trabajar con ellos; a Rita Navarro Sánchez agradezco el feliz y entrañable prólogo; al fenomenal equipo de la Librería Vecindario y de la Copistería Cervantes vayan mis gratitudes por el apoyo a esta iniciativa editorial; y a ti, lector, también quiero expresarte mi agradecimiento más sincero e intenso por formar parte de la vida de este folleto.

Acrósticos a Dulcinea


[1]. Elaborar una composición poética donde la suma de la primera letra de cada verso permitiese leer: Dulcinea del Toboso. De esta manera, cuatrocientos años después, este alumnado cumple con el encargo que don Quijote le hizo a Sansón Carrasco en el capítulo IV de la segunda parte de la célebre novela cervantina, donde se lee lo siguiente: «Dicho esto, rogó al bachiller que, si era poeta, le hiciese merced de componerle unos versos que tratasen de la despedida que pensaba hacer de su señora Dulcinea del Toboso, y que advirtiese que en el principio de cada verso había de poner una letra de su nombre, de manera que al fin de los versos, juntando las primeras letras, se leyese: Dulcinea del Toboso».

[2]. A quien agradezco, además, la ruta literaria por el instituto que nos ofrece con sus imágenes. Verás que en la parte inferior de las páginas pares está su propuesta creativa y, en la superior, un recuadro. Mina nos propone localizar el espacio del centro representado y leer el poema que corresponda en dicho lugar. En el recuadro debemos poner una foto (enfocada como en la ilustración) que refleje el momento de la lectura.