Un equipo dirigido por el geólogo Ismael Solaz analizará los sectores de riesgo del macizo rocoso, con el fin de valorar las actuaciones futuras en el yacimiento

El Cabildo de Gran Canaria tendrá ultimado antes de finales de año el informe geotécnico que permitirá determinar el estado del macizo rocoso en el que se localiza el complejo arqueológico de las Cuevas de Los Canarios, en la zona de El Confital.

El pasado viernes, 21 de agosto, varios técnicos de la Unidad de Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura de la Corporación, en compañía del geólogo Ismael Solaz y arqueólogos de la empresa Tibicena, visitaron la ladera afectada por el desprendimiento acaecido el pasado mes de julio, con la finalidad de inspeccionar sobre el terreno no sólo el grado de riesgo que presenta el entorno natural del conjunto arqueológico, sino el protocolo de actuación que deberá articularse con la finalidad de elaborar con garantías el estudio geológico, dada la complejidad de la orografía de la zona.

cueva de los canarios

Tras los trabajos que efectuó hace unos días el Cabildo de saneamiento y eliminación de las piedras que quedaron sueltas tras el derrumbe en la cornisa y el alero de la ladera, se plantea ahora el inicio inmediato del estudio geotécnico que realizará el geólogo Ismael Solaz, el mismo que ha venido trabajando en los últimos meses en la consolidación de las cavidades arqueológicas de Risco Caído, en Artenara.

Solaz ha indicado que esta primera inspección de urgencia le ha permitido comprobar “la entidad de las grietas y fracturas que presenta el cerro, así como analizar su posible evolución, para luego decidir las medidas que habrían que adoptarse a corto plazo en los sectores de la montaña que presenten mayor riesgo. Vamos a diagnosticar cómo está el macizo donde se encuentran las Cuevas de Los Canarios, porque en esta visita de urgencia hemos comprobado que otros sectores de este yacimiento podrían tener, en fecha indeterminada, nuevos problemas de estabilidad”.

El geólogo recogerá datos e información sobre el macizo y los fenómenos atmosféricos que lo afectan, en un trabajo de campo muy preciso en el que colaborará la empresa Tibicena, en el que se empleará desde un dron para la captación de imágenes esféricas a un escáner laser de alta resolución para el levantamiento fotogramétrico completo de la zona afectada de la ladera. La información recogida por Ismael Solaz será analizada posteriormente en estudios y laboratorios especializados en análisis de estabilidad de yacimientos. Paralelamente, la empresa ‘Tibicena, Arqueología y Patrimonio’ realizará la documentación del yacimiento, ante el riesgo de pérdida de información arqueológica.

El resultado del diagnóstico geotécnico que Solaz realice en los próximos meses en la ladera que alberga al complejo arqueológico de las Cuevas de Los Canarios, no sólo determinará en el futuro las medidas preventivas a adoptar para mejorar la seguridad de la parte baja de ladera, sino la idoneidad o no de mantener abierto al público el citado yacimiento troglodita, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Zona Arqueológica en 2009.

El Cabildo de Gran Canaria insiste en recordar a la ciudadanía la obligación de respetar escrupulosamente las señalizaciones de prohibición del tránsito instaladas en la zona del yacimiento de las Cuevas de Los Canarios, atendiendo a la peligrosidad que aún presenta la ladera en donde se produjo el desprendimiento de las grandes rocas hace unas semanas, hasta que hayan concluido los estudios sobre la estabilidad del macizo rocoso.

UN CONJUNTO ARQUEOLÓGICO CON HISTORIA

Declaradas Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Zona Arqueológica en 2009, las Cuevas de Los Canarios fueron construidas por los antiguos canarios hace más de cinco siglos. Los moradores de estas cuevas aprovechaban los recursos naturales que ofrecía la zona, dedicándose sobre todo a la pesca, al marisqueo, la recolección de hierbas y al pastoreo. Además, la existencia de pequeños graneros indica la existencia, probablemente marginal, de actividad agrícola (se sabe, por ejemplo, que a mediados del XVIII se cultivaban cereales en el interior de zonas próximas hoy gestionadas por el Ejército). A su muerte, los habitantes eran enterrados en un cementerio desaparecido en el XIX, pero del que se conservan fotografías realizadas por la escritora inglesa Olivia Stone.

Hoy en día, las cuevas aún presentan espacios domésticos, pequeños silos para almacenar alimentos y enseres, escalones labrados, ventanucos y, unos metros hacia el sur, restos de una cantera de molino.