La Biblioteca Insular del Cabildo de Gran Canaria organiza, del 6 al 8 de abril, un curso-taller modular que impartirá el crítico literario venezolano Gustavo Puerta, uno de los expertos más destacados del género infantil y juvenil y fundador de la Escuela Peripatética de Literatura Infantil (con técnicas experimentales basadas en el juego). Puerta, que contará con la colaboración del escritor y gestor cultural Raúl Vacas en esta iniciativa denominada ‘Hombres y mujeres de palabra (e imagen).

Gustavo Puerta imparte en la Biblioteca Insular un taller que reflexiona sobre la literatura infantilTextos, pretextos y contextos para leer, escribir e ilustrar’, reflexionará sobre la literatura infantil como espacio de subversión, partiendo de la lectura y el análisis de distintos libros-álbumes destinados a niños y jóvenes.

Gustavo Puerta es de la opinión de que “los libros para niños los hacen los adultos, ya que es habitual que los mayores seleccionen su lecturas, prescriban lo que deben leer y decidan si es oportuno o no la compra de determinados títulos”. Pero ¿a partir de qué criterios se diseña esa estrategia? ¿Hasta qué punto la industria editorial configura el modo sobre cómo el niño percibe y practica la lectura, y en qué medida determina su éxito o fracaso de su futuro lector?

Las investigaciones y proyectos pedagógicos de Gustavo Puerta Leisse (Caracas, 1975) se basan en lo experimental y en lo lúdico. El crítico literario, que desde hace 12 años vive en Madrid, participó el pasado año en la ‘Semana Ilustrada’ que impulsó la Biblioteca Insular con el concurso de media docena de los más prestigiosos ilustradores del panorama de la edición infantil y juvenil del momento.

De un libro para niños se espera que sea de lectura simple y fácil comprensión. Se evitan los planteamientos complejos, los argumentos que propicien variadas interpretaciones y, en general, las referencias que se alejen del ámbito infantil. “Detrás de esta convención encontramos tanto la preocupación adulta por cuidar al niño y resguardarlo frente a experiencias negativas, como una actitud condescendiente incapaz de aceptar que los niños son capaces de responder a una realidad que nos resulta extraña, que pueden hallar sus propias interpretaciones sin necesitar nuestra mediación y que tienen menos prejuicios que nosotros”, sostiene el especialista y crítico literario. “Y esto, ¿es para niños?”, constituye una reacción habitual frente a los libros que no se ajustan a los motivos recurrentes del subgénero infantil”.

Según Puerta, “los grandes ausentes del mercado editorial actual son los creadores independientes, que conciben al niño como un lector sensible, crítico e inteligente. La literatura infantil no solo está creada para que los niños lean, principalmente es un canal de comunicación artística. Todos los adultos involucrados, desde el escritor hasta el crítico, pasando por el maestro o el editor, deberían preocuparse por compartir con el menor esta dimensión estética”, señala. “Necesitamos una literatura infantil mucho más libre, lúdica, creativa y transgresora”.

El especialista abordará en los contenidos del curso taller que imparta en horario de tarde en la Biblioteca Insular, de las distintas perspectivas que nos propone una reflexión pormenorizada alrededor del concepto literatura infantil, un género que se mueve entre la didáctica y el entretenimiento al que Puerta sugiere que rompamos las reglas para alcanzar libros como objetos de experimentación y trasgresión. Puerta, que dividirá en tres bloques temáticos, -‘La literatura infantil’, ‘El libro-álbum’ y ‘El libro de conocimiento’-, se pregunta por qué mientras a los niños y niñas les interesan los libros informativos, los adultos prosiguen sintiéndose inseguros frente a ellos.

“Lamentablemente, hoy en la producción de libros para niños en España prima ese actitud ramplona y mercantil en la que se valora al niño más como un consumidor pasivo que como un sujeto inteligente y sensible, y a la literatura infantil más como un regalo molón que como un género exigente y complejo capaz de nutrir la sensibilidad, curiosidad y forma de ver y estar en el mundo de la generación venidera”, añade Puerta. “Mientras que los voceros de la industria editorial se jactan de que este sector ha aumentado sus cifras de facturación en plena crisis económica y se felicita por los 13.555 títulos para niños y jóvenes que se produjeron en España en el año 2014, la realidad es que la calidad de esta voluminosa oferta es ínfima. En especial cuando apartamos la vista de compras de derechos al extranjero y nos centramos en la producción propia”, se lamenta.

“En el momento actual estamos hablando de una literatura infantil al servicio de la transmisión de valores, al servicio de la escuela. Una visión bastante autoritaria en la cual hay un adulto arriba y que condescendientemente entrega algo al niño, algo que él considera que es lo bueno para el niño, y el niño tiene que asumirlo y demostrar que sabe leer eso. Todo eso que se está publicando ahora, «Mi primer Vargas Llosa», «Mi primer Eduardo Mendoza», «Mi primer Vila-Matas» me parece basura”, concluye.