Antes de hablar del rol de la mujer canaria, es necesario describir cuál era la estructura social de Gran Canaria antes de la conquista en el siglo XV. La sociedad canaria era tremendamente desigual. Unos pocos, los nobles, poseen tierras y ganados y ocupan los puestos de poder. Por otro lado, unos muchos, los villanos, han de trabajar para obtener su sustento y para poder pertenecer a la comunidad. Así, la configuración social no difiere mucho del feudalismo medieval europeo.

De este modo, no era lo mismo ser mujer noble que ser mujer villana. En esta ocasión nos vamos a centrar en el papel de la mujer villana, dejando para el futuro el papel de la mujer noble y la relación entre mujer y poder.

La mujer villana sufre cuatro niveles de subordinación, dicho de otra manera, debe superar cuatro obstáculos para formar parte de la sociedad o de la comunidad. Si la pertenencia a la comunidad dependiera de subir una escalera, el hombre villano debe subir dos escalones y la mujer villana cuatro.

He aquí los cuatro niveles de subordinación de la mujer villana de los que hablo:

  1. Viven subordinadas a nobleza.

Este primer escalón lo comparten las mujeres villanas con los hombres villanos. La nobleza tiene los medios de producción, dominan los modos de producción y copan todos los órganos de decisión.

  1. Viven subordinadas a los hombres villanos.

Las decisiones importantes del núcleo familiar las toman los hombres villanos, el cabeza de familia va a ser siempre el hombre.

Seguro que has escuchado que la canaria es una sociedad matriarcal, pues no es cierto. En las sociedades matriarcales la autoridad a nivel estatal y familiar la ejercen las mujeres. No es el caso de la sociedad canaria. ¿Te suenan Guanarteme, Guayre o Faykag? Todos éstos puestos estaban ocupados por hombres, por consiguiente, la canaria era una sociedad patriarcal.

  1. Las mujeres villanas están obligadas a obtener su sustento mediante el trabajo.

Este escalón es compartido también con los hombres villanos.

En algunas crónicas nos dicen que las mujeres podían realizar las mismas actividades económicas que los hombres, señalando por encima de todas la pesca. Seguro que les chocó ver a las mujeres trabajando mano con mano con los hombres. Cuentan los cronistas que las mujeres eran grandes nadadoras, algunos apuntan incluso que si estaban embarazadas “cobraban el doble”, su parte y la del bebé.

Tradicionalmente se ha interpretado que las mujeres realizaban los trabajos que requieren menos fuerza. De este modo, mientras los hombres preparaban la tierra, trabajaban en las minas, levantaban las casas y horadaban las cuevas, las mujeres se dedicaban a la recogida de la cosecha y especialmente, a los trabajos artesanos.

A los arqueólogos modernos esta descripción les pareció tendenciosa, fruto de la visión machista de los cronistas y de la sociedad de la Europa medieval. Paradójicamente, recientes trabajos biantropológicos han venido a demostrar que esas afirmaciones que realizaban los cronistas eran ciertas.

Mediante el estudio del desgaste óseo, se ha podido comprobar que las mujeres tienen un mayor desgaste en los huesos de las manos que los hombres, lo que se interpreta como un marcador de “enfermedad profesional”. Ese desgaste se debe a la repetición de movimientos y la precisión que requiere el trabajo artesano. Es la versión antigua del síndrome del túnel carpiano.

Los dientes también nos dan pistas. En la imagen podemos ver una escotadura o hueco en una pieza dentaria. Esa escotadura es frecuente en mujeres, pero hasta hoy no ha aparecido en los hombres. Los arqueólogos creen que esa escotadura podría ser la huella del uso de la boca y los dientes para, por ejemplo, elaborar hilos a partir de fibras vegetales.

Dientes Documento

El estudio de los huesos y los dientes, confirman pues, que el oficio de la sastrería y de la artesanía en general, fue desempeñado por las mujeres canarias.  

  1. Además del trabajo artesano, las mujeres también tienen que proveer de alimentos a las familias.

Son las mujeres villanas las encargadas de trillar, tostar y moler, casi a diario, el grano que se guarda en la despensa para para hacer el gofio para el consumo familiar. Además del famoso gofio, que era la dieta básica de los canarios, eran las mujeres las encargadas también de los complementos de la dieta, como la leche, el queso y los frutos del mar y la teierra. Si la mujer vivía en áreas de medianía o cumbre, se encargaría de recolectar los productos de la tierra como los higos, los frutos del mocán, del almácigo y quizás del espino. Si la mujer vivía en la costa, eran las encargadas de recolectar los frutos del mar, del marisqueo. Lapas y burgaos están muy presentes en el registro arqueológico insular.

Que las mujeres villanas canarias sufrieran esos cuatro niveles de subordinación no significa que jugasen un papel secundario, más bien al contrario, la mujer juega un rol esencial en la sociedad canaria, pues sobre ella va a recaer mayor fuerza de trabajo, debe trabajar fuera y dentro del hogar.