Entrevista realizada por Victoriano Suárez Álamo para Canarias 7

 

El trompeta solista de la orquesta filarmónica de gran canaria (OFGC), David Lacruz, también es vicepresidente y portavoz del comité de empresa de esta formación, que ha convocado una huelga para los próximo días 16, 23 y 30 de septiembre, y 7 de octubre. Hoy explica las razones de la misma. Este periódico también ha solicitado una entrevista a la concertino Mariana Abacioaie que, amablemente, ha declinado hacerla en estos momentos.

david_lacruz— Tras más de quince días desde el anuncio de la convocatoria de huelga. ¿Cuál es la situación actual?

— Se ha movido mucha gente, pero nosotros vamos a seguir intentando defender lo que hemos firmado en el convenio. Hemos tenido ya una reunión con el Cabildo y la gerencia. No ha sido muy fructífera. Ellos piensan que nosotros queremos dominar la orquesta y decidir lo que allí se hace. Nosotros no paramos de decir que hay un convenio firmado y hay que cumplirlo. Entre las cosas que estipula figura que los tribunales deciden qué músicos entran y quiénes no. En la primera fase hay siete personas. Cuatro músicos de la Orquesta, el director, un músico invitado, y un coordinador artístico o gerente, si tiene capacidad musical. Eso se negoció durante muchos años, con muchas peleas, y finalmente se aprobó. Hay gente que dice que en la Orquesta ha entrado gente sin pasar estas pruebas. Yo estoy en la OFGC desde 1999, en el comité de empresa desde 2009, y desde entonces nadie ha entrado sin superar las tres fases.

— ¿Antes sí?

— Sí, porque no había convenio. Luchamos por implantar estos procesos de selección para que no fuera el político de turno el que decidiera qué músicos entran en la OFGC. Es algo que tienen muchas orquestas españolas y las que no lo tienen, lo envidian. Es más, lo que pedíamos para este convenio, pero al final ni la empresa ni el Cabildo quisieron, es que en el proceso de selección votasen todos los músicos de la orquesta.

— En ese proceso de selección, solo en la tercera fase es cuando se ve el rostro del aspirante, ¿no?

— En la primera fase, no, en la segunda, ya sí.

— ¿En el caso que ha generado el conflicto actual, Vanesa Gherman superó las dos primeras fases y en la tercera fue catalogada como «no apta» y ahora ha sido contratada para suplir una plaza vacante?

— Te cuento. En 2015 fuimos a la huelga porque la empresa nos insinuaba que iba a dar tres plazas y por otros problemas enquistados con el actual gerente.  Les dijimos que para eso ya estaba el tribunal y el correspondiente proceso de selección. Nos dijeron que la votación fue incorrecta, que el tribunal estaba mal conformado… Teníamos muy claro que todo era para dar esta plaza. Les dijimos que había una plaza con la posibilidad de que fueran dos. Una de violín tutti, pero existía la posibilidad de que si un tutti aprobaba la de solista, quedaba otra vacante de tutti. Larry Álvarez, que estaba al frente de la consejería de Cabildo, nos dijo que si quería podía dar tres plazas, porque esta institución tiene la potestad de contratar. Pataleamos cuando vimos que se saltaban el convenio. Finalmente, se llegó a un acuerdo, tras conseguir que fuera el tribunal el que decidiera. Ahora nos llega un documento firmado por un abogado en el que nos dicen que la tercera persona, que según el tribunal «no es apta», sí que «es apta». Por esto nos han obligado a ir a la huelga de nuevo.

— ¿El apartado de este concurso y la contratación de Vanesa Gherman es innegociable por vuestra parte dentro de la huelga?

— Vamos a ver. No solo este punto. Esa selección la aprobaron dos personas. Tienen contrato desde el 7 de septiembre del pasado año hasta el próximo día 7 del mismo mes. El convenio determina un periodo de prueba de seis meses para estos casos dentro de ese año y su contratación indefinida se evaluará durante ese periodo. A estas alturas, cuando la Orquesta vuelve de vacaciones el 13 de septiembre y sus contratos expiran el día 7, no saben si seguirán o no. No se les ha notificado nada. Se les tenía que haber evaluado antes. Nos dice el Cabildo que se está estudiando. Por eso no es cierto que nuestra lucha sea contra Vanesa. Es evidente que es la hija de la concertino, una persona con mucha relevancia, pero no es así. Conviene hablar aquí de los precedentes. Este proceso selectivo se realiza en la OFGC desde hace diez años. En el 2009, por ejemplo, salió a concurso una plaza de violín tutti. Aprobó un chico que ahora es el que ha aprobado como solista [Adrián Marrero]. El tribunal de entonces dio a tres candidatos como «aptos». A uno no le interesó y se fue. Se produjo entonces una vacante, como ahora. El entonces gerente dijo que esa plaza se le podía dar a ese tercer aspirante que fue decretado como apto. El comité de empresa, en el que estaba Mariana Abacioaie [actual concertino], informó a la empresa de que si la convocatoria era por una plaza, no se podían dar dos. Entonces, aquel aspirante se tuvo que marchar. Por eso, si con unas personas se ha actuado así, por mi integridad y decencia,  no voy a actuar ahora de otra forma. Por eso es falso que tanto yo como el comité vayamos contra su hija. Ni se hizo con la candidata que acabo de comentar, ni lo haría contra mi propia hija. Habrá gente que no se lo crea, pero tengo una dignidad y una honestidad que no vendo con tanta facilidad.

— Los músicos de la OFGC que no comparten los criterios del comité, con el apoyo de sus abogados, catalogaron esta huelga como «un fraude de ley», porque se pide el despido de una trabajadora. ¿Qué tiene que decir?

— No es un fraude de ley. Se actúa así porque se saltan el convenio laboral. No creo que exista un arma mejor para responder que ir a una huelga. Es goloso decir que vamos contra un trabajador, pero si hay un proceso selectivo y un tribunal…hay que respetar su decisión. En septiembre habrá nuevas audiciones y ahora la empresa nos dice que decidirá quienes integran esos tribunales. ¿Por qué? De nuevo quieren saltarse el convenio firmado. No queremos manejar todo, como dice la empresa y el Cabildo, pero sí queremos decidir qué músico entra a tocar con nosotros. Esa decisión debe recaer en los músicos. Salvando las distancias, es como si el político de turno decide quién entra a operar en un hospital.

— ¿Niega que la huelga sea un ataque contra la actual concertino, Mariana Abacioaie, y su hija Vanesa?

— Lo niego rotundamente. Esta situación toca a su hija, pero es que ya se actuó así en otra ocasión. Argumentan que la tercera fase no debería ser eliminatoria. Pero eso significaría actuar de una manera distinta a la que se ha hecho en otros procesos selectivos durante los últimos diez años. Legalmente existe una cosa que se llama precedentes.

— ¿Dice entonces que si la aspirante no fuera la hija de la concertino, actuarían igual e irían a la huelga también?

— Si fuera otro músico, la empresa no hubiera hecho lo que ha hecho. Dicen que el tribunal, de 45 personas, no fue objetivo. Que íbamos contra la hija de Mariana. Evidentemente, dentro de una empresa hay gente que se lleva mejor o peor. La concertino es una persona de mucho rango y, quizás, puede que tenga enemigos… o no. Que cada uno juzgue en su empresa. Si por desgracia la gente le tiene manía, que no digo que así sea, porque confío en mis compañeros, ya se sabe que en todos los procesos hay quienes tiran hacia un lado o hacia otro. Votamos 45 personas. Si alguien cree que esas 45 personas iban contra la hija de Mariana, nos están faltando al respeto. Incluso, nos acusan de un delito. Como entenderás, me duele que me acusen de un delito. Tanto a mí como a mis compañeros.

— En la rueda de prensa del viernes, 5 de agosto, la concertino Mariana Abaioaie anunció que estudia con su abogada demandar por injurias, calumnias y acoso laboral al comité de empresa y huelga. ¿Qué tiene que decir?  

— Yo no he visto ninguna prueba. Es muy fácil decirlo. Yo también lo puedo decir. Yo lo que digo lo sustento en documentos. Como ya sabes, esta situación es dura. Pero no voy a entrar en que alguien me ha dicho…o alguien no me ha dicho… Soy el representante de los músicos e intento mantener la calma, primero, y segundo que se cumpla el convenio colectivo. Si tengo algún problema personal, será a nivel personal. Lo que me gustaría es que si alguien públicamente dice que le están acosando, que muestre alguna prueba.

— ¿Nos puede confirmar si se ha solicitado que se active el protocolo para casos de acoso laboral, tanto en la OFGC como en el Cabildo?

— No tengo ni idea.

— En la rueda de prensa de los otros músicos de la OFGC [así se autodenominan ellos mismos] advertían de que entre los que tienen potestad para activarlo figuran miembros del comité de empresa. ¿Nos lo puede confirmar?

— La verdad es que no sé nada al respecto. A mí no me ha llegado nada. Si me llegara una notificación, lo hablaría con mi abogado. No creo que tengan pruebas al respecto. Además, te doy un dato revelador. La huelga se convocó el 30 de julio. El 31 estábamos de vacaciones. ¡Mucho hay que acosar en ese día para acusar al comité de empresa y de huelga de hacerlo! Que antes de que se convocase la huelga, alguien discutiese con alguien… puede ser. Cuando se convoca una huelga, hay tensiones. ¡Pero de ahí a un acoso laboral…!

— En la misma comparecencia pública se preguntaban por qué el comité de empresa no impugnaba ante los tribunales el proceso de selección y sí optaba por ir a una huelga…

— Vamos a hacer las dos cosas. Todos sabemos cómo van los tribunales. Impugnamos y pasan tres años esperando…

— ¿Entonces lo tienen previsto?

— Sí, evidentemente. Si se soluciona todo antes, pues no. En nuestra rueda de prensa lo dejamos claro. Vamos a poner tres demandas. Una por incumplimiento del convenio colectivo al otorgar plazas, otra por amortización de plazas unilateralmente, y una tercera por la sentencia del Cuyás.

— No hemos entrado en el tema del actual gerente. ¿Tan malo es?

— Sí. No sólo es tan malo. Es desconfiado, no se fía de nadie… ¡Mira el caso que te comenté de los dos músicos que se han ido de vacaciones sin que les aclare su futuro inmediato! Desde febrero le dijimos que lo mirase. Por ejemplo, otra compañera pidió una excedencia hace un mes. En principio, desde gerencia parecía que se la concedían. El 30 de julio, el día de la huelga, le contesta que no. Es sangrante, porque esa persona tiene un familiar enfermo en Valencia y por eso ha pedido estar allí un año. Lo ha acreditado todo y el argumento de la empresa es que tiene constancia de que durante ese año trabajará en Valencia. ¿Y eso qué tiene que ver? ¡Es una ilegalidad terrible! Está tan acostumbrado a saltarse el convenio y a hacer lo que le da la gana…

— ¿Es el peor gerente que han tenido hasta ahora?

— Con diferencia. Con mucha.

— ¿Pero también pidieron la cabeza de los anteriores gerentes?

— Te enumero. Estuvo Juan Antonio González Ojellón. Hubo un problema, del que los músicos ni nos enteramos. Se pidió su cese después, cuando intentaron que volviese al cargo. Luego estuvo Roberto Ugarte y después Tilman Kuttenkeuler. En un documento interno pedimos su cese, de forma muy light, porque no todo el comité estaba conforme. Ese documento jamás se hizo público. Llevo en el comité de empresa ocho años y hasta la llegada de este gerente no habíamos hablado con la prensa. Con él ya llevamos un aviso de huelga que finalmente se desconvocó, otra simbólica y ahora esta tercera. Y ahora el 87% de los músicos ha firmado una carta en la que pide su cese. Y eso que dicen que estamos divididos. Eso lo dicen unos cuantos, a los que no les gusta lo que se votó y por eso dicen que vamos contra la hija de Mariana.

— Esos músicos también denunciaron el mal ambiente que reina en la orquesta, y de maltrato por parte de algunos compañeros…

— ¿Pruebas? ¿Que a lo mejor haya personas a las que ahora no les doy los buenos días? Pues sí. Si eso es maltrato…

— ¿Se puede reconducir la situación?

— La huelga se podrá solucionar, pero el daño que ha hecho este gerente se tardará muchos años en solucionar. Por ejemplo, el solista de trompa está sentado a mi lado todos los días. Hemos tenido  muchas diferencias, pero se han conseguido solventar. Ahora, la situación está muy enquistada. La situación es terrible. Peor que nunca.

— A los otros músicos les pregunté en la rueda de prensa si ese mal ambiente repercute en la calidad de la orquesta. Dijeron que sí, incluso que sabían de abonados que ya no iban a los conciertos. ¿Comparte esa visión?

— No tengo constancia de ello por parte de algún abonado. Es muy probable, pero no lo sé, que todo esto influya. Soy un profesional de mi instrumento. Mariana [Abacioaie, la concertino] se levanta a afinar, pues yo afino. Cuando tengo que tocar, toco lo mejor que sé. Como trompeta solista tengo que mirar muchas veces a Mariana [de nuevo la concertino], para entrar juntos. Pues lo hago. Eso no ha cambiado y creo que con nadie. En las orquestas, que los músicos que están sentados juntos no se hablen, es el pan nuestro de cada día.

Entrevista realizada por Victoriano Suárez Álamo para Canarias 7

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