Decía Jorge Luis Borges que la duda es uno de los nombres de la inteligencia. Los necios a menudo son los que más conformes están con los conocimientos que tienen en su haber, mientras que las personas inteligentes ansían abrir la puerta de la curiosidad, que no hace sino llevarles a más puertas en una necesidad infinita de aumentar sus conocimientos. Se cumple aquello de que cuanto más conocemos más nos damos cuenta de que nos queda mucho por aprender.


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