Juan Mendoza, el ex director del Festival de Música de Canarias que fue cesado por perder tres millones euros en tan solo tres años (2007 – 2009), no va a poder seguir siendo asesor del propio Festival. Y es que, aunque parezca mentira, al arquitecto venido a gestor cultural, se le permitía asesorar sobre lo que tan mal había gestionado cuando fue el máximo responsable del mismo. Pero es que, además, se permitía el lujo de criticar y denigrar el nuevo modelo de Festival y a sus defensores. Un disparate al que el Gobierno pone fin sin más dilación al renovar la Comisión Asesora del FIMC.

Simultáneamente, parece que el Cabildo también pone cordura y sentido común en la OFGC comunicando oficialmente hoy a Juan Mendoza su cese y convocando un concurso público para el cargo de gerente en los próximos días. Si era un disparate que un director cesado por incompetencia terminara siendo asesor, no lo era menos que se pusiera en sus manos la gestión de la orquesta más antigua de España y una de las más antiguas de toda Europa.

Juan Mendoza

¿Abandonará el interfecto sus privilegios de forma pacífica y honorable o preferirá quemar las naves para que quede clara su impronta?

Pues como cabía esperar, quiere morir matando. Y la mejor forma es dañando tanto a la OFGC como al FIMC de un mismo zarpazo.

Según informan fuentes del Cabildo, fuentes del comité de empresa de la OFGC y fuentes del Festival de Música de Canarias, todo el empeño del todavía gerente es que la OFGC no participe en el Festival de Música de Canarias y por ello se ha estado negando a firmar el convenio entre el Festival y la Orquesta.

El público puede estar tranquilo porque la voluntad de músicos, Cabildo y Festival es el de cumplir con los compromisos adquiridos y tendremos conciertos.

Estrategia wagneriana

Tanto Guillermo García Alcalde como Juan Mendoza, ambos destacados miembros de la conocida Asociación Wagneriana, están volcando sus energías en que el próximo Festival de Música de Canarias sea un fracaso e intentar así que el mismo vuelva a ser controlado por su ‘equipo’. Para ello uno no deja de publicar ‘misereres’ y denunciar ‘asesinatos’ mientras que el otro pone palos en las ruedas de la OFGC y el FIMC. Pero no son ellos solos. La lista de ‘iniciados’ es tan larga como conocida y se encuentran incluso dentro de la propia administración como relevantes funcionarios.

Escribía García Alcalde hace seis años en sus periódicos en relación al Festival Wagneriano: «como siempre, este año han pasado numerosos canarios por el Festival. Allí pudimos saludar al empresario Andrés Megías y el inspector tributario Diego Jiménez, además de convivir por unos días con tres destacados representantes del Aula Wagner de la Universidad de LPGC: su presidenta, la vicerrectora Isabel Pascua; su directora, la profesora Sonia Mauricio; y el arquitecto Juan Mendoza, miembro del Consejo Rector y habitual de la verde colina desde los años ochenta. Compañía espléndida para desmenuzar las representaciones hasta la madrugada y para otros placeres importantes».

Los placeres están muy bien, pero lo importante ahora es que tanto en el Festival de Música de Canarias como en la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria se le brinde la oportunidad a alguno de los muchos profesionales que tenemos y que, en algunos casos, se han visto obligados a emigrar por falta de oportunidades en su propia tierra. Jóvenes con mentalidad del siglo XXI capaces de afrontar los difíciles retos que tienen las músicas cultas hoy y que no tienen ‘deudas adquiridas’ con ese grupo.

Tal es el caso, por citar un solo ejemplo, de la brillante musicóloga Marina Hervás, maravilloso descubrimiento del renovado Festival de Música de Canarias que tanto éxito está obteniendo con sus artículos y comentarios sobre la programación del FIMC y que tanto predicamento está obteniendo entre las nuevas generaciones e incluso entre los más ‘nostálgicos’, hasta el extremo de que el mismísimo Guillermo García Alcalde la ‘bendice’ públicamente.