Una parte de la memoria del 33 Festival de Música de Canarias (la única memoria que existe de las 33 ediciones) es la que hace referencia a las ratios entre cachets, asistencia y recaudación así como sus gráficos

Las ratios entre la recaudación y los cachets y entre la asistencia y los cachets

En el siguiente gráfico se reflejan las ratios entre la recaudación y los cachets (el precio de un artista o grupo de artistas en el mercado del espectáculo) con la intención de mostrar qué inversión ha obtenido relativamente más recaudación. A mayor ratio, mayor rentabilidad (rentabilidad aquí no debe ser entendida en sentido estricto económico-financiero).

En el siguiente gráfico se reflejan las ratios entre la asistencia y los cachets con la intención de mostrar qué inversión ha obtenido relativamente más público. A mayor ratio, mayor rentabilidad del cachet pagado en relación a la asistencia (rentabilidad aquí no debe ser entendida en sentido estricto económico-financiero).

Las ratios expresan la relación entre euro invertido y euro ingresado (ratio Recaudación/Cachet) y cada entrada vendida (ratio Recaudación/asistencia). Al Festival, como a cualquier empresa, le interesa obtener con la menor inversión un máximo de resultado. En este sentido salta a la vista que las Bandas recientemente incorporadas al Festival son lo más rentable, ya que con poca inversión se obtiene un rendimiento muy por encima del resto de formaciones.

Se observa aquí una diferencia entre la Banda Municipal Sinfónica de Las Palmas de Gran Canaria y la Banda Sinfónica de Tenerife debido a que la plantilla de la Banda de Las Palmas de Gran Canaria en el FIMC 2017 actuó con aproximadamente un 50% de su plantilla de refuerzo, es decir, músicos contratados como extras que encarecieron considerablemente el coste de esta Banda. La plantilla de la Banda de Tenerife no requería esta media por lo que resultaba más rentable. Pero este hecho se podría corregir según se elija el programa por la Dirección Artística.

Por otra parte, resulta muy interesante indicar que las formaciones internacionales como la Mahler Chamber Orquestra y el Mozarteum no ocupan los sitios con mayor rentabilidad. Bien es cierto, que son formaciones que obtienen un alto ingreso y una buena cifra de asistencia, pero su rentabilidad es similar a la de otras agrupaciones de la parte media del gráfico.

Habría que considerar que lo ideal hubiera sido que estas ratios se hubiesen calculado no solamente sobre cachet sino sobre coste total de cada agrupación. Pero por cuestiones de gestión contable no fue posible en el momento en el que se realizó la memoria el calcular las cantidades con mayor grado de detalle y, por ende, calcular las ratios correspondientes. No obstante, los costes de alojamiento, transporte y transporte de carga van en paralelo al tamaño de cada formación, es decir, van en aumento con la cifra de músicos de cada formación.

Gráficos sobre los cachets, la asistencia y la recaudación

Los siguientes gráficos reflejan los cachets totales, la recaudación y la asistencia de los conciertos. En el caso de la Mahler Chamber Orquesta se han sumado las cantidades de la agrupación sinfónica y de la agrupación de cámara reflejándolos como un único evento.

En el caso de las Bandas Sinfónicas y las Orquestas Canarias (OST/OFGC) hay que tener en cuenta que no cobran Cachets (salvo los músicos contratados como refuerzo cuyos cachets se contabilizan). Las cantidades reflejadas en cachets son los solistas y maestros que han trabajado con ellos en sus correspondientes conciertos.

El gráfico refleja los cachets totales de cada formación instrumental y para la totalidad de las funciones.

Conclusiones

Es evidente que bajo el punto de vista de la rentabilidad, tanto por recaudación como por coste, los primeros puestos han sido para las dos Bandas, seguidas muy de cerca por las formaciones canarias. Esto entra en contradicción con lo que se ha venido publicando en la mayoría de los medios de comunicación y las opiniones vertidas en tertulias radiofónicas que se han sumergido en el malinchismo o ‘xenofobia inversa’ dentro del FIMC.

Pero si cruzamos estos datos con la encuesta de satisfacción que publicamos hace unos días, en las que los públicos daban también un notable alto en cuestiones más artísticas y culturales, valorando muy positivamente a las formaciones locales, se pronuncia mucho más esta diferencia entre los datos empíricos obtenidos por primera vez en toda la historia del Festival y las opiniones vertidas en medios sin el más mínimo estudio que respaldara esas afirmaciones.

Tal vez sea esta la razón por la que nunca antes se han querido realizar y publicar estudios empíricos sobre la realidad del FIMC, para poder maquillar y vender a la opinión pública algo que no guardaba relación con la verdad.

En el colmo del paroxismo, se pudo leer en medios de comunicación que hasta el anterior gerente de la OFGC, Juan Mendoza, se quejaba de que en esta 33 edición no hubieran «grandes orquestas» olvidándose, o denigrando más bien, tanto a su orquesta como a la OST así como al hecho de que por primera vez en toda la historia se unieran nuestras dos orquestas para afrontar algo como el Gurre-Lieder. Ahora, y gracias también a la memoria, sabemos que además hizo todo lo posible para que este concierto no se pudiera producir.

Al final la verdad prevalece, y nuestras dos orquestas y nuestras dos bandas han sido de los conciertos mejor valorados por los públicos y de las que mejor ratio de coste por número de asistentes han tenido a pesar de la campaña mediática en contra.

¿Quiere decir esto que el FIMC debe de dar la supremacía a lo local? ¡En absoluto! Tan ridículo resultan las posturas xenófobas como las malinchistas. Como tampoco quiere decir que el fin de la cultura sea ganar dinero. Para eso ya existe el ocio y otras actividades económicas que se desarrollan desde el emprendimiento. La cultura es un bien preferente y, como tal, la administración tiene la obligación de invertir para cultivar a la ciudadanía y no para obtener beneficio económico. Pero algo muy distinto es la opacidad en la gestión del dinero público como ha venido ocurriendo históricamente con el FIMC.

Esta pasada 33 edición ha sido un claro ejemplo de que puede y debe existir, aún teniendo un presupuesto exiguo comparativamente con los festivales de nuestro entorno, un programa que incluya buenos proyectos foráneos y locales en perfecta armonía y, además, tener capacidad de transparencia y autocrítica.