El camino del Triumph

El camino del Triumph

Segunda Etapa

TILBURY PORT – PUERTO DE LA LUZ Y DE LAS PALMAS 

(De John Silver “El Largo” al tesoro de Coventry)

Mientras el Henneke Rambow, cargado con el pesado arcón del tesoro, navegaba hacia el Sur en dirección a las Islas Canarias, con buena mar y viento del Noreste, me llegó el demoledor resultado de la resonancia magnética de mi rodilla derecha: “Rotura vertical del espesor completo de la vertiente media del asta posterior del menisco interno, que condiciona desplazamiento lateral de cuerpo meniscal, con la consiguiente pérdida de su función, que da lugar a disminución global del cartílago articular de la meseta tibial interna. Lesión ósea en el vértice superomedial de la rótula, con preservación del cartílago articular, femoropateral y retináculo medio.”

El diagnóstico me dejó con una sensación de amarga impotencia: durante las pasadas tres semanas había estado arrastrando unas molestias en la rodilla que me impedían andar bien. Un primer diagnóstico había apuntado a una distensión muscular de la rodilla: un simple esguince. Estuve organizando el transporte de las piezas del Triumph después de haber conseguido localizar y ganar una subasta de internet con el tesoro mecánico que consignaba Colin Doel.

Después de casi dos años de intentos frustrados de restauración del coche, pude localizar las piezas que ofertaba Colin, procedentes de un proyecto que le había legado su finado tío. Me puse a redactar esta pequeña crónica con la ilusión de un jovenzuelo que quería devolver a la vida un modelo  real a escala 1:1 de un pequeña miniatura de Matchbox Lesney  que alguna vez tuve cuando niño.

En cambio, este diagnóstico de la rodilla me va a convertir, al menos temporalmente, en un remedo de John Silver “El Largo”, andando con muletas en pos del tesoro de la Isla, desde Black Hill Cove, en la Gran Bretaña de la posada del Almirante Benbow, a la Isla de la Gran Canaria, donde el fabuloso botín de piezas del Triumph serviría para reconstruir la mecánica del navío varado en tierra firme desde hacía casi dos años. Lleno de dudas sobre las consecuencias de la lesión, me enfrenté con la perspectiva de haber conseguido lo que necesitaba para reparar el coche sin saber si podría hacerlo yo mismo o siquiera si podría conducirlo algún día.

Ajeno a mis tribulaciones, el Henneke Rambow, navegaba viento en popa con rumbo sur paralelo a las costas de Portugal cuando me dieron el diagnóstico. Después varias semanas de incertidumbre mientras peregrinaba por servicios de urgencias y traumatólogos varios obtenía por fin un veredicto, lesión ósea en la rodilla y menisco roto. La noticia de la llegada del barco me llegó mientras estaba sentado en casa con la pierna extendida y una férula en ella.

Me produje la lesión de manera fortuita mientras nadaba en el Pasadizo de la playa de Las Canteras un día soleado de finales de agosto. Ese día había una corriente intensa que sacaba el agua de la marea baja del interior de la barra y me había calzado las aletas rígidas para poder impulsarme mejor contra la corriente. Una vez en medio del estrecho de mar, aleteé durante diez minutos con energía para superar el flujo contrario de agua. No sé si mi musculatura ha perdido fuerza, si hice algún sobre-esfuerzo, si me di algún golpe, si he envejecido o simplemente que mi destino era ese; lo cierto es que al salir del agua ya noté que cojeaba y me dolía la pierna.

Mientras peregrinaba buscando un diagnóstico definitivo, estuve renqueante varias semanas.  Mi médico de cabecera me ordenó reposo físico. Y justamente este tiempo de descanso ha sido crucial para localizar el “alijo” de Colin Doel en esa cueva de Ali Babá que es Ebay. Su fallecido tío le había dejado en herencia toda la mecánica de un modelo Triumph TR6 de inyección mecánica, de la serie CR.  Por esa razón tuve la fortuna de encontrarlo mientras convalecía en casa lleno de frustración, surcando la red de redes.

No dudé en pujar con decisión para conseguir el tesoro de Coventry. Era una oportunidad única de hacerme con ella por una fracción de lo que me podría haber costado en un especialista de Triumph. La suerte que no tuve con la rodilla se alió conmigo y gané la subasta online.

Mi mutilado Triumph TR6, matriculado originalmente en 1970 en Gran Canaria, es un modelo de la serie CP, de los primeros modelos con inyección mecánica de combustible, de la tradicional marca británica Lucas. Cuando lo encontré en Tenerife, conservaba su matrícula original, pero el vehículo había tenido una vida azarosa, pasando durante casi 50 años por varias manos e islas.  El primer propietario lo tuvo casi diez años en Gran Canaria, el segundo se lo llevó a  la isla de La Palma y desde allí pasó a Tenerife, donde cambió repetidas veces de dueño, deteriorándose un poco cada vez. En el transcurso de estas peripecias, el modelo había perdido su motor original, cambiado de color y sufrido achaques varios. (Más adelante sabrá el amable lector más datos de algunas de estas vidas anteriores).

Sigamos con el relato del viaje del cargamento: El agente transitorio al que contacté para transportar el cargamento (http://www.mpg.com.es) aparentemente había realizado un trabajo magnífico al organizar sin dilaciones la recogida del arcón en Worcestershire, llevarlo a los muelles del Támesis y embarcarlo en el barco portacontenedores de la “Rambow Reederei” rumbo a Canarias.

Este barco hace una línea regular entre diversos puertos del Mar del Norte y los puertos de las Islas Canarias y de la costa norteafricana, transportando mercancías varias. En solo 5 días de navegación mi preciado arcón cruzó la vieja ruta comercial entre el Reino Unido y Canarias, llegando  puntualmente a puerto el pasado viernes, día 22 de septiembre.

La primera imagen del arcón denotaba que faltaban dos de las cinchas que con las que Colin lo había cerrado en Worcestershire, diez días antes. Me pregunté qué había pasado con ellas, quién se las había quitado, dónde había pasado, habrían robado algo del interior. Esas dudas me asaltaron hasta que pudiera llegar el momento de ver el interior…