luthier timple wide

Recientemente nos dejó el constructor de timples Esteban Morales Hernández, más conocido por Juanele. Tuve ocasión grabarle varias conversaciones en las que contó la historia de la saga familiar a la que perteneció. Heredó de su padre el taller donde trabajó, en la Villa de Teguise, así como la habilidad artesana de sus antepasados.

Foto de Esteban Morales Hernández 'Juanele' / Lacelotdigital.com

Esteban Morales Hernández ‘Juanele’ / Lacelotdigital.com

El primero en iniciar la andadura de fabricación de timples en Lanzarote fue su abuelo Francisco Morales, que compró un tiplillo al majorero Vicente Morera, en 1871. Fascinado por el pequeño instrumento, copió el modelo y comenzó a fabricar tiples (sin la m) ese mismo año.  Fue su hijo, el gran Simón Morales Tavío -padre de Juanele- el que perfeccionó su construcción. Desde su taller, el timple se prestigió y se extendió a toda Canarias, para convertirse en el más querido emblema de la música popular isleña.

En 1944, con el impulso que le diera el gobernador García Escámez, se abrió una Escuela de Artesanía. Pero Simón no enseñó a fabricar timples a los ocho alumnos que comenzaron con él, sino a tallar la madera. Quiso guardar las  mañas de la luthería para dos de sus hermanos y sus cuatro hijos, de los cuales fue Juanele el que continuó con la herencia familiar para dedicar su vida a la construcción de instrumentos. Los timples de Simón y su familia se hicieron famosos y se vendían en todas las islas, en lugares como la ferretería La Columna de Gran Canaria, en una tienda de la Calle Castillo de Santa Cruz de Tenerife e incluso en Barcelona. Muchos emigrantes  llevaron los timples de la familia Morales a Venezuela, como entrañables compañeros sonoros que ayudaron a sobrellevar la soledad y la magua de su tierra.

Gracias por una vida dedicada a la metamorfosis de la madera. Hasta siempre, Juanele.

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Foto destacada de Enrique Mateu: Manos e instrumentos del luthier Jesús Machín.