la_señoraAcaba de publicarse en la editorial ‘hora antes editorial’ la edición digital del libro ‘La Señora Beatriz de Bobadilla. Señora de Gomera y Fierro’ del escritor, periodista y guionista Carlos Álvarez con fotografías de Teresa Correa, Rafa Avero y Guillermo Guerra.

«Para alejarla de la corte y de sus amoríos con el rey Fernando, Isabel la Católica amañó su boda con Hernán Peraza, señor de Gomera y Fierro. Aquel destierro sumergió a Beatriz de Bobadilla, conocida como La cazadora, en un mundo por hacer, violento y cambiante, lejos de la corte y de la refinada violencia de las intrigas amorosas. Allí fue testigo de la rebelión de los gomeros, del asesinato de su marido a manos de los rebeldes y la posterior represión a sangre, fuego y esclavitud. Y cómplice también del enigmático aventurero que abrió una nueva ruta a oriente navegando, desde su isla de La Gomera, hacia poniente».

Carlos Álvarez, nacido en Soria en 1957 pero residente en Canarias, es autor, junto a Antonio J. Betancor, del guión de la película Mararía (1998). También dirigió, junto a Sigfrid Monleón e Imanol Uribe, la película documental Ciudadano Negrín (2010). Ha publicado La pluma del arcángel (Premio de Novela Benito Pérez Armas), Negra hora menos (Premio Narrativa Santa Cruz de Tenerife) y Si le digo le engaño.

 

Reseñas

“Para su última novela, La Señora, Carlos Álvarez ha elegido como protagonistas a un personaje y un tiempo insólitos, atados por un mismo vértigo.

Y ese es el tiempo de la novela, un tiempo de cambio, de alumbramiento y de oscuridad, un tiempo estremecedor y difícil, muy difícil de contar, porque las guerras civiles y el principio y el final del fin del mundo son sucesos que no terminan nunca, que se arrastran a través de la historia, reviviendo y revolviéndose una y otra vez durante siglos, entre llantos y cánticos, homenajes y reproches, banderas y pendones, en un inacabable ajuste de cuentas. Un ajuste que llevó a dos señores tan sabios y tan serios como Antonio Rumeu de Armas y Alejandro Cioranescu a romper su amistad por un quítame allá un amante de Beatriz, 500 años después. No les extrañará, por tanto, que la mitad de mi generación, que siempre fue mucho menos seria que la de Rumeu y Cioranescu, aprendiera la Historia de Canarias tirándosela a la cabeza a la otra mitad.

Para dar sentido a esa memoria troceada y construir una narración verosímil, Carlos Álvarez cose los pedazos de la historia sobre una sólida y atractiva trama literaria en la que siempre podrán adivinarse los hilos de una guerra civil, pero que no caerá nunca en el ajuste de cuentas: le toca al lector pensar su propia Historia. Y esto no es frecuente en las novelas históricas canarias e incluso en nuestra Historia académica, donde no es raro tropezar con autores más o menos decimonónicos que toman partido y hablan de “los nuestros” al tratar de los europeos o, con menor frecuencia, de los aborígenes, para terminar convirtiendo la dura realidad de la conquista y colonización en una idílica mezcla de razas y fluidos corporales o, por el contrario, transformar la novela o la historia en un panfleto rebosante de odio y, otra vez, de fluidos corporales.”

Faustino García Márquez

“Estamos pues ante un libro ambicioso y si me apuran definitivo sobre lo que significó que siete islas olvidadas hasta ese entonces comenzaran a figurar en el mapa del mundo conocido.

Una labor en la que Álvarez destaca el importante papel que en esta empresa jugaron las mujeres. Mujeres que en esta obra tienen mayor peso que los hombres. Casi como si quisiera darnos a entender que ellas, y no ellos, fueron las que tuvieron la misión de integrar y no disgregar a los que a partir de ese entonces habitaron los territorios conquistados.

La sombra de Beatriz de Bobadilla planea en toda la novela, pero no es una novela en sentido estricto sobre Beatriz de Bobadilla.

Álvarez, con feroz gracia, ya lo advierte nada más empezar la lectura de su interesante recorrido por una de las etapas más interesantes y también manipuladas de la Historia (con H mayúscula) de Canarias y España.”

Eduardo García Rojas

“¿Qué gomeros había en la isla además de Hautacuperche y de los jefes de los bandos?”, parece haberse preguntado Carlos Álvarez, pues los gomeros tienen en su novela una presencia tan densa como la de los españoles. La abrupta convivencia entre ambos grupos se relata con ecuanimidad; el autor describe más que valora, no dibuja buenos y malos, verdugos, víctimas o héroes de la resistencia, y hace, por tanto, un inusual e interesante tratamiento de la llamada cuestión de la identidad. Sin quitar un ápice de hierro a las atrocidades de la conquista, Carlos Álvarez es felizmente ajeno a los prejuicios que movieron a un tal Benearo de Anaga, autor de una biografía sobre los conquistadores de Canarias, a titular el capítulo sobre la señora de la Gomera La cruel y ninfómana Beatriz de Bobadilla.”

Rosario Miranda Juan