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El currículo de Isabel Costes produce vértigo y desesperanza al mismo tiempo. Vértigo al pensar la cantidad de años de duro esfuerzo solo para finalizar su sólida formación. Desesperanza al comprobar que cualquier mediocre sin talento pretende reclamar, a voz en grito, un espacio que jamás debería corresponderle ya que, encima, ni se ha formado la mitad de la mitad de la tercera parte de la artista que hoy nos ocupa.

Estudios de piano y violín los corona obteniendo además el Título Superior de Clarinete, Título Superior de Composición, Título Superior de Dirección de Coro y el Título Superior de Dirección de Orquesta. El Conservatorio de Valencia o la prestigiosa Accademia Chigiana di Siena fueron su espacio vital en aquellos años. Pero le sobró tiempo para estudiar, además, Historia del Arte en la Universidad de Barcelona.

Una mujer con esta capacidad de trabajo y con esta preparación solo podía ofrecer una carrera profesional jalonada de brillantes iniciativas, trabajos rigurosos frente a importantes orquestas y una continua innovación empresarial. Libros, producciones discográficas, direcciones artísticas, asistencia de óperas y trabajos frente a orquestas de diferentes partes del mundo marcan el ritmo de su magnífico devenir creativo en estos últimos 26 años.

Hablamos con Isabel bajo la atenta mirada de sus perras Pruna y Hermione, que no parecen estar muy conformes con la situación.

– ¿Y cómo comenzó todo?

«Soy del Delta del Ebro, un lugar del sur de Catalunya que linda con Valencia, que vive con el mar y que tiene la música muy presente. Dos sociedades musicales con una gran banda de música cada una. En mi familia no había músicos pero la relación con una de las sociedades musicales era muy estrecha, mi abuelo Arturo era el vicepresidente y compró mi primer violín, que aún conservo. Un día asistí a mi primer concierto de orquesta, era la ORTVE, dirigía un maestro que me pareció un mago de la música. Era Ígor Markevitch. Ese día sentí que quería ser directora de orquesta. Años después, ya en el Conservatorio Superior de Música de Valencia, me llevé la gran sorpresa: mi maestro, mi profesor de dirección era Manuel Galduf, el más brillante alumno de Ígor Markevitch. El círculo se cerraba».

– ¿Y quien fue su inspiración, su apoyo?

«El apoyo de mis padres y abuelos y los consejos de mis profesores, en especial de mi maestro Manuel Galduf, me guiaron por estos vericuetos musicales. A mi maestro le debo el haberme inculcado el deber de ser rigurosa, auténtica, tenaz, honesta, y a tener consciencia del equilibrio inestable que se produce entre los diferentes elementos que conforman la música».

– Después de tanto periplo internacional… ¿Qué le llevó a recalar en Canarias?

«Llegué en el 2000 a raíz de un encargo para dirigir un evento importante, me sentí en casa y, en aquel momento, pensé que era un lugar donde se podían llevar a cabo iniciativas interesantes».

– ¿Qué le ofrece Canarias que no haya encontrado en otras partes del mundo? ¿Qué le retiene aquí?

«Vivimos en un mundo globalizado, en el que las distancias apenas existen. Siempre he pensado que uno debe vivir en el lugar donde se sienta bien, en todos los aspectos, y este es el caso».

– ¿Qué proyecto del pasado recuerda con más ilusión?

«Quizás, mi primera orquesta, La Jove Orquestra Gèrminans de Barcelona, que fue además la primera orquesta joven que existió en Catalunya».

– ¿Y en qué proyecto se encuentra en la actualidad?

«La dirección artística y musical de los diferentes proyectos con la Orquesta del Atlántico».

– ¿Y a corto plazo?

«Hay varios proyectos para 2014. En especial me atraen dos de ellos: uno es El Amor Brujo de Manuel de Falla en la versión original de 1915, con la cantaora Mayte Martín, con escenografía de Pepe Dámaso y dirección de escena de Nacho Cabrera, evidentemente con la Orquesta del Atlántico y el otro, un espectáculo multidisciplinar, con la música española como protagonista».

– Usted no es solo artista, creadora, docente… Además es empresaria ¿Está abocado el músico hoy al neorenacentismo y tener que hacer de todo?

«La expresión renacentismo, nos sugiere una persona de muchos logros y talentos, alguien que dominase varias disciplinas  y que fuese el modelo a seguir, el más completo. El máximo exponente fue Leonardo da Vinci. En las circunstancias actuales nos vemos abocados a hacer un poco de todo, aunque no seamos especialistas. Quizás no se trate de ser buenos en una o muchas cosas, sino buscar la excelencia en cualquiera de las actividades que ejerzamos».

– De todas sus facetas ¿Dónde se siente más cómoda?

«Evidentemente como directora de orquesta».

– ¿Se discrimina a las mujeres directoras en un entorno supuestamente varonil?

«Hay un hecho irrefutable: no hay ni una sola directora titular al frente de las más de veinticinco orquestas sinfónicas estables que existen en España. Al lector le ofrezco la licencia de opinar sobre el tema.

Dicho esto, me gustaría manifestar que la MÚSICA solo sabe de emoción, de comunicación, de equilibrio, de libertad… independientemente si el productor o el receptor es hombre o mujer.

Creo que no se trata de directora o director, en realidad se trata de ser buen o mal director/directora y de hacer buenas o malas interpretaciones de la obra en cuestión.  Ya Platón escribió en La República, libro V: “No existe una ocupación relativa a las gestiones de los asuntos sociales que pertenezcan a las mujeres o a los hombres en cuanto a tales”. Con esto quiero decir que, personalmente, no me preocupa si hay o no discriminación, me preocupa más, muchísimo más, el intrusismo que abunda en esta profesión. Es decir, la proliferación de instrumentistas, sin formación como directores de orquesta, que aprovechan oportunidades de carácter social, político o de otra índole para “asaltar” el podio sin escrúpulos ni rigor».

– Esto es hablar claro. Pero es evidente que cada persona imprime su propia impronta al acto artístico… ¿Es de la opinión de que, de forma general, hay una sensibilidad diferenciada entre sexos? Dicho de otra manera y perdone que insista… ¿Dirigen distinto las mujeres que los hombres?

«Cada directora o director imprime a la orquesta un sonido distinto: su sonido, su identidad, independientemente del sexo al que pertenezca. Un director ha de poseer la capacidad suficiente para conseguir de la Orquesta lo mejor de ellos mismos, para lo cual, el carisma juega un rol fundamental que, junto con una depurada técnica y unos vastos conocimientos, permita transmitir el mensaje artístico con transparencia y naturalidad».

– Luego no hay razones objetivas como para que no haya ni una directora al frente de las orquestas sinfónicas estables españolas…

«Pues va a ser que no». (Risas)

– ¿Cuál es su meta profesional? ¿Y humana?

«La búsqueda del éxito, concibiendo éste, en todo momento, como la posibilidad de realizarse profesional y personalmente, día a día, a través de una vocación que en mi caso es la dirección de orquesta».

– ¿Cómo le afectan los recortes y la situación actual?

«Supongo que como a todos, pero intento afrontarlo con trabajo e imaginación».

– ¿Qué opinión le merecen las políticas culturales en Canarias?

«Hay muchas asignaturas pendientes y considero que es responsabilidad de todos».

– Si tuviera el poder mañana por la mañana… ¿Qué medidas urgentes en el campo de la cultura afrontaría?

«Procuraría que las personas y comunidades tuviesen fácil acceso a la cultura y pudiesen participar en aquellas manifestaciones culturales que fuesen de su elección».

– ¿Cuáles son los principales cambios actuales en su sector? ¿Cómo cree que va a desarrollarse su sector en los próximos años?

«La tecnología es el puente entre el pasado y el futuro de la música clásica que debe ayudar a crear nuevos públicos.

El uso de este recurso permitirá que la música, el arte… dejen de ser patrimonio de una minoría, para pasar a ser un bien general. Con ello, se consigue democratizar la música “llamada” culta, como se ha hecho con otros géneros musicales: rock, pop, metal…»

– ¿Cuál es o va a ser el impacto de las tecnologías desde dispositivos y teléfonos móviles en el negocio de la música?

«Las redes sociales, los sitios web, youtube… son el medio de comunicación del presente y el futuro y como tales representan un gran canal de difusión. Pienso que la industria musical ha convivido siempre con los avances tecnológicos. Dicha industria ya no se basa en la música como “producto”, sino como servicio. Ello se traduce, desde hace unos años, en una progresiva caída en las ventas de discos compactos y otros soportes. No estoy diciendo con esto que la industria musical está en crisis. Las compañías tecnológicas y las de telefonía móvil lanzan continuamente estrategias para competir en la venta de contenidos musicales a través de sus servicios. En realidad, creo que lo que está en crisis no es la industria musical, lo que está en crisis es la industria discográfica. No podemos ignorar que son, precisamente, los consumidores los que revolucionan el sector».

– Debilidades y fortalezas del sector cultural en Canarias.

«La principal debilidad es  ser un territorio fragmentado y región ultraperiférica. Precisamente esta última característica debería convertirse en la principal fortaleza, entre otras cuestiones, por la ubicación estratégica del archipiélago. Por otro lado, señalar que Canarias está en disposición de exportar talentos a cualquier lugar de este mundo global del que tanto hablamos».

– ¿Qué anécdota destacaría de su carrera hasta hoy?

«Anécdotas ha habido muchísimas, pero quizás me gustaría destacar, más que una anécdota, un hecho por lo inusual del mismo: ser la directora musical del concierto que organizó la F.E.C.E.C. (Federación catalana de entidades corales), en el 92 en el Palau Sant Jordi de Barcelona con orquesta sinfónica y 7.000 cantantes, pertenecientes a todas las corales de Catalunya, ante un aforo de 15.000 espectadores.

– ¿Qué consejos le daría a una persona que se inicia en su especialidad hoy?

«Que posea una gran preparación musical y técnica, una mente artística global, don de gentes, mano izquierda, humildad, rigor en el trabajo y carisma. Que desarrolle la capacidad de liderazgo, entendida ésta como la del líder que, sin imponer sugiere desde la autenticidad con calidez y amabilidad. Personalmente creo que se acabó la época de directores déspotas y prepotentes… ¡O así lo quiero creer! Es importante ser firme, pero respetuoso y gentil con los músicos».

– En la actualidad se está debatiendo la cuestión de que en la mayoría de los casos los artistas no trabajan legalmente porque ni se pueden permitir ser autónomos con cuotas tan altas ni los empresarios los contratan legalmente… ¿Cuál es su opinión al respecto?

«Realmente ser autónomo en nuestro país es prohibitivo, teniendo en cuenta la demanda del mercado. Creo que los responsables deberían fijarse en otros países de la UE y tomar ejemplo».

– ¿Cómo funciona legalmente?

«En mi caso soy autónoma».

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