Una mañana tuve que madrugar
y cual fue mi sorpresa,
que con el día claro
y con el sol en oriente
la luna aún estaba en occidente.
La luna con sus mejores galas,
al estar en plenilunio,
esperaba coqueta, al sol,
como espera una enamorada
a su amor.
¡Ay luna lunera, cascabelera!
por mucho que esperes,
y por muy grande que sea tu amor,
la distancia entre ambos,
tiene difícil solución.
Juan Tejera.
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