En diez años han asesinado a ciento diez activistas en Centroamérica. Los gobiernos corruptos se apoyan en empresas transnacionales, las cuales destruyen bosques, contaminan ríos y expulsan a comunidades indígeneas ante los ojos de la comunidad internacional.

A Berta la asesinaron en Honduras por denunciar la construcción de una red de presas que estaban destruyendo el entorno y que generarían fuertes desequilibrios. Ahora solo nos queda su sonrisa y el legado de continuar una lucha tan inicierta como necesaria.

A ella y todos los ecologistas que defienden nuestra naturaleza y medio ambiente va dedicada este artículo titulado «Berta Cáceres» en La Opinión de Tenerife: http://bit.ly/29wv1pp

(Leer comentarios en Facebook)