Recuerdo el momento en que se acercó al libro, cómo reía, la ilusión en su cara, los gestos de las manos al recorrer cada una de sus esquinas y el instante en que buscó en el olor de sus páginas las respuestas a muchos interrogantes de su ceguera.

«Leer cuando eres ciega» en nuesrta columna «Luz de Luna» en La Opinión de Tenerife

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