El teléfono móvil se ha convertido en un instrumento que facilita las comunicaciones y el intercambio de información, pero también es una droga que nos está condenando cada vez más a depender de ella en cualquier sitio y momento del día.
Hemos llegado a un extremo en que tenemos que saberlo todo y lo de todas las personas, y no diferenciamos la necesidad de la obsesión y la dependencia.
Por eso, te invito a leer «Encadenados al teléfono móvil», en La Opinión de Tenerife, y que opines al respecto.
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