Se llamaba Nikola Koljevic: era profesor de la Universidad de Sarajevo y ordenó la destrucción de Vijecnica, la famosa biblioteca de esa ciudad, dentro de un proceso de limpieza étnica.

El lunes se celebró el Dia de la Biblioteca y, recordando aquel memoricidio de la guerra de Bosnia-Herzegovina, le dedicamos nuestra columna «Luz de Luna» en La Opinión de Tenerife al papel fundamental que juegan los bibliotecarios y las bibliotecas en la sociedad como fuente del conocimiento y desarrollo personal e intelectual.

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