No se trata de aprendenderte todas sus canciones ni de saber al pie de la letra cuándo compuso una u otra…

Se trata de sentir, de encontar en alguna de ellas la explicación a cosas que te pasan, a identificarte cuando el amor llama a tu puerta o te abandona con una puñalada, cuando un amigo te abraza en momentos amargos sin pedir nada a cambio porque te lo da todo…

La semana pasada se fue la voz del viento, despidiéndose de todos nosotros, y por eso le dedicamos nuestra columna a «Leonard Cohen: la voz del viento», irrepetible como su esencia.

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