Preliminar del preliminar

Dieciocho años hará en abril que vio la luz el tomo Letras a Telde, 1351-2001 (ISBN 8489104441) gracias al interés que mostró el M.I. Ayuntamiento de Telde por la iniciativa que un año antes le presenté a los responsables del área de cultura y que se tradujo en una serie de conferencias donde se vinculaba el quehacer literario con la referida ciudad grancanaria.

La relación de participantes y su contribución al proyecto fueron inmejorables, a saber: “Telde y su entorno en la Literatura” (Antonio Cabrera Perera); “Telde y su aporte poético a la literatura de Canarias” (Osvaldo Rodríguez Pérez); “Dos claves en la poesía de Fernando González” (Antonio Martín Rodríguez); “El espacio literario de Telde: acerca de una novela de encrucijada, Las espiritistas de Telde, de Luis León Barreto” (Francisco Juan Quevedo García); “Fernando González: humanidad y poesía” (Teresa I. Jiménez Betancor); “La singularidad de la palabra poética desde una experiencia particular” (Luis Natera Mayor); “Escritura y universo existencial. Una aproximación a la prosa de Hilda Zudán” (Ángeles Mateo del Pino); y “La presencia de la poesía de Domingo Rivero en la Escuela Lírica de Telde” (Eugenio Padorno Navarro).

Estas conferencias se agruparon en un volumen, el que vio la luz un abril de hace dieciocho años. Creo que no es mal momento para recordar esta publicación (que pide una reedición, todo sea dicho) compartiendo con ustedes cuanto, como editor y participante expuse en el texto que sirvió de introducción al resto de los artículos y que se ofreció a los lectores bajo el título: “Un ciclo para una historia de la literatura de Canarias en Telde”.

Letras a Telde

Preliminar

Precisar, ampliar, difundir… homenajear. Estos cuatro verbos han sido los pilares sobre los que hemos edificado un ciclo de conferencias centrado en la Literatura de Canarias que se ha hecho y se hace en Telde, la que ha venido y viene de la mano de teldenses oriundos o la que centra su razón de ser en nuestra Ciudad como motivo de creación; todo ello, en el marco de una fecha histórica como es el 650 aniversario de la Fundación de esta primera de las ciudades y sedes episcopales de las Islas Afortunadas.

Frente a la amalgama de datos sin contrastar y juicios sin sustento, proponemos estos ejercicios de precisión en forma de artículos; frente a la escasez testimonial y carencia de perspectivas, incorporamos estas necesarias ampliaciones a la historia de nuestras letras locales; frente al desconocimiento involuntario y el olvido con intención, asumimos la tarea de difundir lo que hubo, lo que hay y lo que puede haber; frente a la no valoración de nuestras escrituras, disfrazada en ocasiones de simulado desprecio, rendimos este sentido homenaje a una tradición literaria de evidente esplendor vertical a la espera de que estos seis siglos y medio de existencia que nos alumbran logren hacer lo propio con la dimensión horizontal de nuestro escueto pero intenso patrimonio literario. Hemos asumido con firmeza estos principios y los hemos puesto en práctica, de forma satisfactoria, gracias a la intervención de los reconocidos docentes e investigadores cuyos trabajos conforman las páginas de este volumen.

Tiene el lector en sus manos nueve conferencias que fueron expuestas en distintas convocatorias del primer ciclo de conferencias Letras a Telde, 1351-2001; una iniciativa literaria ésta que es inédita en nuestra Ciudad y que vio la luz por vez primera el ya lejano 26 de enero de este año de la mano del profesor Cabrera Perera. El trabajo que nos expuso en su momento y que encabeza este libro, Telde y su entorno en la Literatura, es una muy interesante revisión de las referencias histórico-literarias a Telde desde Abreu Galindo o Torriani hasta la reciente obra biográfica del Corredera escrita por Gustavo Socorro. A partir de unos amplios y elocuentes pasajes de indudable valor testimonial que reproduce nuestro conferenciante, el profesor Cabrera Perera logra concluir su exposición resaltando, más si cabe, la tesis que desde el principio defiende: que Telde siempre estuvo presente en los escritores del momento por ser desde sus comienzos «uno de los lugares más interesantes de las famosas Islas de Canaria». Viana, Lope de Vega y, sobre todo, Julio Verne, por citar algunos, forman parte de la lista de escritores que de forma más o menos explícita acudieron a las peculiaridades geográficas y sociales de Telde, entre otras, para vertebrar algunos de sus fragmentos más aplaudidos. Pero no queda aquí la cuestión. Una tierra para la literatura es una tierra de literatos. Así las cosas, el profesor Cabrera Perera también hace hincapié en la fecunda tradición literaria que posee nuestra ciudad y que, en última instancia, personaliza en figuras de indudable reconocimiento en nuestras letras como Montiano Placeres, Fernando González o Saulo Torón, el más grande de los poetas de Telde, a juicio de nuestro conferenciante.

A este estudio panorámico sigue otro de semejantes circunstancias, aunque, con ciertos matices, diferente punto de vista. El 2 de marzo, el profesor Rodríguez Pérez tomó la palabra para analizar el aporte poético de nuestra literatura local en la literatura regional con la que, en buena lógica, mantiene –o debería mantener- una relación de dependencia. En este punto, como ya entonces destacamos, conviene resaltar los logros de Telde y su aporte poético a la Literatura de Canarias cuando consigue establecer la entidad de una escritura que tiende hacia lo universal desde los parámetros localistas que una tradición, más o menos rigurosa, le ha asignado.

Este segundo trabajo que nos ocupa asume el cometido de plantear la muy necesaria tarea de calibrar con exhaustividad el material crítico que poseemos sobre la vida y obra de escritores como Julián y Saulo Torón, Montiano Placeres, Fernando González, Luis Báez o Patricio Pérez Moreno, entre otros. Estamos, pues, ante un primer paso para este propósito, un inmejorable preliminar que demanda la secuencia de otros capítulos en los que se llegará a cuestionar, no tenemos la menor duda de ello, muchos escritos científicos anteriores carentes de las mínimas precisiones exigibles con las que dotar de dignidad y rigor a nuestro objeto de estudio.

De la visión general de la que participan los dos primeros trabajos expuestos pasamos a la parcialidad de las Dos claves en la poesía de Fernando González que ocuparon al profesor Martín Rodríguez en su exposición del 18 de abril. En este artículo, el referido conferenciante investigó sobre dos de los muchos aspectos que hemos de tener en cuenta a la hora de elaborar una poética del vate grancanario: por un lado, las distintas referencias mitológicas que aparecen en la obra del teldense y, por el otro, las alusiones encubiertas a pasajes bíblicos que subyacen en sus poemarios. Y como nexo común a toda su producción literaria, la presencia de Dios, que será, en última instancia, la que, a modo de trama, engarce toda la urdimbre de sus inquietudes retóricas, ya sea desde la humildad más sentida («Me creí grande, Dios mío…», etc.), ya desde la irreverencia más increpadora («[…] Dios fue su yugo./ […] “¿A esto llamas, Señor, el Paraíso?” […]»).

El estudio del profesor Martín Rodríguez es fundamental para entender a Fernando González desde su vertiente más humanista, la que se deriva de su inclusión en los dos motivos literarios ya expuestos. El poeta de la melancolía, el dolor, el sufrimiento, el desengaño…, el gran machadiano, como nos recuerda nuestro conferenciante, es, también, en su deambular poético, el poeta que atesora múltiples entornos culturales sobre los que volcar su lirismo. Su lado humanista, pues, fluctúa entre la intensidad de los versos en los que queda explícito el mito («En la transmutación del maestro») y el estilismo de aquellos otros que, envueltos en el aura mágica que caracteriza las referencias míticas grecorromanas y cristianas, aparecen ante nosotros con la única vestimenta que poseen, el símbolo, la mención implícita («Abandonado del amor»).

[continuará]