el_principado_de_la_fortunaEl profesor y escritor Carlos Ortiz de Zárate publica ‘El principado de la Fortuna’ en la editorial Círculo Rojo. Se trata de una novela en la que uno de los motores es el feudo dependiente de la Santa Sede concedido por el papa Clemente VI en 1344 a Luis de la Cerda, Infante de Castilla, mediante la bula Tue devotionis sinceritas. Su nombre se refiere a las Islas Canarias, identificadas con las Islas Afortunadas de la Antigüedad y llamadas así frecuentemente.

La única condición puesta por el papa para la creación de este principado fue que Luis de la Cerda efectuara la evangelización de las Canarias. Sin embargo, dicho infante no obtuvo apoyo econónico ni militar, por lo que el principado quedó en proyecto. No obstante el título de «Príncipe de la Fortuna» fue utilizado por él y por algunos de sus descendientes

El profesor Ortiz de Zárate ocupó su plaza de PTU de Civilización francesa hasta 2006 y tras 22 años de docencia en Las Palmas; CULP y ULPGC, completó su vida laboral y se retiró a Villaviciosa de Asturias para ocuparse de su asignatura pendiente: la escritura creativa. En 2012 obtuvo el accésit en el Oscar Wilde de novela breve por “Cowboy from Brooklyn”, que presentó en el Salón de Grado del Edificio Departamental de Humanidades.

Canarias está presente en ambas novelas. En la precedente por Selena, el personaje más humano, que interpretaba la canción “Put he Blame on Mame” de Gilda, la película de Rita Hayworth, en Las Canteras de los 60s. En la actual, el principado de la Fortuna es uno de los ejes de la historia que se intercala en la actualidad de la última insurrección tuareg, que la novela sigue rigurosamente, desde la primavera hasta finales del otoño de 2012. Los narradores son personajes de los entornos de Yves de la Hay, alto funcionario del Quai d’Orsay y de Ahmed Lakkhoua, potente empresario del tráfico caravanero del Sahara, tuareg y uno de los interlocutores prioritarios del gobierno francés en la región y especialmente en la crisis de Azawad.

En el relato se intercalan las memorias de los Sevilla, rama de los Lakkhoua que se pasó a Fernando el Santo y a su sucesor, Alfonso X ante la invasión de Sevilla por los almorávides, de la misma manera que ante la misma invasión emigraron los antepasados de los Lakkhoua del imperio de Ghana. Los Sevilla eran tuaregs, como los Lakkhoua y desaparecieron a finales del siglo XV. Aparecen en la novela porque Ahmed las hace leer a Yves, para mostrarle que es el legítimo heredero de las mismas. El principado de la fortuna está muy presente en las últimas porque los Sevilla están muy vinculados a los de la Cerda y ambas familias comparten este sueño que nunca se realizó, porque desapareció en el alboroto de las intrigas.
La historia no interfiere en la actualidad, sino que incide en las intrigas e intereses que imponen lo que hay: el abandono de las poblaciones del Sahara “empaquetadas” en Mali, a un mortífero tráfico de armamentos, drogas, rehenes y bandas armadas que imponen fundamentalismos y extremismos.

Los narradores son cínicos, hedonistas y mundanos y si sus relatos aluden, con rigor disciplinado, a los hechos, predominan sus caracteres y humanidades .Canarias forma parte de territorios marginados por la historia, pese al papel que han jugado los tráficos caravaneros del Sahara, y en la novela no aparece sino entre bastidores. No se trata de minimizar, sino por el contrario, de llamar la atención sobre su escandalosa ausencia de la escena.