Continuamos la entrega por fascículos del libro ‘Rock Around Canarias’, escrito por Vicente Martín Abreu, con el sexto capítulo dedicado al programa radiofónico ‘En Bandeja de Plata’ que cumplirá 23 años de emisión. Todo un record de un programa dedicado a la música Rock y Pop hecha en Canarias. En el momento de publicar este artículo ‘En Bandeja de Plata’ se emite en 7.7 Radio los martes de 19 a 21 horas y se reemite los sábados de 13 a 15 horas. También puedes escuchar los podcast en CanariasCultura.com.
EN BANDEJA DE PLATA es un programa de radio que en la actualidad –invierno del 2002- se emite los miércoles entre las 20 y las 22 horas en MC2, en el 91.5 fm del dial. En dicha emisora llevamos casi cuatro años, pero la andadura del programa es mucho más larga. Precisamente el mes de octubre del 2000 cumplimos nuestro décimo aniversario. La andadura comenzó en octubre del noventa en Radio Nacional de España, Radio 4.
En realidad siempre nos había gustado la radio, desde pequeñitos. Yo, en realidad, me enganché en la tripa de mi madre. Mi padre era técnico en radio y televisión. Todavía conservo receptores de radio color granate y crema de los primeros cincuenta. Mi hermano y yo hacíamos radios en cajas de puros, con sus condensadores y sus resistencias, la barra de hilos de cobre, los potenciómetros… Cuando teníamos cinco años recuerdo que nos dormíamos con la radio, con aquellos cuentos que ponían a las ocho de la tarde. Nos parecían mágicos: El gato con botas, La cenicienta, Los siete enanitos, y sobre todo dos que eran nuestros preferidos: Dumbo y Garbancito. A ambos los teníamos en disco, en single. Dumbo venía en vinilo azul y Garbancito en vinilo rojo. Eran como flanes de gelatina, como juguetes, y los oíamos una y otra vez. Aquellas voces bien timbradas y los efectos especiales que se hacían en la radio, caseros pero muy efectivos, nos hacían abrazar a Morfeo. El rugido de la vaca que acallaba aquella vocecita de Garbancito que decía desde las profundidades: “En la barriguita de la vaca estoy…”, con un hilillo de voz. Jonás dentro de la ballena.
Pero cuando en realidad me enganché fue a finales de los sesenta, con unos once años –mi hermano tenía trece- Nos acostábamos escuchando al Mariscal Romero con Musicolandia, era fantástico: “Un viaje alucinante por el mundo de la música”. Con esta frase –o alguna muy parecida- iniciaba cada noche el Mariscal su programa.
Mi hermano me iniciaba en los grupos. Oir a Hendrix o los Stones –porque el Mariscal era stoniano en ese enfrentamiento generacional Beatles/Stones- con once años era mucho. Musicolandia fue un punto de referencia, la iniciación, pero un par de años más tarde me centré de lleno en el tema. Fue en Radio Popular FM, mi verdadera universidad radiofónica en el mundo del rock. Luego vendrían unos cuantos masters en Radio 3, Onda Dos de Radio España FM, Radio El País… Y algún que otro curso acelerado como Radio Vallekas o La Cadena del Water.
Radio Popular fue mi puesta de largo. Por la mañana iba al instituto, al Ramiro de Maeztu –cuando La Demencia no tenía nombre-, y por la tarde estudiaba con música –como he estudiado toda mi vida-, la música de Radio popular FM. Allí conocí a los primeros locutores con programas de línea editorial, a los que luego he seguido durante muchos años. Uno de los cerebros pensantes era sin duda Gonzalo García Pelayo, un histórico del rock en España. Ahora, en estos días, ha vuelto junto con su hijo a la actualidad musical por ser el productor del disco homenaje a Triana. Él es el creador de eso que se llamó el rock andaluz: Smash, Storm, Triana, Alameda y todo lo que vino luego. Música progresiva era un término común en el Mariscal y en Gonzalo aunque su estilo fuera muy distinto. El Mariscal era un poco de grito y parafernalia con temas pisados, un estilo discotequero, llamativo; Gonzalo, por el contrario, daba datos, dejaba los temas al completo y explicaba las cosas sin basarse en la estridencia ante el micro.
El formato de Radio Popular era de programas de una hora –alguno de hora y media-, programas de autor: Vicente Cajiado, Luis Cuevas, Manolo Fernández… Incluso creo recordar que Juan de Pablos hacía un programa de country-pop a medias con otra persona para dar salida a grupos como Poco, Flyin’ Burrito Brothers, algo de Gratefull Dead, Commander Cody… Nuestra forma de abrir En Bandeja de Plata presentando al técnico es heredada de mi tocayo Vicente Cajiado:
“Y del otro lado de la pecera, tocando el piano…”
Aquellos primeros años setenta fueron decisivos para mí. Eran programas especializados y con un montón de novedades. Recuerdo uno que cada día tenía un disco novedad invitado del que ponía cuatro o cinco temas. Así descubrí muchos discos, recuerdo uno de John Cale con temas como Sky patrol; música minoritaria cien por cien.
El punto de partida para realizar En Bandeja de Plata empezó, en realidad, tras haber asistido a un curso de radio organizado por Radio Guiniguada en su ubicación de Lomo Blanco. Estuvimos como dos semanas de curso, impartido por gente de Radio Nacional en Las Palmas de Gran Canaria. Luego, como fin del mismo, se propuso que hiciésemos, por grupos, un programa para realizarlo en Radio Nacional. Lola y yo hicimos un guión de hora y media para hablar de los acontecimientos de los años setenta –extraído del coleccionable de El País que se acababa de publicar sobre esa década- y lo acompañábamos con música de esos años. En el curso habían quedado claras las preferencias; había una parte técnica y otra de locución y guión. Nosotros teníamos claro que nos gustaba más ser guionistas y locutores que técnicos, aunque esta división se ha perdido hoy, de hecho, en las radios. En general, en las llamadas radios jóvenes todo el mundo hace la mesa; claro que los programas son netamente musicales. Un buen programa de radio, con tus entrevistas, tus conexiones telefónicas, y el uso indiscriminado y casi simultáneo de casete, bobina, minidisc, cd, plato…, la recepción y atención a los invitados…, requiere no sólo esa división de tareas, sino un equipo de varias personas. No obstante, cada uno funciona con lo que tiene, lógicamente.
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