radio_antigua_wide

No obstante, uno de los fuertes en el ámbito deportivo de Segundo eran sus declaraciones explosivas, con las que intentaba sembrar cátedra, crear escuela, estado de opinión, y, a buen seguro, lo conseguía. No en vano, ha sido y sigue siendo uno de los grandes del deporte y del fútbol radiofónico.

Onda Isleña fue la etapa de los desenchufados: por allí pasaron Última Parada, Prana, Arístides Moreno, Buzz, Sex and Violence… Un montón de actuaciones en directo entre las que recuerdo con mucho cariño la de Urban Cowboys. Llegaron una hora antes que nosotros para preparar la mesa del estudio anexo de Onda Isleña, mesa que había montado en su día uno de ellos. Pasaron por ella los instrumentos y micros y tocaron cuatro temas de country rock, auténticos clásicos de Elvis o temas como el Six days on the road que sonaban como los mismísimos ángeles.

Además de la legión de grupos canarios, estuvieron por allí personajes y bandas con cierto gustillo: es el caso de Australian Blonde, el Niño Gusano, Enemigos, Dover, Def Con Dos o Corcobado. Este vino con su chica –miembro de su banda, Los Chatarreros de Sangre y Fuego-, una joven con los brazos cubiertos de tatuajes. Teníamos cierta ansiedad, pues Corcobado tenía fama de ser un poco bronca en las entrevistas. Utilizamos a nuestro querido amigo Ari –de Frakaso Skolar-, todo un fan, para que lo recogiera en el hotel y nos lo trajera. Ari vino con un par de libros de poemas de Corcobado y grabaciones rarillas de él en bandas anteriores. La verdad es que tanto Corcovado como su chica estuvieron muy suaves, dándole a la entrevista un ambiente tranquilo y profundo. Recuerdo que estaban sin un duro, según propia confesión; comentaron que les vino muy bien el que los recogiéramos en el hotel y les lleváramos porque no tenían para un taxi. Nos hicimos unas fotos y nos despedimos con mucha cordialidad. Evidentemente no era –o no fue con nosotros- la bestia negra y oscura que le habían adjudicado.

Las bandas canarias empezaban a salir a la Península y comenzaron las conexiones con ellas en los lugares en los que tocaban. Les daba muy buen rollo el estar fuera y que alguien les llamará para salir en antena contando sus batallas por lares peninsulares.

Teníamos oyentes que nos habían seguido desde Radio Nacional. Ahora ya había desaparecido el apartado de El Eslabón Perdido y los libros de regalo de Círculo de Lectores y el Cabildo. Seguíamos, eso sí -durante toda la trayectoria del programa-, regalando tres pases para dos personas durante quince días para ir a los multicines, entre las llamadas recibidas a lo largo de las tres horas. Uno para los Monopol, otro para los Galaxy y otro –el más suculento- para Royal, Ballena, Arenas y Capitol.

En Radio Libertad fuimos recibidos con los brazos abiertos por Santi Moreno –nuestro antiguo control en Onda Isleña- y por el jefe de programación, Armando Vallejo (hoy responsable de Todo Goles en La Nuestra). Éste, otro peso pesado en deportes, ya le estaba haciendo la competencia a Segundo Almeida. Allí nos instalamos los jueves entre las seis y las nueve de la noche. Santi hacía por entonces el informativo matinal de Radio Libertad, pero al cabo de un año más o menos se fue a un nuevo periódico: La Tribuna. En la emisora empezamos con un tirón de audiencia bastante notable: viejos oyentes y nuevas incorporaciones. El teléfono sonaba continuamente. Por el programa seguían pasando, por el estudio o a través del teléfono, la totalidad de las bandas de rock canario, y otro personaje del mundillo, Carlos Eximienta, músico él también, facilitó la grabación en su estudio de maquetas a algunos grupos habituales del programa a través del sorteo entre las bandas que llamaban.

Graciosa fue la entrevista y concierto de Marcos Naranjo. Le habíamos visto en La Calle teloneando a Sin Radio. Él solo con su guitarra. Nos pareció demoledor, pura gracia. Así que le llevamos al programa y aprovechamos para grabar la actuación. Ese material lo utilizamos después como maqueta. La única suya que yo conozca. Llegó con Jorge, de Los Malos, y su primo. Hizo cuatro temas, no tenía por entonces muchos más…, y estos cuatro eran la base de sus actuaciones, siempre muy cortas. El primero era de esos temas que ves clarísimos como single de éxito. Se titulaba Niágara, un doble homenaje, Marilyn de un lado y el autoerotismo de otro: “puño arriba, puño abajo y chingando, chingando”, terminaba la letra.

En Radio Libertad recuerdo que tuvimos un hecho simpático en el segundo programa. Teníamos de invitado a un coleguilla que era el representante de la Plataforma por la no urbanización de Veneguera. En esos días se estaban celebrando distintos actos ante la urbanización inminente de la zona. Como siempre en estos casos, los intereses de unos cuantos empresarios se imponen sobre las razones del medio ambiente o el crecimiento controlado. Le preguntamos a nuestro invitado que quiénes estaban detrás del negocio.

“Me alegro de que me hagan esa pregunta, Lola y Vicente”, comentó nuestro interlocutor, y siguió: “Como siempre, se trata de una serie de grupos de poder y empresarios que no piensan en otra cosa que en enriquecerse sin tener en cuenta ningún otro aspecto.  Son varios –y citó algunos de corrido-, pero sobre todo se trata de Lopesan”.

Héctor, que  estaba en el control, nos miro con cara de “en dos minutos os cortan la emisión”. Lopesan era el dueño de la emisora. Evidentemente, no iba a estar escuchando sus emisoras las veinticuatro horas, pero alguien se lo diría. Sin embargo, no pasó nada, como es lógico pero no habitual. En el informativo de la cadena se trataba el tema de Veneguera, pues eran noticia las manifestaciones y movilizaciones que el hecho estaba produciendo. Eso sí, no se decía que los intereses económicos estaban, en buena parte, del lado de Lopesan.

Por la emisora no había excesivo movimiento: siempre estaban dos o tres comerciales captando clientes por teléfono y de vez en cuando aparecía por allí José Antonio Baeza, el director de la emisora, el hombre fuerte de Lopesan. Era muy suave y dialogante y nunca tuvimos ningún problema. También estaba por allí Fátima, una chica encantadora que trabajaba en la parte administrativa. En Bandeja de Plata seguía, naturalmente, sin publicidad, únicamente promos de programas de la emisora.