EFE.- El vigor artístico de los grandes paisajistas canarios, como Valentín Sanz y Gumersindo Robayna, la escultura de Fernando Estévez y la desolación de Cristino de Vera se muestran en «La Academia y el Museo», una celebración del centenario de la Real Academia Canaria de Bellas Artes.

Museo_Municipal_Sta_Cruz_de_TenerifeLa exposición se inaugura el jueves 17 de octubre, en la sede del Museo Municipal de Bellas Artes, en donde podrá contemplarse hasta el 31 de enero de 2014, y muestra parte de la obra producida en la Real Academia en sus últimos cien años, a partir de que el rey Alfonso XIII firmase en 1913 un Real Decreto de fundación de estas instituciones.

Las reales academias de bellas artes habían sido fundadas por la abuela del monarca, la reina Isabel II, en 1849, pero la revolución de 1868 interrumpió su normal funcionamiento.

Por ello la presidenta de la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel, Rosario Álvarez, consideró que esta exposición supone una ocasión «óptima» para que el público pueda descubrir los orígenes de una institución que ha tenido «luces y sombras» y ha sufrido «su paso por el desierto».

La historia de la Real Academia y del Museo Municipal son paralelas y durante su primera etapa el mejor resultado artístico fue la eclosión «de una espléndida escuela de paisajistas y retratistas en Tenerife, de gran calidad», y que lideró Nicolás Alfaro y Brieva, según reza en los paneles históricos elaborados por el académico Lothar Siemens.

La presidenta del Organismo Autónomo de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Clara Segura, coincidió en que para el centro supone «una gran oportunidad» para mostrar la exhaustiva pintura de los académicos, pues en el Museo Municipal se conserva una gran cantidad de fondos de los miembros de la Real Academia.

Los comisarios de la muestra, Gerardo Fuentes y Ana Luisa González, detallaron que las piezas están distribuidas en cuatro salas, que presiden los retratos de Isabel II y Alfonso XIII.

En las dos primeras se muestran los trabajos de los inicios de la Real Academia y la pintura fundamentalmente Nicolás Alfaro, el gran paisajista canario junto con Valentín Sanz, aunque este último no fue académico.

En las siguientes salas se exponen las obras de Lorenzo Pastor y Castro, el primer pintor canario que «separó» el paisaje del fondo de la pintura y lo convirtió en protagonista, además de autores como Teodomiro Robayna, hijo de Gumersindo Robayna -de quien se expone «La primera misa en Tenerife»- y que fue director del Museo Municipal de Bellas Artes.

El comisario Gerardo Fuentes precisó que las obras reunidas son también una muestra «del impulso de Santa Cruz de Tenerife» en el siglo XIX, cuando había «un esfuerzo muy potente» por querer equipararse a las grandes ciudades europeas.

Entre los trabajos expuestos se encuentran obras de Eduardo Tarquis, Ángel Romero, Francisco Borges Salas, Pedro Guezala y el académico fallecido este año Jesús Ortiz, de quien Rosario Álvarez subrayó su impactante forma de recrear la soledad humana.

Como excepción a la intención de la muestra de no exponer obra de autores vivos se sitúan la «Naturaleza muerta con violín» de Cristino de Vera y el «Torero» del escultor Miguel Márquez.

La última parte de la exposición es la recreación de un gabinete de trabajo semejante a los utilizados en el siglo XIX para enseñar dibujo y escultura, con modelos en yeso, litografías, grabados y herramientas originales ya que, recordó Gerardo Fuentes, las academias fueron las precursoras de las actuales facultades universitarias de Bellas Artes.