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Domingo ‘El Colorao’ pertenece a una generación de timplistas que dio un nuevo impulso al desarrollo del timple, desde que los primeros solistas (como el majorero Casimiro Camacho) empezaran a demostrar que el pequeño instrumento canario podía ser algo más que mero acompañante. Domingo ha defendido siempre un repertorio basado en las raíces, con ciertas incursiones en melodías latinoamericanas, pero con especial dedicación a la tradición folklórica isleña. Su cuidada técnica (dedicó años de su vida a estudiar guitarra clásica en París) y el nervio y la personalidad de sus impresionantes rasgueos, le convierten en uno de los más grandes intérpretes de timple de todos los tiempos. Podrán surgir nuevas generaciones más dotadas técnicamente, pero -más allá de su condición de pionero-  El Colorao es irrepetible.

Hace algunos años, Domingo nos ofreció un trabajo gestado al socaire de la mansedumbre íntima de las bodegas de su isla. Con el nombre de ‘Aulaga’, editó un trabajo en el que la espontaneidad de la parranda se plasmaba en todos sus matices, huyendo de la a veces fría perfección de los estudios de grabación.

JABLE CARTELEl pasado 8 de febrero tuvo lugar la presentación de su nuevo proyecto, bajo el título de ‘Jable’, esa arena omnipresente en la vida de los majoreros y conejeros, que está ligada a la tierra, pero que también vuela y se recompone para adoptar nuevas formas. Una buena alegoría del folklore.

Al igual que en ‘Aulaga’, el timplista ha logrado reunir a un numeroso grupo de solistas y músicos de varias generaciones y diferentes islas. Acompañado por el genial Juan Carlos Pérez, se rodea de más de una veintena de colaboradores, para ofrecer un espectáculo que reivindica la chispa y la personalidad de un pueblo que tiene mucho que contar a través de la tradición musical de sus intérpretes.