El sábado, 8 de marzo, celebramos un año más el “Día internacional de la Mujer”, y como cada año nos reuniremos en diferentes lugares de los municipios, para leer el consabido manifiesto de apoyo a la figura de la mujer.
Desgraciadamente, muchas mujeres han hecho de este día tan importante, una jornada meramente estética, donde adoptan la postura y el discurso que más les conviene, de cara a la galería, mientras hacen todo lo contrario de lo que predican
Curiosamente, cuando se habla de malos tratos a la mujer, tendemos a pensar que ese abuso lo sufre a manos un hombre. Pero con frecuencia ocurre que las mujeres somos acosadas y maltratadas por otras mujeres, sobre todo cuando éstas se aprovechan del poder que les otorga sus cargos para sojuzgar, perseguir y menospreciar a las demás.
Si la cara es el espejo del alma, a alguna dirigente política se le tendría que caer de vergüenza cuando llegan estas fechas, y se llenan la boca defendiendo los valores de la igualdad, mientras persiguen, acosan y maltratan a sus compañeras, y luego se colocan un lazo malva cada 8 de marzo, para hacerse la foto.
Que no quepa la menor duda que defiendo la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, asumiendo nuestras diferencias y siendo muy consciente de que muchos hombres apuestan y contribuyen a la igualdad.
Lo único que pretendo con mis palabras es que quede claro que el acoso a la mujer no conoce géneros, y la hipocresía tampoco.
Por Maribel Castro Melián