La prodigiosa batuta de Isabel Costes y el inigualable genio de Pepe Dámaso, junto a un elenco de actores, bailarines y músicos de primer orden, entre los que destacan la cantaora Mayte Marín, dan vida a Manuel de Falla en el centenario de la primera versión de El Amor Brujo 1915, en un espectáculo único y sorprendentemente transgresor

Isabel Costes, directora artística y musical

Isabel Costes, directora artística y musical

El 15 de abril de 1915 se estrenó la primera versión de El Amor Brujo, espectáculo ideado para poner de manifiesto las cualidades de la gran Pastora Imperio como cantaora, actriz y bailaora. El autor de la música y el director musical era de Manuel de Falla, los textos de María de la O Lejárraga, la dirección de escena Gregorio Martínez Sierra y la escenografía de Néstor Martín Fernández de la Torre.

Decía Falla: “Hemos hecho una obra rara, nueva de la que desconocemos el efecto que pueda producir en el público, pero que hemos sentido”.

Hoy, casi cien años después, queremos contribuir a la novedad y dar continuidad a la transgresión que impulsaron sus creadores. Artistas de diferentes ámbitos, se reúnen en el siglo XXI, para reflexionar y reinterpretar una obra que, creada a principios del siglo XX, mantiene intacto su interés: una música que no ha perdido vigencia; una escenografía que, desde una perspectiva actual, bebe de las fuentes de aquella creada para el estreno; y un texto que canta al amor y a la muerte, como principio de la vida.

Antonio Abdo y Pepe Dámaso en un ensayo

Antonio Abdo y Pepe Dámaso en un ensayo

La presentación del espectáculo El Amor Brujo 1915. Una mirada desde el Siglo XXI: de Néstor a Pepe Dámaso, responde a una necesidad de ofrecer toda la dimensión y entidad artística que contiene la obra de Manuel de Falla.

Así, la dirección artística ha diseñado un formato hasta ahora inédito que consiste en llevar a cabo una parte previa y original, con guión de la dramaturga Isabel Delgado, que pone en situación al público, evitando así la recurrente costumbre de completar un programa con otras obras que pudieran restar el protagonismo que El Amor Brujo merece.

Esta parte previa, con identidad propia y construcción puramente teatral, acerca el mundo del compositor Manuel de Falla y el mundo actual del artista Pepe Dámaso, heredero conceptual de Néstor, primer escenógrafo de la obra, mediante un paralelismo que va más allá de una mera confrontación entre ambos personajes. En definitiva, se pretende sumergir al público en el universo Falla y en el contexto de El Amor Brujo, que en la segunda parte del espectáculo actúa como motor y fuente de una visión actual, a la vez que fiel a los criterios que impulsaron su creación.

Por otra parte, durante el presente siglo no ha habido ninguna representación que evoque la puesta en escena de la primera versión tal como la concibieron sus creadores: un trabajo “coral” compuesto por cuatro personajes: Candela, el gitano, la gitana vieja y la gitanilla, una orquesta de tan solo quince músicos y una escenografía.

En esta ocasión, se cumple estrictamente con el mismo diseño, con una particularidad: el papel de Candela adquiere una doble dimensión. Por una parte la mejor cantaora de flamenco del momento, Mayte Martín, de reconocido prestigio e impecable trayectoria, asumirá la parte cantada, mientras que Lorena Matute, actriz canaria de gran proyección nacional e internacional, encarnará a la Candela que recita los textos y baila las danzas. Completan el reparto Daniel Tapia, en el rol del Gitano, y Pilar Rey interpretando a la Gitana vieja, además de estar al frente del movimiento coreográfico. Todos ellos bajo la dirección escénica de Nacho Cabrera.

Detalle de la Escenografía de Pepe Dámaso para el Amor Brujo

Detalle de la Escenografía de Pepe Dámaso para el Amor Brujo

La escenografía actual, creada por el artista plástico Pepe Dámaso, parte de una pequeña calavera que Néstor colocó en la esquina izquierda de la escenografía correspondiente al segundo cuadro, en 1915. Dámaso, en 2014, plantea una reinterpretación del objeto y coloca todo el Amor Brujo dentro de una calavera de más de ocho metros de altura, en cuyas cavidades oculares y base de la misma, se desarrolla toda la trama de la obra.

En cuanto a la orquesta, Falla tuvo que limitarse a una formación de 15 músicos por cuestiones de espacio en el foso del teatro. Aún así dotó a la obra del mayor grado de sonoridades y expresión que le permitió la plantilla. No obstante, era consciente de haber puesto en su punto, concentrando con pureza y una eficacia admirable, todos los recursos sonoros de los que, gracias a su imaginación y su metier en París, había llegado a ser maestro.

La formación orquestal designada para la ocasión es la Orquesta del Atlántico, en formación de cámara, bajo la batuta de la prestigiosa directora Isabel Costes, que es, además, directora musical y artística del espectáculo.

El Amor Brujo 1915. Una mirada desde el Siglo XXI: de Néstor a Pepe Dámaso es una coproducción de Artifex Proart y el Auditorio de Tenerife y cuenta con el patrocinio del Gobierno de Canarias.

 

ESTRENO

4 de mayo de 2014: Auditorio Adán Martín (Santa Cruz de Tenerife)

24 de mayo de 2014: Teatro Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria)

 

FICHA ARTÍSTICA

Orquesta de cámara: Orquesta del Atlántico.

Dirección musical y artística: Isabel Costes.

Dirección de escena: Nacho Cabrera.

Escenografía: Pepe Dámaso.

Coreografía: Pilar Rey.

Figurines: Pepe Dámaso.

Iluminación: Auditorio Adán Martín.

 

ELENCO

Candela 1: Mayte Martín (cantaora).

Candela 2: Lorena Matute (actriz y bailarina).

Gitano: Daniel Tapia (actor).

Gitana vieja: Pilar Rey (actriz).

Manuel de Falla: Antonio Abdo (actor).

Pepe Dámaso: Pepe Dámaso (artista).

 

INFORMACIÓN

“Una gitana enamorada y no demasiado bien correspondida acude a sus artes de magia, hechicería o brujería, como quiera llamarse, para ablandar el corazón del ingrato, y lo logra, después de una noche de encantamientos, conjuros, recitaciones misteriosas y danzas más o menos rituales, a la hora del amanecer, cuando la aurora despierta al amor que, ignorándose a sí mismo, dormitaba; cuando las campanas proclaman su triunfo exaltadamente».

                                                          María de la O Lejárraga (autora del libreto)