La gran necesidad de hacer algo en nuestras vidas con un sentido más profundo e integrado, se revela, muchas veces, como una necesidad frustrada y confusa. Vivimos en un sistema basado en la obtención de capital económico y este nos hace dependientes de sus productos, ritmos y fluctuaciones, con la inevitable consecuencia del agotamiento de los recursos naturales no renovables. Esta dependencia es una bestia que nos limita el deseo y la libertad.
Nacemos en una Era que aparentemente todo está hecho y listo para nuestro desarrollo, pero sabemos que esto es un engaño, una mentira camuflada por una falsa sensación de confort. En este sentir, tomamos conciencia de que carecemos de la posibilidad de liberarnos como seres, para vivir nuestra esencia, para ocupar nuestro tiempo primordial con algo que realmente tenga un sentido de totalidad. Creemos que esta libertad se puede encontrar trabajando el cambio en un@ mism@, pero necesitamos una guía para hacerlo. Hoy en día, a este tipo de guías las llamamos métodos alternativos. Nosotras la encontramos en la Permacultura.
La Permacultura nos da las herramientas necesarias para experimentar y actuar en la vida de forma armoniosa con un@ mism@ y con el entorno. Su ética, a modo de brújula, nos orienta en todos los pensamientos y acciones diarias. Los 3 pétalos de la flor que da forma a esta ética son: CUIDAR LA TIERRA, CUIDAR LAS PERSONAS y COMPARTIR LOS EXCENTES para lograr los 2 primeros. Al integrarlos en nosotr@s mism@s generan un cambio que nos afecta en la totalidad de nuestras vidas. Sus principios básicos, basados en la ecología de la naturaleza, nos proporcionan las herramientas necesarias para crear sistemas equilibrados, abundantes, respetuosos y permanentes. Se trata de una creación sin límites una vez que tengamos en cuenta la ética. El diseño, fundamental en la permacultura, consiste en la planificación, implementación y mantenimeinto de habitats humanos sostenibles y sistemas agriculturales.
Somos seres de la naturaleza, y la permacultura nos enseña a vivir como tal. Es un aprendizaje de valores hacia una consciencia más elevada y equilibrada con el ecosistema. Trata de integrar el ser humano en la armonía natural del entorno. Nos hemos apartado tanto de esto, que ahora necesitamos una pequeña ayuda para recuperarlo.
La Permacultura no es vista como una doctrina o una secta, solamente es una asociación de pensamientos, deseos y conocimientos para vivir una vida honesta con el todo, y también preservar y restaurar el capital natural para las futuras generaciones.
Formarse en Permacultura puede percibirse como la recuperación de los mecanismos de pensamiento, de acción y de instinto, conforme a la sabiduría ancestral, tal y como lo hace cualquier otro elemento de la naturaleza.
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