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27 de marzo de 2015, «Día Mundial del Teatro»:

Uno de nuestros días más queridos del calendario. Ese que nos recuerda y remueve, a todos los que amamos vivir otras vidas sobre las tablas, porqué nuestro corazón bombea de la forma y en el sentido que lo hace.

Este año, sorprendentemente, parece que la vida cultural en torno a este día bulle con algo más de intensidad que los últimos que hemos vivido… Más en consonancia con el sentimiento que compartimos todos, y que si en ocasiones no alcanza una mayor resonancia, no es porque los actores dejemos de proyectar: es porque no se nos permite hacerlo en los espacios que albergan el eco que merecemos.

Los espacios públicos abren sus puertas invitando al público a que llenen las salas de forma gratuita por un día, y también por un día, invitan a las compañías canarias a representar sus últimas propuestas… Esas que durante el resto del año cuesta tanto poder representar en condiciones en cualquier espacio público. Así, por un día, los gestores culturales se llenan la boca apoyando la cultura local y prometiendo hacerlo los próximos cuatro años, que no empiezan hoy, no… Empiezan en mayo. Y por fin, por un día, los teatros canarios viven su pequeña catarsis desde que se abren las puertas y suena el aplauso final, y cumplen el destino para el que fueron construidos: para albergar TEATRO, TEATRO CANARIO.

Y así, los actores seguimos interpretando la tradición, contando cuentos a cada vez mayor escala, pero con el mismo afán y fin que perseguimos desde que nuestra existencia levantó su telón por primera vez, y como diría Judi Dench en su manifiesto de 2010, «tenemos la responsabilidad de continuar la tradición de entretener, educar e iluminar a nuestro público, sin el cual no podríamos existir».

Y así, por un día, todo (casi) es como debería ser siempre: las autoridades políticas se jactan de apoyar al teatro y la cultura, sirviendo (que es su deber y no otro) al pueblo, cubriendo sus necesidades básicas de educación y cultura, alimentando el oficio de los profesionales y el alma de todos, asegurando que los individuos crezcan y no sólo envejezcan a su suerte… Los autores verían sus textos hacerse voz y carne, los directores y todos los profesionales contribuirían con su pasión y su talento a la magia de crear una obra de arte efímera, y los actores podrían hacer aquello para lo que han nacido: actuar.

Ojalá este mundo cambie sus dolorosas revisiones diarias de las tragedias griegas por obras que arrojen una luz más positiva, intensa y fructífera ante un futuro incierto, exprimido y deprimido por la sinrazón de unos pocos con poder sobre unos muchos. Ojalá nunca más veamos bajar el telón de cientos de vidas por la maldad o el error de quien toma los mandos… Ojalá el autor de este inmenso montaje confíe en la capacidad de sus intérpretes para salvar el destino de sus personajes… Y viceversa.

Como en toda gran obra, sólo será posible conseguirlo si utilizamos nuestras diferencias para complementarnos, no para alejarnos; como en todo gran montaje, sólo alcanzaremos el éxito si nos tomamos de la mano y trabajamos en equipo… UNIDOS.

Porque unidos somos más… Unidos, somos más fuertes.

Feliz Día Mundial del Teatro.

Lamberto Guerra,
Presidente de la Unión de Actores de Canarias.