La exposición se inaugura el día 24 de noviembre, a las 20.00 horas, con obras de varios artistas ejecutadas entre el siglo XVII y XX
La Casa de Colón inaugurará el próximo día 24 de noviembre, a las 20.00 horas, una exposición que recoge alguno de los bodegones más significativos realizados por distintos artistas entre el siglo XVII y XX, que se custodia en su rica colección de pintura.
La citada muestra, que permanecerá abierta hasta el día 10 de enero, descubre al público unos de los géneros pictóricos con más tradición en la historia de la pintura universal, mostrando una selección de obras de los artistas José de Arellano, Damián Nágera, Nicolás Massieu y Matos, Tomás Gómez Bosch, Carlos Luis Monzón, Jorge Oramas, Juan Guillermo, César Manrique, Gina Berndtson, Antonio Padrón, Baudilio Miró Mainou, Hermann König, Rubén Darío Velázquez, Pino Falcón, Juan Guerra y Luis Arencibia.
La exposición ‘El bodegón en la colección de la Casa de Colón’ puede visitarse en el museo dependiente de la consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, de lunes a viernes, de 10.00 a 21.00 horas; los sábados, de 10.00 a 18.00 horas y, los domingos y festivos, de 10.00 a 15.00 horas.
Si realizamos un pequeño paseo histórico-artístico por este recurrente género artístico vemos que a finales del siglo XVI, nace de manera paralela en las sociedades aristócratas y burguesas, cuando el resto de las categorías pictóricas ya habían conseguido su independencia. El siglo XVII fue el del triunfo del bodegón en casi toda Europa, para ya en el XVIII, continuar con fuerza con su carácter cada vez más decorativo y realista, abandonando las connotaciones religiosas y alegóricas. En el XIX, los movimientos realista e impresionista, en su valoración de la cotidianidad, lo revalorizan, para ya con las vanguardias del siglo XX, más interesadas en los valores estructurales de las formas que en su significado, generando una nueva y valorada expresividad.
En la muestra que se exhibe en la Casa de Colón, el tránsito desde el siglo XVII al XIX, se realiza mediante cuatro magníficas piezas, un bodegón con frutas y caza, de inicios del XVII y origen flamenco, donde la exuberancia, el dinamismo y el vivo colorido es fiel reflejo de una burguesía de comerciantes, que tiende al lujo y la ostentación; un cesto de flores del pintor José de Arellano (1665-1710), depósito del Museo del Prado, que recoge la rica herencia pictórica de su padre, uno de los grandes pintores de bodegones florales del barroco, Juan de Arellano. Bodegón con frutas y caza, del siglo XVIII, y Bodegón con frutas y hortalizas, de Damián Nágera, realizado en 1864, donde se hace patente la grandeza de un género y su valor decorativo.
Integran esta muestra obras de algunos autores nacidos en el siglo XIX, como Nicolás Massieu y Matos, donde su propuesta plástica crea una pareja de bodegones con pinceladas posimpresionistas; Tomás Gómez Bosch, con una paleta más sobria, con trasfondos pardo oscuros, pero con una descripción de frutas y flores minuciosa y colorista, o Carlos Luis Monzón y sus subyugantes composiciones.
Por otro lado, de entre los autores nacidos en el siglo XX, podemos destacar las formas planas y limpias, moduladas mediante el color y la luz, del grancanario Jorge Oramas con una pintura reconocible plena de misticismo; Juan Guillermo, dentro de su línea clásica, transmitiendo una profunda conexión con la tierra y sus frutos, presentados sobre blancos manteles enmarcados con sutiles paisajes, o la estética tradicional en la que podríamos insertar la obra de un joven César Manrique, en la que la maestría del dibujo y el dominio de las formas crean un bella composición fechada en 1946.
El resto de las piezas, realizadas entre 1948 y 1989, discurren en una dialéctica entre la tradición y la modernidad, plasmadas en diversos lenguajes visuales, en las que queda demostrado una comunicación de estilos, reflejo sin duda de la diversidad de opciones que aporta la segunda mitad del siglo XX. Del colorido y la herencia cubista de las composiciones de Gina Berndtson; la apuesta por una estética propia de Antonio Padrón y la esencia sobria del realismo de Baudilio Miró Mainou, a las nuevas formas de expresión que retuercen, transforman, reinterpretan y magnifican la esencia del bodegón, que nos proponen Hermann König, Rubén Darío Velázquez, Pino Falcón, Juan Guerra o Luis Arencibia.