jose-manuel-trujilloTrabajar entre la comedia y el drama es un regalo. A mí, además, me gusta mucho el drama, aunque igual el público canario no está muy acostumbrado a este género.

Interpreto varios personajes en Corredera; parece que los directores me lo han querido poner un poco complicado –se ríe-, pero ahí está el reto y espero terminar feliz por haber hecho un trabajo lo mejor que he podido.

Sinceramente, creo que la obra es buena y bastante interesante.

Este teldense afirma que “vivo en la zona de La Barranquera, y según me ha contado mi madre, por ahí estaba uno de los refugios del Corredera, y también le he hablado de lugares que se citan en la obra y ella los conoce”.

No creo que el Corredera fuese un héroe ni una víctima. Cuando una persona muere de la forma en que lo hizo Juan García, al igual que cuando hay una guerra, no hay buenos ni malos, sino es el sistema el que falla.

He tenido la gran suerte de haber trabajado con Profetas hace años en la comedia de época ‘La boda de los pequeños burgueses’, que llevamos incluso a Madrid. Fue fantástico, un trabajo de muchos actores, que lo pasamos muy bien.

Estrenar en el Cuyás significa actuar en uno de los grandes escenarios de Canarias, lo cual es un orgullo, porque supongo que nuestro trabajo se verá respaldado por mucho público.

Del elenco solo desconocía a Abián, con el que voy cogiendo confianza, que es importante para este tipo de trabajos, tan humanos. Espero ganar mucho con él. Y del resto, ¿qué decir? Yanara Moreno es maravillosa, una actriz profunda; Carmelo Alcántara es un veterano polifacético del que puedes aprender mucho, y Miguel Ángel Maciel, con quien trabajé en ‘Hamelin’, es un maestro”.

Profetas, en este caso Juan Ramón Pérez y Fernando Navas, porque Carmelo está sobre las tablas, son dos personas que te dan mucha libertad y con las que vas construyendo según pasan los días. Les gusta ir al grano desde el principio, por lo que debes dar el callo desde el primer ensayo.

Los espectadores deben ir a vivir un drama que ocurrió aquí. Sinceramente, yo no pensaba que se podría hacer algo, teatralmente hablando, para llevar a la escena la historia del Corredera. Los sentimientos van a aflorar; habrá mucha sensibilidad.