Hace unos meses las redes, sobre todo en Canarias, ardían por unas penosas declaraciones de los dos comisarios de la exposición «Pintura y Poesía. La tradición canaria del siglo XX, Fernando Castro Borrego y Andrés Sánchez Robayna», en las que justificaban la escasísima presencia de mujeres en su exposición (de 37, solo 3) porque, a su juicio, “no hay nivel” entre las féminas canarias.
El Gobierno de Canarias, que patrocinaba la muestra, pidió que se rectificase cuando se inaugurase en Gran Canaria, después de mostrarse en el TEA con solo tres mujeres (http://www.laopinion.es/cultura/2017/10/11/cambios-exposicion-discordia/815959.html). Si fue por una cuestión de imagen o por convicción, quedará en el misterio.
Pero lo cierto es que el Gobierno de Canarias llega tarde en materia de igualdad de nuevo. Ahora no ha tenido tanto bombo, porque sigue naturalizado en nuestra sociedad. Se trata del Festival Internacional de Música de Canarias que, en su 34 edición, no cuenta entre los protagonistas de su programación con ninguna mujer que no ejerza un rol que solo pueda hacer una mujer (como soprano o contralto -y sí, es cierto que esta tesitura la puede alcanzar un contratenor, pero hablo de rol). Ninguna. Son todos directores, solistas, y compositores hombres. Así se sigue meticulosamente con la corriente actual en la música clásica. Lo mismo ha pasado en la última programación de la orquesta de RTVE o en el concierto de Año Nuevo, donde en la Orquesta Filarmónica de Viena, esa tan importante y querida por los melómanos, solo había 7 mujeres, y pocos han alzado la voz en señal de protesta. Y cuando hay que hablar de mujeres no cantantes, muchas veces las solistas se topan con titulares como este (https://www.elespanol.com/cultura/musica/20170321/202480028_0.html), en el que se nombra antes la “raja de la falda” que llevaba que la interpretación.
Pablo Heras-Casado Javier Perianes, Dalibor Karvay, César Álvarez, Alexey Zelenkov, José Coronado, Guillermo García Calvo, José Carlos Plaza, Pinchas Zukerman, Alexei Volodin, Iván Martín, Víctor Landeira, Sergey Plyusnin, Miguel Ángel García Cañamero y Eduardo Raimundo coronan el programa. Salvo la mezzo Polina Shamaeva, solo encontramos mujeres entre las instrumentistas de cada agrupación, algo más saneadas que la Filarmónica de Viena.
Hombres, hombres everywhere. Sí, también en las notas al programa -al menos hasta donde sabemos aquí (si tienen noticias de alguna mujer que haya escrito notas al programa, háganoslo saber, por favor). Y también en las charlas previas al concierto, práctica que comenzó el año pasado. La musicóloga que se encargaba de ellas, Marina Hervás, ha sido sustituida por el aclamado Fernando Palacios, por Daniel Roca, Víctor Landeira, José Luis García del Busto o Leandro Martín. Y no será porque falten buenas musicólogas en Canarias, que cuenta, por ejemplo, con la que fuera Presidenta de la Sociedad Española de Musicología, Rosario Álvarez. El nuevo Director del Festival también es un hombre, Jorge Perdigón. Solo quedan las mujeres detrás, trabajando desde las bambalinas en prensa, administración, gestión. Calladitas y que no se las vea mucho.
Hagamos un ejercicio. Nómbreme a cinco solistas (no cantantes) mujeres, a cinco compositoras y a cinco directoras. No puede, seguramente. Es sintomático. Las mujeres en la música clásica siguen experimentando el exilio al que fueron recluidas en siglos anteriores. Solo los más interesados por la música clásica conocen nombres como Amy Beach o Ethel Smyth. A algunos les suenan Fanny Mendelssohn o Clara Schumann, pero quizá más por los lazos familiares con sus maridos de renombre. Solo a los que, además, les interesa la música contemporánea, conocen bien a Rebeca Saunders, Kaija Saariaho (que fue considerada como hombre por el Liceu de Barcelona en una de sus entradas publicitarias en las redes) o Sofia Gubaidulina. ¡Ah! ¿y saben que también hay mujeres compositoras en Canarias? Milena Perisic, Laura Vega, Dori Díaz-Jerez, Hara Alonso, Raquel Cristóbal, Lourdes Díaz Herrera, Lourdes Suárez Correa, Gloria Isabel Ramos Triano; o las pioneras, Emma Martínez de la Torre, Teresa Saurin Gras, Carmen Martinón Navarro, Blanca Báez de Silva.
El Gobierno de Canarias, otra vez, llega tarde. Y, para un Gobierno que se considera democrático, el igual acceso y la visibilidad equitativa debería ser un compromiso fundamental. Ustedes sabrán de qué lado están. No digan cosas como “ay sí, hay que ponerse las gafas lila”. No se agota el problema con programar mujeres y quedarse tan tranquilos. Hay que hacer que los nombres que he dicho más arriba sean patrimonio de cualquier músico, que no nos cueste trabajo nombrar a mujeres en cualquier profesión, que no haya que hacer un “esfuerzo extra” (como ponerse las malditas gafas) para que las mujeres tengan, por fin (que ya toca), un lugar en la historia.
Al ser mencionado en el artículo, y para hacer honor a la verdad, me consta que sólo me proponen participar en las charlas previas a los conciertos como segunda opción después de ser declinado el ofrecimiento por dos mujeres a las que previamente se había propuesto participar. Y para añadir algo más de información, parece ser que estas charlas son una colaboración con la SGAE y que la Sociedad seleccionó entre sus socios (y socias, obviamente).
Por supuesto, echo mucho de menos (entre otras muchas cosas!) la magnífica labor de Marina del año pasado, a la que espero llegar a acercarme.