EFE.- Aissa es una joven camerunesa que trabaja en una ong en Canarias, ayuda a inmigrantes, es modelo y bailarina gogó. El director cubano Rolando Díaz lleva su vida al documental para que el espectador se vea a sí mismo, a sus conflictos y no simplemente la historia «de otra africana más».

Aissa‘Los caminos de Aissa»‘ es un ‘docudrama’ que se estrena el 28 de octubre en La Laguna (Tenerife), y al día siguiente en Las Palmas de Gran Canaria, y en el que Rolando Díaz muestra la vida cotidiana y conflictos familiares de una veinteañera, Aissa Mado Diop, que rehuye del tono sensiblero o de lástima con el que, a veces, se relata la inmigración.

Aissa llegó a España siendo niña junto a su madre, Amina, con la que viajó ‘por avión’ a Asturias y luego pasó a La Gomera para posteriormente fijar su residencia en Santa Cruz de Tenerife, explica el cineasta en una entrevista a Efe.

Uno empieza viendo la película de una joven negra inmigrante pero al final termina siendo la vida de cualquier persona con un conflicto familiar muy intenso.

Los desencuentros de Aissa y su madre, que es el eje que mueve la historia, señala Díaz, que ha escrito y dirigido más de veinte documentales y ocho largometrajes.

Aissa ‘se busca la vida en momentos de crisis como todos nosotros’ y hace ‘muchísimas cosas, trabaja con niños en Aldeas Infantiles, es voluntaria de Cruz Roja, baila como gogó y es modelo fotográfica y de ropa. Tiene muchos deseos de salir adelante en la vida’.

Ese ímpetu por abrirse camino no impide que Aissa reconozca abiertamente en la cinta que ha intentado suicidarse en cuatro ocasiones y que ha tenido experiencias traumáticas, como un aborto y su conflictiva relación materna.

Para ella fue duro recrear su vida, admite Rolando Díaz, afincado en Canarias desde que rodó en 1992 «El largo viaje de Rústico», pero primero el cineasta llegó «a un acuerdo» con Aissa para «querer contar su vida desde una estructura creativa».

«Ella tiene la aspiración de bailar algún día en una compañía importante de danza africana. Es uno de sus sueños, y al mismo tiempo colabora con Cruz Roja porque tiene esa deuda con África, y conoce a africanos que emigran a Europa y que le hablan de su propia vida», precisa Díaz.

Para ello el autor de «Melodrama», que fue seleccionada por el Forum de la Berlinale, filmó en espacios abiertos de la capital tinerfeña, La Laguna, Arona y Adeje, en rastros y calles, mientras que las escenas de interior están rodadas casi íntegramente en la casa de Aissa en Santa Cruz.

Son historias de inmigrantes en una película «muy canaria» que ofrece una visión cosmopolita de las islas y en la que todo gira alrededor de la lucha de una madre y una hija, que se atraen y repelen y siempre se reencuentran.

«Algo que aprendí en el cine de ficción es a intentar mirar hacia donde poca gente mira», confiesa el cineasta natural de La Habana, quien sólo introdujo como «licencia» en el documental el «poner a pintar» a Aissa, alguien a la que apasiona el arte en todas sus vertientes y que además baila una coreografía africana.

La gran ilusión del creador cubano es que los espectadores que vean «Los caminos de Aissa» no «pongan una lupa para ver a una negra africana que llegó a Europa, sino que se vean a ellos mismos, que de repente una sueca o un asiático la vean y digan «esa soy yo, esa es mi vida, ese es mi conflicto».

La mirada que proyecta el documental es que «todos somos habitantes del planeta», pues «al principio ves una muchacha negra con una belleza particular de espíritu y de alma y con ganas de vivir, con mucha fuerza».

Aissa no ha visto el documental por deseo de Rolando Díaz, que le ha pedido que «aguante y la vea con el resto del público», y el director apunta que la cinta ha tenido un proceso problemático por falta de recursos e incidentes personales que le llevaron a replantearse la historia.

‘Los caminos de Aissa’, producida por Luna Llena Producciones y Ventura Films, cuenta además con ayuda de Canarias Cultura en Red -del Gobierno autonómico- pero Rolando Díaz cree que rodar ahora un proyecto similar «sería casi imposible».

Sin embargo, el director apunta que nada le complace tanto «como volver al ruedo» y por ello ya proyecta una historia sobre la emigración de mujeres chinas desde Cuba a Estados Unidos, lo que produjo, entre otras consecuencias, la comida china y criolla que se promociona en español en Nueva York con platos como el arroz frito chino a la cubana.