Sandra Herrera dio sus primeros pasos en la confección de prendas de vestir y es, a partir de los dieciocho años, cuando toma contacto con el cuero. A los veintitrés ya había obtenido el carné de artesana en marroquinería, actividad que desarrolló durante unos años. Posteriormente, tuvo que renunciar al oficio de forma profesional, ya que no podía subsistir de ello, y continuó formándose en otras artes como la peluquería, el patronaje industrial y la confección de ropa de baño. Más tarde volvió a sus orígenes y a desarrollar su labor profesional dentro de la marroquinería y “con bastante éxito”, ya que según comenta esta artesana “el cuero está de moda”. Aprendió el oficio de buenos artesanos que vivían de sus trabajos y también de forma autodidacta, pues nunca ha dejado de investigar, de buscar y descubrir nuevas formas y hechuras, sirviéndose de los conocimientos adquiridos en los cursos de patronaje y confección de prendas de baño.
En sus trabajos inf luye “la ilusión de hacer ese modelo nuevo que se te ha ocurrido, claro que la demanda y el gusto de la gente también es importante, la moda actual y callejera…, que los materiales con los que trabajo sean siempre de buena calidad y novedosos como puede ser las pieles con print animal, herrajes y fornituras que dan un buen acabado a los trabajos”.
El proceso creativo comienza con la idea, la inspiración, que después salta al papel, el patrón donde plasmar la idea para posteriormente transportarla a la materia prima, en este caso la piel y con ella, finalmente, obtener el nuevo diseño. Y en referencia a las técnicas empleadas afirma que, “aunque muchas se mantienes es casi inevitable que todas evolucionan”.
Con respecto a los materiales empleados “son a veces ellos mismo los que me dan la idea o inspiración”. Sandra Herrera suele usar en la elaboración de sus piezas muchos remaches, aros y hebillas metálicas que, en combinación con el cuero, tiene bastante aceptación. “Me gusta transportar las tendencias de la moda a mi estilo personal”.
Para esta artesana, radicada en Candelaria, su profesión es su vida con la cual disfruta en cada momento de su trabajo “ser artesana es la satisfacción y el placer de poder crear mis propias cosas”. Se considera una auténtica privilegiada de poder vivir de su trabajo hecho arte.