BENITO CABRERA | VA POR EL AIRE

Cuando se visita la catedral de la riojana localidad de Santo Domingo de La Calzada, llama la atención la presencia en el templo de una jaula con un gallo y una gallina vivos. Los curiosos animales sirven de recordatorio de uno de los milagros que –según la leyenda- obró el fundador de la localidad, Domingo García.  La leyenda cuenta la ejecución injusta de un peregrino del Camino de Santiago y cómo salva éste la vida por intermediación del santo. El corregidor que le condenó acaba porfiando el milagro y asegura que el muchacho estaría tan vivo como el gallo y la gallina que él se disponía a comer. En ese momento, los animales saltan del plato y se ponen a cantar. Desde entonces, el adagio popular más escuchado en la localidad es: Santo Domingo de la Calzada /donde cantó la gallina después de asada.

En Canarias, un resquicio de esta leyenda arraigó en forma de género folklórico. Conocido como el Santo Domingo, se canta y baila en Tenerife (habitualmente acompañando al Tanganillo y al Tajaraste), en Gran Canaria, La Palma, El Hierro y La Gomera. A excepción de la versión herreña, que viene a ser uno de los toques con los que se acompaña a la Virgen de los Reyes en su Bajada, el resto hablan del santo riojano, en la conocida estrofa de: Santo Domingo de la Calzada / llévame a misa de madrugada.

La variabilidad musical se aprecia en las diferentes islas, así como la incorporación de estrofas que se han ido sucediendo con el paso de los años. Destacamos la versión que grabara la solista África Alonso, en cuya letra se encuentra acaso el vestigio original que alude al milagro de las gallináceas: Paloma blanca/ pluma amarilla / tú me das muerte / yo te doy vida.