Últimamente, he tenido el gusto de asistir a diversos eventos culturales en Canarias. Todos ellos muy diversos: algunos me han gustado más y otros quizá no tanto, pero gustos personales a un lado, varios de ellos me han llevado a una misma conclusión: hay dos “C” que, a veces, pueden resultar difícilmente aunables: la “C” de Cultura y la “C” de Canarias.
Y no porque en Canarias no haya un potencial cultural considerable, que lo hay y mucho, sino porque a los canarios, en ocasiones, nos “cuesta” creernos que ese potencial realmente existe.
Somos consumidores a granel de lo que nos viene “de fuera”, pero ¿y lo que se produce aquí? Lamentablemente, no es inusual asistir a conciertos, proyecciones cinematográficas, presentaciones literarias o exposiciones que llevan la marca “hecho aquí”, y que el público asistente no alcance ni a llenar media sala… No digo con esto que todas las manifestaciones culturales de nuestras islas corran la misma malandanza, triste sería decirlo, sólo digo que se nota demasiado cuando el músico, el escritor, el monologuista o el artista en general, “viene de visita”, y cuando no.
Por supuesto, el tema cambia cuando se logra un cierto éxito fuera de las islas y se regresa a ellas. Quizá sea cierto eso de que nadie es profeta en su tierra o, al menos, no al principio…
Pero en cualquier caso, un refrán (canario) incompleto (para no ofender la sensibilidad de nadie por cómo sigue) titula esta entrada, y es que bien podría resumir esta situación, en la que no podemos quejarnos de que no se incentive nuestra cultura si no la demandamos tal y como se merece.
Jeniffer Castañeda García
Escritora y autora de la novela “Por una cabeza”
www.porunacabeza.es
Foto de echiner1: http://www.flickr.com/photos/decadence/1602969740/in/set-72157605908786427/