Ha sido siempre un tema de gran interés y fascinación. A diferencia del masculino, visible por la eyaculación de semen, el orgasmo femenil carece, algunas veces, de señales evidentes que prueban la obtención-realización del orgasmo. Es quizás por eso que ha sido tan misterioso y reservado para los humanos. Diferentes mujeres experimentan distintas sensaciones, intensidad y duración, por lo que es difícil detallar el orgasmo femenino.
La culminación del acto sexual debe ser un momento extremadamente placentero al que no debe renunciar ninguna de las dos partes implicadas en el juego amatorio. Sin embargo, a menudo las mujeres se ven privadas de esta satisfacción.
Anaïs Nin revelaba en su Diario “todo el misterio del placer en un cuerpo de mujer reside en la intensidad de la pulsación justo antes del orgasmo… La bolsa del éxtasis estalla con más o menos energía; cuando alcanza su paroxismo, llega a cada parte del cuerpo…”
…Flotábamos en un mundo oscuro de carne, sintiendo vibrar sólo esa carne suave, y cada contacto era un placer. Me asió de las caderas y me atrajo hacia sí. Temía lastimarme. Separé las piernas. Cuando introdujo el pene me dolió, pero el placer era mayor. Había una zona exterior dolorida y, en lo profundo, placer por la presencia de su miembro moviéndose allí….
Delta de Venus, Anaïs Nin
Nació Anais el 21 de febrero de 1903 en Francia. Escritora estadounidense, nacida de padres cubano-españoles. Después de haber pasado gran parte de su temprana infancia con sus familiares, se naturalizó como ciudadana norteamericana.
Un diario escrito a lo largo de toda una vida, más de treinta y cinco mil páginas, que por primera vez nos descubre sin tabúes a la mujer moderna, a la Anaïs Nin que se asoma sin vértigo al siglo XX. Testimonio de una mujer apasionada, auténtica, explosiva. Casada con el banquero neoyorquino Hugo Guiler quien permitió todos sus desenfrenos lujuriosos; amante de Henry Miller y de su mujer June Edith Smith. Se exhibe desnuda, feliz, sin complejos, amando a la vez a Henry y a June. June es mi aventura y mi pasión, pero Henry es mi pasión. Esa Anaïs Nin que recurre a la emociones para embellecer la vida, que sabe rodearse de talento y se entrega al amor sin displicencia…
Los diarios de Anaïs Nin (1934-1975) tienen por temas básicos: el yo, la feminidad, la neurosis, la libertad, las relaciones interpersonales y la confluencia del arte y la vida.
Llegó a decir: «durante mi vida no hubo ningún escritor ni editor que diera un solo paso para prolongar mi vida o revelar mi obra». En efecto, estas palabras fueron proféticas, pues aunque al aparecer el primer tomo de sus diarios, Anaïs recibió cierta acogida, sobre todo entre mujeres que veían su yo reflejado en el texto, la escritora alcanzó fama rayana en la histeria después de su muerte, en Los Ángeles, California, en 1977.
Blog-rosariovalcarcel.blogspot.com; www.rosariovalcarcel.com
Foto de Juliana Coutinho: http://www.flickr.com/photos/ngmmemuda/6940148192/
«Diferentes mujeres experimentan distintas sensaciones, intensidad y duración, por lo que es difícil detallar el orgasmo femenino.». Si cambiases el termino «diferentes mujeres», por el de «diferentes seres humanos», seguiría siendo verdad. La simplicidad con la que se ha abordado, sistemáticamente, el orgasmo masculino, se puede entender como resultado de una humanidad acomplejada por los malos tratos sociales y personales contra la mujer, y como parte del rechazo a un inhumano y desgraciadamente recalcitrante machismo, pero una mentira no va a convertirse en verdad solo porque sea útil a alguna corriente legítimamente revanchista. Intentar relegar el orgasmo masculino a su genitalidad es una visión empobrecida, simplista, vulgar y parcial de la realidad y, en todo caso, sea de lo que sea resultado, una mentira. Supongo que todos los seres humanos, mujeres y hombres, tenemos aspectos comunes, y que ello incluye aspecto parciales de nuestros orgasmos, pero, a partir de ahí, cada cual tiene los suyos, y, por lo que a mi respecta, siempre he tenido la idea de que son muy personales y diferentes, no los de los de los demás, que lo doy por seguro, sino de los míos propios. A mi generación le costó mucho deprenderse de que las relaciones tenían que ser «de duración mínima determinada» para conseguir supuestos determinados «objetivos», y me da que, desgraciadamente, en el camino de esa «capacitación», no todos han conseguido asumir que lo principal en el amor y en el sexo ha sido, es, y será, la emoción, (aparte de los «eventos subyacentes» que, por mucho que intentemos obviarlos van a permanecer). Supongo que será cada mujer y cada hombre,(o su propia naturaleza y circunstancias), quien decidirá, que órganos y sentidos se comprometan en su sexualidad cada vez en forma y equilibrio diferente aunque puedan ser parecidas. Gracias por el blog, y por ese el escrito concreto, está muy interesante. Saludos.