Juan Diego, uno de los actores más veteranos de la escena española, actuará a las 20.30 horas de mañana sábado en el Teatro Guimerá, donde representará el monólogo ‘La lengua madre’, escrito por Juan José Millás y dirigido por Emilio Hernández. La obra se centra en la importancia del lenguaje, en la fuerza de las palabras y en su misterio: ¿por qué se utiliza una palabra y no otra para nombrar los objetos? El origen del monólogo son unos textos de conferencias del escritor que le llegaron a Juan Diego a través de un amigo. Vio que había material para una función y habló con Millás para adaptarlo al lenguaje teatral. En palabras del actor, “el monólogo está lleno del humor surrealista tan propio de Juan José Millás”. En la obra se habla de la manipulación del lenguaje, especialmente a través de los medios de comunicación, y de su utilización como instrumento de información, aunque su verdadera importancia está en su capacidad de comunicar.  Millas dice al respecto que “las palabras son el único tesoro que es patrimonio de todos porque lo hemos construido entre todos. Y eso significa que todos y cada uno de nosotros somos coautores, por ejemplo, de El Quijote”.

En el texto queda patente que el deterioro del lenguaje hace que nos empobrezcamos como seres humanos. Nos invita a reflexionar sobre lo subjetivo, la realidad de la crisis, el lenguaje impuesto por los bancos y los gobiernos y el sentido de la vida en general.

En ‘La lengua madre’ Juan Diego crea un personaje entrañable y tierno que nos hará sonreír y llorar. Encarna a un despistado profesor de literatura de un instituto cualquiera que ama profundamente su profesión, al tiempo que está muy al tanto de las nuevas tecnologías y de las redes sociales. En un momento dado deja de lado los papeles de la conferencia que está pronunciando y comienza a recordar en voz alta la primera vez que oyó una palabra. Esa palabra le lleva a otro recuerdo, y éste a otra idea relacionada.

La representación de mañana forma parte de la programación del Organismo Autónomo de Cultura (OAC) del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, que preside la tercera teniente de alcalde Clara Segura. Las entradas, al precio de 20, 18 y 15 euros se pueden adquirir en la taquilla del Teatro Guimerá hoy viernes, de 11 a 13 y de 18 a 20.00 horas, o mañana sábado en horario de tarde. También se pueden comprar llamando al teléfono 922.609.450 o a través de la página web www.teatroguimera.es. Las personas que tengan el carné de “Amigos del Guimerá” podrán beneficiarse de un descuento del 20 por ciento, siempre que adquieran sus localidades en taquilla o por teléfono.

Escena  de LA LENGUA MADRE

‘LA LENGUA MADRE Y LA IMPORTANCIA DE LAS PALABRAS’

El autor del texto, Juan José  Millás” explica de la siguiente manera como surgió este monólogo:

“De un primo lejano nuestro se decía en la familia que era amorfo. Un día estaba yo ayudando a mi padre a arreglar la cisterna del retrete cuando se me ocurrió preguntarle qué quería decir aquella palabra, amorfo. Recuerdo que emergió de debajo de la taza del retrete con el pelo desordenado y dijo: -Pues una persona sin personalidad.

Yo me quedé pensando un rato y al final le pregunté si una persona sin personalidad era lo mismo que una mesa sin mesalidad, lo que no me cabía en la cabeza, o una sartén sin sartenidad, lo que tampoco me parecía posible. Mi padre volvió a asomar la cara con expresión de lástima y dijo: -¿Tú eres idiota o qué?

No volví a preguntarle ninguna duda lingüística, aunque las dudas lingüísticas eran, junto a las religiosas, las que más me torturaban. No comprendía, por ejemplo, por qué al pronunciar la palabra “rata” veía dentro de mi cabeza una rata mientras que al pronunciar “ra” no veía media rata. Tuve una relación muy conflictiva con la lengua madre, muy intensa también, pues ciertas dificultades de pronunciación que todavía arrastro hacían que las palabras, dentro de mi boca, parecieran objetos, más que sonidos. Las masticaba o las ensalivaba como si fueran un dulce y lo cierto es que para mí tenían sabor, olor, color, textura. Algunas palabras eran duras como piedras y otras se deshacían como la espuma al contacto con la lengua. De otro lado, enseguida advertí también que una palabra podía arreglarte el día o estropeártelo porque había palabras que curaban y palabras que mataban, palabras que te hacían reír o que te hacían llorar, palabras que te adormecían o que te provocaban insomnio. Descubrí con asombro que las palabras dirigían la vida de los hombres, ya que, lejos de conquistarlas, según creíamos, eran ellas las que nos colonizaban. En gran medida, estamos hechos, o deshechos, de palabras. De esa extrañeza frente a la lengua nacería, muchos años después, este monólogo que trata de eso, de lo raro que es hablar o ser hablado”. (Juan José Millás)